un mensaje de amor

parece que todas las tradiciones están de acuerdo con que, allá por el año 30 del calendario occidental un hombre con un carisma especial aglutinó la atención de miles de personas en tierras de Palestina. Aquel hombre, en un contexto histórico de invasión extranjera, no tuvo militancia política conocida y ni siquiera pareció muy interesado en ganar adeptos ni en dejar escrito testamento fundacional alguno.

Hoy, dos milenios más tarde, todavía hay gente que muere discutiendo si Jesús fue o no un Dios. O si el Dios que él trató de acercar al mundo era el verdadero o no. Por suerte, al margen de polémicas e interpretaciones, muchos de sus seguidores modernos siguen centrando su admiración en el corazón del argumento que subyace en su prédica: el amor.

Otros prefieren complicar el mensaje.