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Los trasplantes y ‎Hollywood

¡¡¡¡Cuánto daño ha hecho el cine americano cateto al mundo de los trasplantes (y alguna que otra serie española, también)!!!!!
 

Si en el país del león de La Metro, con dinero te ponen hasta un calcetín de nariz, si te empeñas, no nos puede extrañar que se hayan tirado tantos rollos sobre trasplantes imposibles. Lo malo es que muchos no ven más allá de las películas, y pondrían la mano en el fuego, si hiciera falta, en defensa de la veracidad que los peliculeros nos narran.

Tiene guasa que en nuestro país se penalicen las campañas personales de donación de órganos, porque queda feo, y porque los que piensan temen que eso nos lleve al lado oscuro. Tiene más guasa que se permitan películas donde un héroe guapetón va regalando sus órganos de uno en uno, persona por persona: a tí, mi hígado; tú, porque me sale de ahí, mis pulmones; y tú, que estás como un queso, te quedas mi corazón. Qué bonito es el amor, como siempre en primavera, y más si me pongo con él las botas a base de taquilla.

¿Os acordáis de Siete Almas, y Will Smith haciendo de diosecillo repartidor? Eso, visto por una trasplantada, no es un drama: es cachondeo. Pero, si nos tragamos Frankenstein, a partir de ahí cuela todo.

Más difícil es acordarse de "Jarri"el sucio haciendo de agente del efebeí en Deuda de Sangre, pero más de lo mismo. Aquí la guasa no está solo en cómo le toca al bueno el corazón donado, sino cómo se salta el tratamiento inmunosupresor a su bola, sin hacer ni rechazo ni nada, mientras salta tras de un asesino cual rana entre charcos. ¡La madre que lo parió! Terminator a su lado era chatarrilla. Clint Eastwood, limpio o sucio, es duro de pelar, vale, pero, oigan, ni una plasmaféresis que se llevó...

Lo de John Q ya es harina de otro costal. Otro mal ejemplo a seguir, imposible de todas todas, pero creíble en la tierra de Tío Gilito. Si aquí nos topásemos con un Juan G., la historia sería menos de guión de cine: Juan G. se montaría perfiles en las redes sociales, y en un pispás la gente pondría el grito en el cielo. Pero, si no hay corazón, no hay corazón. Y no dependerá de que se pueda comprar o no, sino que no lo hay, y punto. Punto final para Juanito G, hijo, por triste que sea. Así hemos vivido ya algunos casos de niños que se han quedado esperando.


 

Aquí no hay que tener seguro de pago. Sólo órganos. Y en la versión española, tal y como lo está haciendo hoy por hoy Eduardo Rangel, Juan G. estaría metido hasta las trancas en esto de conseguir más donantes a base de sensibilización. La madre de Eduardo no llegó a recibir el órgano que necesitaba. Ahora él corre Donando Vidas. Por cierto, no olvidéis que estaremos con él en su camino. Los de Sevilla, en la Plaza de España, el mismo día 1 de mayo. 

Volviendo al cine, y a nuestro país, no puedo dejar de contaros lo que pasó en el Hospital La Fe de Valencia. Un hombre llegó pidiendo su tarjeta de donante. Hasta ahí, todo normal. Que lo pida estando de los nervios, y rechace la ayuda del equipo de la Coordinación, eso ya es filón hollybudiano; y que acabe con un tiro en la sesera, queriendo hacer su santa voluntad, eso ya... ni Will Smith. 

No tengo ni idea si se ha podido cumplir esa voluntad, pero entiendo que no. Los donantes han de serlo estando cuerdos, y a este pobre hombre parece que se le había ido la pinza. 



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Si cada persona que manifiesta querer donar sus órganos pudiera serlo, nunca habría listas de espera; pero se tienen que cumplir muchas condiciones: fallecer en un centro hospitalario, que la familia acepte, salvo que haya firmado eso de la Declaración de Voluntad Anticipada; que las causas de la muerte no generen duda alguna (no valen asesinados, ni suicidados, que sean susceptibles de autopsia); que haya muerte cerebral... vamos, un rosario de condiciones. Así que, señores suicidas, si de verdad quieren donar, háganlo en vida, todo lo que se pueda donar (al menos un riñón, y un trozo de hígado), que las prisas son muy malas. Luego ya verán como el dar hace que vuelva el sentido a la vida y desaparezca la idea del The end. Eso, para las películas.



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Medidas desesperadas


Beatriz González Villegas.
Publicado en:  http://asociaciondetrasplantadosdepancreas.blogspot.com.es/2014/04/los-trasplantes-y-hollywood.html

"En la ciudad sin límites"


"El nombre no se ha borrado, tu cara sí; se mezcla con otras caras, deformándose. No sé si todo es parte de la tortura, ya no distingo. No sé si él te dará esta carta. No sé si es amigo o miente.
Hubiera querido abrazarte, pero me muero. Queda poco tiempo.

He visto el tren, los he visto dentro, muchas veces, esperándote; y tú sin saberlo. Otras veces lo sabías, y huías a tiempo, o lo han inventado para que les diga dónde estás.
Tengo que evitar que subas a ese tren, porque te va a llevar a la muerte. Otras veces estás ya muerto, como yo. Otras me hablas y sonríes, y dices cosas que nunca habías dicho, y que me quieres. Yo hubiera querido quererte, pero no pude.

A veces sueño que seguimos allí, y que el tiempo es nuestro, y que tu boca recorre mi cuerpo desnudo. Y entonces, mis hijos nos ven abrazados, desnudos, pero ya no son mis hijos, son los hijos de ella, no los conozco, no conozco a nadie.

¿Recuerdas? La libertad viaja contigo en ese tren. Si te encuentran te matarán, y la ciudad seguirá creciendo sin salidas para nadie. Sólo tú puedes enseñarles a mis hijos a andar ese camino. Hazlo, y así sabré que me has perdonado."

Max
foto: "trenes" por  Roman Loranc

Cine cómico

cuando era pequeño sólo había un canal y medio en la televisión, y muchos de los programas, sobre todo los de folklore o concursos me aburrían soberanamente. Siendo un chaval, lo que más me gustaban eran las series de policías (poco ha cambiado la cosa) encarnadas en "Los hombres de Harrelson" o "Starsky y Hutch", pero yo no era el dueño del ¿mando? y tocaba ver lo que quería papá.

Afortunadamente, lo que más le gustaba era "Cine cómico". No los Ozores, Esteso o Paco Martínez Soria, sino un programa de "cortos" en el que aparecían los genios del cine mudo: Harold Lloyd, Chaplin, Buster Keaton, etc ...

 

Este tipo de cine, nunca superado a mi parecer, creaba situaciones irónicas, muchas veces satíricas, de pícaros al más puro estilo español del siglo XVII, que con pequeñas argucias mataban el hambre y el tiempo en un momento en el que en Estados Unidos estaban muchísimo peor de lo que ahora estamos en España.

Echad un ojo a "La cabra" de Buster Keaton, ¡a ver qué os parece y qué os recuerda! Estos humoristas se parecen mucho más al Lazarillo de Tormes o al Buscón que a José Mota.

Belleza

ayer oí a unos chavales debatir sobre si la actriz más bella de la "Historia" es Jessica Alba o Megan Fox.

Inmediatamente eché a volar mi memoria y aparecieron estas mujeres. Debo estar haciéndome mayor:

Veronica Lake
Gene Tierney


Roy



cuando vi la primera vez esta escena de mi película favorita me pareció extraña. Soy de una generación que creció viendo películas de pistoleros donde quedaba muy claro quién era el malo y quién el bueno. El malo era un tío habitualmente mal encarado, sin dobleces, al que se negaba la expresión poética. Un tipo plano, que sólo buscaba dinero, mujeres y putear al bueno. Un malo malísimo.

Sin embargo, el tiempo nos trajo malos de perfil alto, sujetos a los que a veces el guionista se empeñaba en exculpar a base de motivaciones, y por el camino se empeñaba también en ponérnoslo difícil a los espectadores. Nosotros, que íbamos a pasar un buen rato y a comer palomitas, salíamos del cine comiéndonos el tarro y dudando si el malo era el del parche en el ojo o el de la estrella en el pecho.

Así que, con los años y después de muchos pases de "Blade Runner", el robot de mala leche que encarnaba Rutger Hauer dejó de ser el malvado "replicante Nexus 6" para convertirse en Roy y descubrí que nunca estuve más cerca de un personaje de ficción. Paralelamente me vi juzgando al cazador, Rick Deckard, y concluir que tampoco era mal tipo, sólo un trabajador sencillo en un mundo complejo y enfermo. Pero el replicante ... Roy ... era algo más, era la vida misma, el dolor de lo perdido. Sus lágrimas, como las nuestras cuando perdemos la partida, eran verdad pura. Lo demás no importa. Vivir sí.
"Ágora"

ayer vi la nueva peli de Amenábar. Me gustó. Harto de películas intimistas y de bajo presupuesto que no mueven a la gente al cine, se agradece un poco de imaginación y "gran producción" en un realizador español. Aunque claro, no sé si esta vez la peli la hemos pagado entre todos los españoles como es habitual en el cine patrio o por contra, una productora ha arriesgado su pasta.

Concentrándome en la película, "Ágora" nos lleva al uno de los períodos más desconocidos de la Historia, aquel en el que el Imperio romano declinaba y la Humanidad se adentraba en los oscuros tiempos de la Edad Media. Como prueba de esta oscuridad, un cristianismo emergente se defendía atacando y declarando anatema a todo el saber antiguo. La cultura se identificaba con lo romano, y la influencia helénica con las clases dirigentes. Por ello la mayoría, antes oprimida como mano de obra esclava y ahora envalentonada por esa nueva religión que declaraba a todos iguales, consideró cualquier signo de cultura como hostil al nuevo ordenamiento.

Es curioso ver en la cinta cómo a los eruditos de aquella época se les considera "raros" y son continuamente sospechosos cuando no eligen una opción política. ¿Os suena? A mí me pareció un "déjà vu".

Por cierto, Nadie me había hablado de la peli y lo único que oí al respecto fue una declaración de la ex-ministra Elvira Rodríguez. Decía en la radio que no pensaba ir a ver la peli porque era propaganda del gobierno sobre un papel de la mujer que "está de moda" en estos días y porque además estaba mal documentada. De lo segundo no puedo hablar pues no conozco en profundidad la vida de Hipatia de Alejandría, pero tras ver la película el razonamiento de la ex-ministra me hace concluir que en el gabinete de Aznar había otra imbécil que hasta ahora no tenía catalogada.

Lo dicho. Os la recomiendo.
Enemigos Públicos

hacía meses que no iba al cine y aprovechando que daban una de gángters, género que me encanta, fuimos ayer a ver "Enemigos Públicos".

Dirigida por Michael Mann y protagonizada por Johnny Deep, la cosa pintaba bien antes de empezar. Al terminar ya no tanto. No me quedó la sensación de ver una obra maestra, aunque sí una cinta pasable. Excesiva rapidez en algunas escenas de acción (los realizadores parecen creer que el estilo Bourne pega en todos los ámbitos) y demasiados personajes, tantos, que los guionistas no tienen tiempo de desarrollar historias para todos ellos a lo largo del metraje.

Respecto a la historia, siempre me sorprende la afición de los estadounidenses por idolatrar a los criminales. El protagonista de la película, John Dillinger, fue un personaje real que en una carrera criminal de sólo un par de años dejó un reguero de muertos durante sus múltiples atracos a bancos. Aquí os pongo unas fotos del Dillinger real y el de ficción:




Jesse James, Bonny&Clide, Billy el Niño, Charlie Luciano, son otros criminales reales a los que Hollywood ha tratado como a héroes. La verdad es que no recuerdo ningún caso similar respecto a asesinos españoles. Aquí nos gustan los malos de ficción, tipo Curro Jiménez y cosas así. Bueno, quizá en nuestra comarca segoviana queda cierta admiración por aquel bandolero llamado, el Tuerto de Pirón.

Pd. en el lateral tenéis el trailer comercial de la peli.
La chica de ayer

viendo hoy Antena 3 he visto un anuncio de su nueva serie. "La chica de ayer" se estrena el domingo a las 22:00. ¿Qué tiene esto de especial? pues de momento nada, al menos hasta ver el primer capítulo. Pero esta vez, al contrario que con el 99% de estrenos del año, estoy expectante. Esta serie es una réplica de la exitosa "Life on Mars", una producción cojonuda de la BBC que es una verdadera genialidad.

Trata de un policía del siglo XXI que de repente aparece en los años 70. Mismo barrio, misma comisaría, pero más de treinta años hacia atrás en el tiempo. No os destripo más el argumento porque seguramente se explicará de sobra en el primer episodio de "La Chica de Ayer".


La versión española la protagoniza Ernesto Alterio, y os aseguro que le va el papel como anillo al dedo. El protagonista de la versión inglesa era John Simm S¡ Ernesto lo hace la mitad de bien que él, la versión española puede ser un gran éxito de audiencia.
De momento, y como banda sonora anticipada, ahí va esta "Chica de ayer" de Nacha POP.

¿Tarde de cine?

me gusta el cine, me encanta ir a ver una película a una sala repleta y disfrutar de un relato en una pantalla grande, de ésas de las que los ojos no pueden escaparse. Desde pequeño el cine ha formado parte de mi forma de relacionarme con la gente. Amigos, novia, familia. Una tarde de cine era un plan difícilmente mejorable entonces.

¿Y ahora qué? Pues ahora sucede que, aunque sigo teniendo amigos, novia y familia, ya no me apetece ir al cine. Voy casi por inercia. Cuando alguien lo propone digo, vale, vamos, pero casi siempre sé lo que me voy a encontrar. Un bodrio. Y no es que me haya vuelto tremendamente exigente en cuanto a la calidad de las películas. No soy de ir a ver películas checas de autor. Me sirve una buena ración de mamporros un día, un drama inteligente otro día y una fantástica al siguiente (abstenerse comedias, eso sí).

¿Qué ha pasado entonces? Pues lo dicho, que este año sólo hay bodrios en pantalla. La prueba es que este fin de semana me he quedado en casa y he visto dos películas que antaño me hubieran parecido tan sólo pasables y que, sin embargo, me dejaron una estupenda sensación. Una de tiros a la francesa con Jean Renó sobre un guión de Luc Besson ( "Wasabi" ) y la otra en plan Hitchcock, "Casa de juegos", de David Mamet.




¿Tan difícil es contar una historia? Este año sólo he visto una película que me haya gustado. Curiosamente es española, "La Torre de Suso", de la que ya hablé en el blog. Luego se quejan de que la gente no va al cine.
extraña memoria

y extraña la selección de recuerdos que guarda. Parece producto del azar cómo conseguimos recordar un rostro que no hemos visto desde hace una barbaridad de años y, sin embargo, a veces no conseguimos evocar el de quien nos presentaron ayer mismo. Sucede algo similar con el argumento de una película o relato. Somos capaces de recordar frases enteras aparentemente sin importancia, pero olvidamos párrafos que tuvimos que repasar un montón de veces.

Hace un rato, comentaba en el blog de Princess Valium acerca de la recreación televisiva de "La Plaza del Diamante", de Mercè Rodoreda. Creo que la produjo TVE hace unos veinte o veinticinco años. Era una historia triste, íntima, pero cotidiana, de una muchacha del barcelonés barrio de Gracia. La protagonista era Paloma, encarnada por Silvia Munt. Paloma era la dueña de una vida con más penas que alegrías. Sus ojos, casi siempre melancólicos, nos enseñaron cómo vivieron los jóvenes barceloneses la breve República, el intenso horror durante la guerra, y la resignada vida adulta de la postguerra. También nos enseñaron el cielo de Barcelona, desde la azotea donde Columeta tenía su palomar. Y por supuesto, la vida al ras del suelo en un barrio obrero de una gran ciudad, no más que una pequeña aldea entre edificios.

Viene a colación la pobre Paloma porque, habiendo visto solamente una vez la serie y sin haber leído nunca el libro, me acuerdo perfectamente de aquella Plaza del Diamante, de Columeta y de algunos de los personajes que compartieron su vida, incluso tengo la imagen de los trajes que llevaba. Qué cosas. Siempre pienso que sería más listo si consiguiera liberar mi memoria de tantos archivos dispersos, pero desde luego, también sabría menos cosas, pues qué es el saber sino poder evocar las imágenes escondidas en alguno de esos armarios grises que palpitan ahí dentro.

Yo le admiraba ...


"tengo la certeza de que , cuando muera, no me voy a encontrar con ninguno de mis amigos muertos, y eso es lo que me produce llanto, cuando desaparecen".
Espero que no tengamos razón, ¿eh, D. Fernando?
La torre de Suso

el cine costumbrista también evoluciona y ahora no todas las pelis de pueblo son como "Los pazos de Ulloa". ¿Ah, es esta una peli de pueblo sin vacas? Sí hombre, con vacas, pero también con un amigo de la infancia muerto por sobredosis, con otro amigo cuya novia curra en un puticlub y mucha gente con problemas demasiado grises, de ésos que sólo importan a cada uno.

Gracias a este relato descubrimos conque no todo el que vuelve a su pueblo desde la emigración lo hace con los bolsillos llenos. También que, lejos del victimismo de "Los lunes al sol", en esta película cada uno pecha con lo suyo. Y también que, en Asturias, en Argentina o en las Quimbambas, al final lo que te queda es la familia y los amigos ...

Una buena película para una tarde de sábado muy agradable.
“¡Intrusos!” ,“hacen por cinco centavos lo que un negro hace por diez y un blanco por veinte”.


Esta es la reflexión de Bill el Carnicero cuando ve desembarcar a los emigrantes irlandeses en el puerto de Nueva York. Bill reina en el barrio de “Five Points”, un rincón marginal de la ciudad en 1870. Nieto de irlandeses, se hace llamar “nativo”, y cree tener más derechos que los recién llegados pues ha nacido en América. Los que bajan del barco han abandonado una Irlanda sin esperanzas ni recursos y buscan una salida en el nuevo continente. Él practica el robo y la extorsión, asesina … pero se queja porque los nuevos distorsionan los salarios.
Leónidas y los 300

acabo de salir de ver una película que ilustra una de las más famosas batallas de la Antigüedad, la hazaña de un pequeño ejército formado por diversas fuerzas griegas dirigidas por el rey de Esparta, Leónidas.

Cuentan las crónicas que unos pocos miles de hombres de toda Grecia llegaron en un mes de Agosto de hace casi 2.500 años al desfiladero de las Termópilas, una estrecha franja de apenas 150 m entre el monte y el mar. El objetivo no era vencer en la batalla, sino detener a la vanguardia de las fuerzas de Jerjes, un ejército invasor persa de más de 200.000 soldados. Lo consiguieron durante unos días, y para la Historia quedó el recuerdo de los 300 espartanos y 700 tespieos que lucharon hasta la muerte, no sin antes acabar con miles de enemigos.



La película me ha gustado. Buena caracterización de personajes, buena puesta en escena. No hay que olvidar que no sólo se inspira en el episodio histórico sino también en la estética del cómic con que lo recreó Frank Miller. Prescindiría de la pedantería de ciertos diálogos, de los ridículos atuendos persas y de poco más.

En fin, que vengan muchas realizaciones como ésta, o como Gladiator, o Braveheart. El cine histórico (sobre todo el épico) está muy vivo, a pesar de pestiños como Troya, Alejandro o El patriota.



... esta señora de la derecha es Eliza Manningham, y dirige los servicios secretos británicos, el famoso MI5 . ¿No es casualidad que su apellido empiece por EME?
Mirando bien, incluso se parece a la jefa de Bond.

A vueltas con "El Perfume"

diréis que estoy un poco pesado con la película pero es que he encontrado esta deliciosa fotografía ...

... y ahora entiendo que Jean-Baptiste se volviese loco. Claro que una cosa es volverse loco de amor y otra loco de atar. Pobre chico.