Ruido

la tele, el restaurante, el tráfico, te llenan la cabeza de estridencias. La ciudad, en general, es un guirigay de sonidos que se amontonan unos sobre otros para atontarnos el cerebro.

Llega un momento que uno se inmuniza y asume este torrente de decibelios como si de un murmullo se tratase. A algunos hasta parece arrullarles y no es raro ver como la gente llega a casa y conecta la tele sin mirarla siquiera. Los publicistas lo saben y sube
n el volumen de la emisión al llegar a los anuncios. De otra manera, nadie diferenciaría el anuncio del programa.
A veces me planteo si no sería más efectivo para un anunciante usar los 20 segundos reglamentarios para proyectar el logo de la marca prescindiendo de toda sintonía o eslogan. Quizá así me acordaría de qué han anunciado. El silencio sería un buen reclamo, sí.

Y luego el ruido de los políticos ... arghhhh. A algo de lo que siento le pone voz Ismael Serrano en el estribillo de esta canción. Sólo a algo, porque el amigo cantautor a veces también es de los que ponen más ruido que melodía.