Oporto
O Porto, la cancela que cuida al Douro de las invasiones bárbaras es una bella ciudad con vocación de fortaleza. Melancólica, decadente, como todo Portugal. Más ibérica que aquélla Lisboa multirracial que llena de Tajo el océano y de océano al río. Creo que si he de elegir, me quedo con la guardiana del Duero.
Ha sido una buena experiencia portuguesa, y a mi pesar muy adecuada para un fin de semana que comenzó alegre y se volvió amargo de repente. Portugal es quizá el lugar del mundo en el que la tristeza es un deporte diario, algo que se entrena, que te asalta en cada esquina y en cada atardecer. Es lo que da una tierra acostumbrada a despedir al sol durante tantos millones de años.
Hoy, en Galicia, otra dosis de "saudade" en el puerto pesquero de Vigo. Café negro, humeante y olor a tabaco de liar en un bar llamado "de las Almas Perdidas". Cosas de puertos de altura, donde los viejos sisean palabras que llaman a monstruos marinos y a barcos que ya no están.
WhiteChapel
Londres … , siempre imagine esa ciudad dentro de un sueño, al otro lado de un mar lleno de peligros, barcos hundidos, monstruos terroríficos. En mi mente mezclaba leyendas antiguas con cosas inventadas, canciones punk con chicos guapos e irreales. Creo que fue el día que me regalaste ese disco de los Clash cuando tomé la decisión. Escuchándolo pensé que quería vivir aquí. Ahora tú estás en otra ciudad, seguramente en brazos de esa imbécil teñida y yo, ya ves la ironía, pensando en ti. Estamos locas las tías. Vivo en el centro de todo pero en mis venas late el recuerdo de un chico de mi antiguo barrio.
Nostalgia. Supongo que es culpa del colocón que llevo. Ha sido una fiesta cojonuda, de verdad, pero entre lo que me he metido y esta caminata se me está amargando la vida. Vaya tarde, ha sido genial cuando Mike el pelirrojo me ha presentado a Mick Jones. Qué punto, y yo media hora hablando con una estrella del rock sin saber quien era. Parece un tío tan normal. Hu u uy ¡que me caigo!, vaya pedo llevo, -“¡thank you guy!”, “¡eh tú!, ¡qué te estoy dando las gracias por ayudarme!” Será mamón el tío, ni me ha contestado. No te jode el simpático, qué panda de amargados hay en esta ciudad.
Uff, no sé cuanto tiempo llevo caminando y no se me pasa la caraja. Qué mierda nos habrá vendido el puto libanés. Joder, y qué calle es ésta. Debería estar cerca de mi barrio y ni un solo edificio me resulta familiar. A ver … Br..ick Laaane, ni idea, y el caso es que me suena. Bah, a ver la otra, Fashion Street, hey, ni idea tampoco pero moola. Fashion, va a ser mi calle favorita de ahora en adelante. Vaya tela, Cristina, si te ve Mario en este estado seguro que hasta se casa con la rubiata y tiene hijos con tal de no verte de nuevo.
Estoy hecha unos zorros. Juro que no vuelvo a meterme nada y que antes de que termine el mes me vuelvo a Madrid, aunque tenga que contarle todo a papá y se entere de que la niñata de su hija de 18 años lleva meses gastando en cerveza y marihuana el dinero de la academia. Ya no pinto nada aquí. Todo sea por no permanecer más tiempo lejos de casa.
A ver la siguiente calle, Commercial Street … joder, si es que me suenan todas, pero de qué, de qué … ¡eso es, esto es WhiteChapel! Vale, eso es, el barrio donde me contó Cathy que había estado Jack el Destripador. Bueno, al menos voy en la dirección correcta aunque … vaya gracia haber caído aquí. Por lo visto, al tal Jack nunca le cogieron … pero fue hace cien años, menos mal que estará criando malvas desde hace tiempo. Brrrr …., y además de este frío y esta bruma que no deja ver ni las placas de las calles. Qué poco se gastan los ingleses en farolas, oye. Ni en nada, qué barrio más sucio. A ver si alcanzo a ver esa placa junto al farol. “Dor.. set Street., cerca de aquí .. fue encontrado el c..uerpo de Mary Jane Kelly…” Joder, vaya sitio. A moverse tocan, que una no es supersticiosa pero no conviene tentar a la suerte.
Las dos, y yo sin acostarme. A ver quién se levanta mañana para currar en el “fish and chips”, a aguantar al espagueti que no me quita ojo en todo el día. Me muero de ganas por ver la cara que pone el tío cuando le diga que me vuelvo para España. Baboso. Cree que tiene posibilidades conmigo sólo porque farda con una Vespa llena de espejitos. Si no fuera porque estoy pelada, mañana ni aparecía.
Oye, qué chico más guapo. –“hola, senorita”, anda y éste cómo sabe qué soy española. Es que nos fichan enseguida, cómo lo harán. –“hello”, vaya otro que me suena. Vaya noche de “dejá vú” llevo.
-“¿cómo sabes que soy española”, le pregunto en inglés.
-“conozco muy bien a las mujeres, por eso sé que eres española, y también sé que estás bastante perdida en este momento”. “¿Dónde vas”
Qué chulo el tío, pero tiene su gracia. –“Voy a Liverpool Street” “Creo que no está lejos pero sí ando algo desorientada”
-“ está cerca, pero hay que atravesar todas estas calles de enfrente, te acompaño si quieres”
- “Gracias”, qué suerte he tenido. Un inglés amable en toda la ciudad y me toca a mí. Y encima está bueno.
Hemos avanzado un par de callejas. Menos mal que este chico me guía porque esto es un laberinto y cada vez más angosto. Ahora que me doy cuenta, no sé ni su nombre. –“Oye, cómo te llamas”
-“no suelo dar mi nombre a ninguna de vosotras”
-“¿nosotras? ¿quiénes?”
-“las mujeres a las que elijo”
He notado un golpe seco en el costado. –“eh, ¿qué pasa?” , me he caído y veo que el chico se agacha para ayudarme. No le veo bien y no parece tan guapo como antes. Su rostro, a la luz del farol, parece ahora como de otro tiempo. Siento su aliento en mi cara, y un calor extraño por todo el cuerpo. Mientras noto unas manos dentro de mí, hurgando en mis tripas, me doy cuenta de que el suelo, a mi alrededor, está lleno de sangre …
la cosa del beber
bueno, en Londres, aparte de metrópoli, museos, rollo financiero, capital del imperio ... y todo eso de lo que ya hablaré largo y tendido, merece la pena detenerse en la cosa del beber.
esta ciudad y este río se compenetran perfectamente ...
London calling
Volver a vivir un viaje
Viajar significa ...
Estos días en el Sur me han hecho preguntarme por qué vivo donde vivo. ¿Qué hubiera sido mi vida de haber elegido otra residencia, o qué será de mí en el futuro si decidiese cambiar el centro de esta preciosa península por otro lugar?
Después de ver estas fotografías pudiera estar clara la elección, y nada más bajar en Atocha tomar el siguiente tren de vuelta a Andalucía, pero ... en estas fotos no está la gente a la que veo cada día, no está mi puesto de trabajo, al que también aprecio aunque en su justa medida, y desde luego, no está mi querida sierra de Collado.
De puente
leo en el blog del Sr. Tuerto que va a dedicar unos diez días a visitar el Louvre. (¿será cabrón, el tío?, pienso) y me muero de envidia, porque me encanta pasear por los museos, entrar un rato, salir otro, pasear alrededor, mirar a los turistas, casi todos con prisa, gozar de mis obras favoritas, descubrir las que no conozco y o las que quizá vi y ya he olvidado. Hay obras que he visto decenas de veces y sin embargo cada vez descubro un detalle distinto (debe ser que no soy muy observador) y eso me encanta.
Disfruto de los museos de forma casual. Voy cuando quiero y salgo, también cuando me apetece. porque eso de ir a un museo obligado debe de ser terrible. Imagino el típico plan turista de esperar la apertura de los Ufizzi a las 8 de la mañana sin que le guste a uno el Arte y me dan ganas de no volver a salir de España. Mira que tiene que ser duro para quien no adora a Botticelli o ansía ver la Batalla de San Romano. Y no te digo el planazo de perder un día de tu escasa semana neoyorquina pululando por las macrosalas del Metropolitan.
Ya le he dicho al Sr. Tuerto que dé recuerdos míos a la Libertad de Delacroix y a la Victoria de Samotracia (uff, como me ponen las mujeres que viven en ese museo). Incluso le he mandado un recado al Escriba ( no debió ser muy simpático en vida, pero hay que reconocerle unos huevos por seguir sentado con la que está cayendo ..., vamos que no se levanta ni para ligar con las chavalas citada ). Eso sí, fíjate con qué ojos les mira, oye ...
el viaje comienza su recta final. Dejaremos Alemania el viernes para tratar de atravesar Francia en una sola jornada y descansar del viaje en alguna playa del País Vasco-Francés. Hablando de playa, anteayer estuvimos en una playa cerca de Lübeck. Es un pueblecito que se llama Travemünde . Muy buena playa y como estaba cerca de la desembocadura del río, el agua no estaba demasiado fría. Eso sí, allí se pagaba por todo. Nueve euros de transbordador (estaba al otro lado del río y no había puente), tres euros por aparcar y agárrate ... 2 euros !por usar la playa! De esto último nos libramos porque cuando el vigilante (que es como el de la O.R.A pero con chanclas) nos pidió el ticket le dijimos lo de "I don´t speak german" y como el sólo "speak" german, pues se encogió de hombros y siguió su camino.
Por cierto, el mismo truco de "I don´t speak ..." no me sirvió de nada ayer, cuando una policía con cara de mala hostia me recriminó haber cruzado la calle con el semáforo en rojo. La tía me echó la bronca en inglés, repitiendo varias veces "green, walk; red, stop". Parecía Coco, el de Barrio Sésamo.
Hoy estamos en Colonia (donde el agua de ... y la catedral de ...) y tengo un local de Internet junto al hotel así que aprovecho. Empezamos a estar algo cansados del viaje y ahora somos más selectivos. Menos monumentos y mejores restaurantes, esa es la regla. Se acabaron las caminatas.
Aquí os dejo una foto de postal. Doy fe de que en realidad es aún más bonito. Con ustedes, Colonia desde el Rhin.
No he encontrado acceso a Internet, así que meteré un post breve, que escribir en el móvil letra a letra es muy cansado.
Llevamos 2 días en Hamburgo. Heidelberg estuvo realmente bien, pero esto es una ciudad y da mucho más juego. El calor es terrible y la humedad hace que la gente se quede en casa a esta hora. Vamos, como Córdoba pero con un Elba que es 5 veces más grande que nuestro Guadalquivir.
¿Quién dijo que en el Norte hace frío? En un par de horas, con la fresca, nos vamos a St. Pauli, el barrio chungo de acá. La bandera del barrio es una calavera, sin tibias, uff ... A ver que hay por allí.
Han sido dos noches muy agradables en Friburgo, por lo que nos ha costado dejar la tranquilidad del pueblecito donde estábamos alojados, y más cuando lo hemos cambiado por un nuevo trayecto en coche plagado de atascos, ahora por la carretera ribereña del Lago Constanza. Esta carretera es como la Torremolinos-Marbella, para que os hagáis una idea. Y qué calor, la leche. De ese húmedo que sólo gusta a cocodrilos y otros seres de la ciénaga. Tras llegar a Lindau, hemos dejado el lago atrás y disfrutado unos cien kilómetros por carreteras estilo comarcal pasando granja tras granja. Esta parte del trayecto ha sido realmente bonita.
Hemos llegado a Fussen a eso de las cuatro, y aquello parecía Pedraza en día de boda. Mucho turista, sí, pero de indicadores sobre los castillos alpinos de marras, nada. Como preguntando se llega a Roma, los lugareños nos han indicado como llegar al castillo de Newswa ... no se qué, ése que sale en todas las ilustraciones de castillos de cuento. Ha estado bien, aunque tiene algo de fraude y tramoya. Lo concibió un rey chalao a costa del dinero de sus súbditos, pero no en la edad Media, sino en el siglo XIX, cuando otros reyes ya se dedicaban a las carreras de caballos y cosas de ésas. Pues bien, al parecer estaba obsesionado con la mitología y con la obra de Wagner y debió pensar que este castillo no era un mal Valhalla para llenarlo de walkirias.
Muy cansados y al filo de las nueve, hemos llegado a Munich ... pero no al hotel. Mierda de Tomtom. Menos mal que de nuevo nos salva la superamabilidad de esta gente. Primero un policía nos ha mandado al sitio aproximado de la ciudad por donde estaba la dirección que buscábamos, y luego, una señora mayor nos ha guiado, ¡pedaleando delante de nosotros!, hasta el mismo hotel. Tela.
Ahora, a dormir, que estamos hechos polvo.
Llevamos ya 4 días de viaje y ya han caído varios mitos europeos:
1. Las autopistas francesas: cojonudas, con 3-4 carriles, bien asfaltadas, pero ... "grand merdé", estan hasta arriba de coches. Cada 20km, un atasco, "bouchon" que decían los carteles, y en los peajes, cola de hasta 1/2 hora. Y son de pago, eh!
2. Todo Dios en Europa habla inglés. Nasti. Eso sí, los alemanes son muy majos e intentan comunicarse aun a lo indio.
3. Los alemanes respetan las reglas. ¡Pues no serán las de tráfico! En la autopista, con limitación a 120, nos adelantó todo dios. Y del aparcamiento, ya colgaré alguna foto, ya.
4. Todo es muy caro. Sí, pero tanto como en Madrid, y aquí al menos las raciones van en consonancia con el tamaño del personal.
5. Son unos muermos. Nada, error. Anteayer estuvimos en las fiestas de un pueblo, Bad Krozingen y había guateques con orquestas en la calle, puestos de comida e incluso botellón. No son tan distintos a nosotros.
Pero también hay tópicos ciertos, como que la cerveza y las salchichas están riquísimas, todo está muy limpio, la gente es tremendamente educada y que conducen unos carros impresionantes.
y para allí me voy, el viernes, para más señas. Y he pensado que gracias a este fabuloso medio de comunicación que es el blog alguien podrá darme algún consejo, recomendación, etc ... ¿no? Acepto de todo menos museos, para los que no tendré tiempo esta vez. Hoteles, ciudades, lugares ... cualquier cosa que os haya llamado la atención a los que hayáis pasado alguna vez por Alemania me sirve.
Nos vamos a dar una pequeña paliza de 15 días, todos en coche, entrando por el Sur de Alemania (Friburgo) y saliendo por el Norte (Colonia). Por el camino, todo será posible, aunque el itinerario se ciñe a la parte Oeste del país. Desde Friburgo bordearemos el Lago Constanza hasta llegar a Munich. Desde allí, quizá Nuremberg o Aughsburgo y seguro que Heidelberg serán los siguientes destinos. Frankfurt como escala hacia el Norte y unos días en Hamburgo. Y comenzamos el regreso, probablemente pasando por Bremen antes de llegar a Colonia.
Sí, lo sé. Estamos chalados. Semejante tour de unos 6.000 Km no se lo recomendaría a ningún alemán que visitase España, así que, ¿por qué hacerlo yo? Pues porque cuando uno sueña con las vacaciones se vuelve un poco locuelo.
Hala, espero vuestros consejos ...
Acabamos de llegar de nuestro viaje al Norte. Pocas ganas de elegir destino y un par de minutos en la web de Bancotel decidieron por nosotros. Destino Bilbao, pero el mismo Bilbao ¡eh!. Un buen hotel cerca de S. Mames nos ha servido de base para unas minivacaciones maxiaprovechadas.
Barcelona es … mejor de lo que esperaba sin duda. Quizá porque las veinte o treinta veces que anteriormente había desembarcado en el Prat lo había hecho con el portátil en la mano y con la agenda repleta. O quizá porque es realmente una ciudad preciosa.
En cuatro días da tiempo a ver muchas cosas, incluso sin buscarlas. Calles ruinosas en El Raval junto a restaurantes con estrella Michelín, plazas vacías y silenciosas a pocos metros de las calles más transitadas del Barrio Gótico, o los vestigios de una Barcelona medieval junto a los edificios modernistas, los cuales también ahora comienzan a ser antiguos … al menos comparados con la Torre Agbar.
A mí me encanta la Historia así que de monumentos también hubo lo suyo. La obligada visita a los lugares comunes nos llevó a la basílica de los bastaixos y de los burgueses. La Catedral del Mar como llama Ildefonso Falcones a Santa María del Mar en su exitoso libro. Me encantó. Una obra perfecta de gótico tardío enclavada en el sitio idóneo. Pero no la disfruté, pues cada cosa ha de estar en su sitio, y en las iglesias necesito que haya silencio. Y en ésta, ... en mi vida había visto una falta de respeto igual por una iglesia. Gente hablando en alto, gente disparando flashes, gente durmiendo en los bancos, un par de ellos dándose el lote, móviles sonando. Es lo malo de que algo sea gratis. En la Sagrada Familia, a 8€ del ala, no había tanto humano, y los que había aprovechaban lo pagado. Pero en la Catedral, al atardecer y frente al mercadillo navideño, tres cuartas de la misma. Había tal jaleo que ni se oía al cura mientras oficiaba. En cuanto me di cuenta de que había misa nos largamos, pero fuimos los únicos.
Visitamos también el Parque Güell (gratis y lleno de gente) y la Pedrera (otros 8€ del ala, y menos gente claro). Al Camp Nou no entré. Joder, 16€ por ver la sala de trofeos y el campo. Si fuera por ver un partido, aún amistoso ... así que me conformé con ver ganar al Madrid en un bar a 50 m del Camp Nou. No fue una de las peores experiencias …
Y hablando de monumentos, la Boquería. Cultura gastronómica que no me defraudó. Mucha gente, mucho color y mucho sabor. He de volver por allí para disfrutar más el casco viejo. Tiene mucho que ofrecer de día y de noche.
Y a nuestros amigos Laura y Eduard, ... moltes gràcies per la vostra hospitalitat. Un abrazo.