¡Enganchados!

Esta semana he comprado una impresora, de éstas que pueden imprimir fotografías y además escanear. Nunca había sentido la necesidad de tener impresora en casa y mucho menos escáner, pero …, me ha dado por ahí.

Aprovechando la reflexión sobre la adquisición del citado aparato, me ha dado por echar la cuenta del número de dispositivos más o menos electrónicos que poseo. Me salen 27. Si me lo hubieran dicho hace unos minutos me hubiera parecido una barbaridad, pero tras listarlos los números cantan. El mero hecho de contarlos hubiera sido un trabajo poco productivo así que vamos a ver si saco alguna conclusión:

  • Sí, son muchos, sobre todo teniendo en cuenta que en esta casa sólo vivimos dos personas, que no tenemos lavaplatos, y que usamos una cafetera de las de toda la vida y un exprimidor manual.

  • Trece de ellos están continuamente conectados a la red. Y yo que me creía ecoalgo.

  • Quince de los ventisiete son usados diariamente. Anda que, si va a ser que soy cacharroadicto.

  • Esta tribu de aprendices de robot pueblan principalmente la cocina y el salón-comedor, mientras que no hay ninguno en mi dormitorio. Bien, bien un reducto a salvo de esos bichos.

  • Por culpa del recuento, un par de ellos se han ganado el matarile. ¡Si es que no he usado el vídeo ni el DVD en todo el año!. Al trastero con ellos.

Y es que, es verdad que las casas siempre estuvieron llenas de trastos (qué obsesión con no tirar nada, oye), pero lo curioso es que ahora son cacharros electrónicos, muchos de ellos obsoletos, pasados de moda, o simplemente producto de algún afán comprador que nos sorprendió con la guardia baja. Y claro, luego nos quejamos de que la casa parece pequeña, y de que la factura de la luz es alta, no te fastidia, ¡con tanto habitante de silicio dentro!. Pero, qué se le va a hacer. Estamos enganchados, o mejor dicho, conectados, ¡ya no podemos vivir sin ellos!.