Acompañada de tres de las ilustraciones y nueve de los poemas que conforman Preguntar el aire, Alfonso Chase publicó esta reseña el pasado sábado 13 de setiembre en La Prensa Libre:


Germinal

Año II No. 83
Alfonso Chase

Byron Espinoza (1979), es tan joven como la vida misma renovándose y su biografía se reduce a intentarla vivir con plenitud. Y al haber editado antes varios libros de poemas que, de alguna manera, exponen su deseo de irse transformando alrededor de su palabra, manifestando una labor de auténtico poeta, conforme supera los diferentes textos hasta casi ya ser él mismo, despojado de influencias, o límites retóricos, que lo puedan encerar en generaciones o sectas, aunque en su bibliografía, que no biografía, admite pertenecer al extraño grupo: Subterráneo Gremio de Escritores, que puede bien ser una fantasía o, simplemente, una licencia poética.

Su poesía es cálida y libre. Parte de postulados ignotos donde el surrealismo se hace presente pero permanece anclado, en buena hora, a la realidad circundante al poeta, lo cual le hace crear belleza, acción, ingenio y esa ternura en donde los poetas, relativamente jóvenes, aceptan emocionarse para darle unidad a la mente, buscando la perfección de decir lo que se siente y no sólo lo que percibe. “Preguntar el aire”, extraño y bien dispuesto título de su último libro, nos sirve para preguntarnos, nosotros, quién es este poeta y el por qué de su propuesta, que denota la madurez que se le advierte, pero sin dejar de lado esa parte del todo esencial que encontramos en el eco de indagación, de pregunta, que se revela en la mayoría de los poemas de este libro. Y que se responde el lector con los elementos que le ofrece el escritor, que de sucesivas maneras uno va encontrando para preguntar, no sólo al aire, sino a la vida, a los objetos, a los espejos, a los muebles en reposo o animados, el sentido del estar allí, e incorporarse al poema y ser con él la sustancia activa de escribir. El elemento más hermoso este libro es el saber escribir con el cuerpo, con la sangre, con el ánima vital, y trascender los límites formales de la literatura para crear el poema, con una percepción que incorpora la inteligencia, el oficio, la búsqueda y amor por el arte de la poesía. La edición es bella. Pulcramente editada, con fantasiosas ilustraciones de Julissa Morales, hecha una, y consustancial, con la materia verbal del libro.

Uno de los mejores libros que se han publicado este año. Un poeta que sobresale por sí mismo. Hecho uno con el aire que flota, más allá de su inasible sustancia.

Y con una concisa e inteligente presentación de María Bonilla