El canon de los cojones

Tengo amigos que no han comprado un cd de música desde hace años, que ven todos los estrenos sin pasar por una sala de cine, que no han comprado nunca software, ... ¿sigo? Estos paisanos no pagan derechos de autor, mejor dicho, no pagarían si no fuera por el canon.

También tengo amigos que compran cd´s donde almacenan sus apuntes de la universidad, su declaración de la renta, o cosas que escriben por su cuenta (como el back up de éste blog por ejemplo), o simplemente contenidos que ponen en los medios y que les gusta guardar para verlos de nuevo más tarde. Estos otros paisanos sufren un robo cada vez que compran un disco duro.

En mi oficina hay una impresora por cada veinte o treinta personas, y faxes, y discos duros a punta de pala, y un montón de cacharros electrónicos a los que quieren aplicar el canon sin que jamás una hoja con copyright haya pasado por ninguno de ellos. Hablaré con la directora financiera a ver cómo contabilizamos el canon. ¿Cómo gasto? ¿cómo pérdida de valor? ¿Cómo reintegro? Se admiten consejos.

Sinceramente, yo tampoco tengo la receta mágica. Lo del canon es una mierda de solución, pero alguna solución habrá que poner ¿no? A nadie se le escapa que el compositor, el escritor, el fotógrafo o el cineasta no curran por amor al arte, pero tampoco que yo no tengo la culpa de que no sepan cómo cobrar por su trabajo.

El Estado no está para esto. Creo yo. Y si lo está, pues que nos ayude a cobrar a todos, que a mí cuando alguien me deja un impagado no viene el Estado a devolvérmelo. He dicho.