Citas de libros

la gente suele citar párrafos estrella de novelas o ensayos famosos, algunos versos de poemas conocidos, frases célebres.

Pues ahí voy yo:

"Este mi amo por mil señales he visto que es un loco de atar, y aun también yo no le quedo a la zaga, pues soy aun más mentecato que él, pues le sigo y le sirvo (...). Siendo, pues, loco, como lo es, y que las más veces juzga unas cosas por otras, y juzga lo negro por blanco y lo blanco por negro, como le pareció cuando dijo que los molinos de viento eran gigantes, (...) no será muy difícil hacerle creer que una labradora, la primera que me topare por aquí, es la señora Dulcinea ..."

Y es que encontrar citas en El Quijote es muy sencillo. Sólo hay que abrir por una página al azar y te encuentras un buen párrafo. Aunque, ... releyendo la frase dudo si el narrador es Sancho Panza o Alfredo Pérez Rubalcaba.

Hoy

he discutido con un gilipollas. En este caso un cliente, aunque esta información es superflua pues lo más importante no es que sea un cliente sino que es gilipollas. El tipo es uno de esos acomplejados a quien debieron marginar en el instituto y, ahora que es jefecillo, se dedica a resarcirse. He conocido a algunos como él. Gente inteligente, pero cegada por su rol. Gente que parece más mala de lo que realmente es. Gente con un miedo tan grande a los demás (complejo de inferioridad lo llaman) que están más solos que la una.

Lamentablemente la discusión de hoy me ha confirmado que con esta gente no valen medias tintas. O les muerdes o te comen. Están acostumbrados a defenderse de alguna amenaza imaginaria y por tanto, aunque seas sincero y bueno con ellos, ni lo ven. Supongo que son demasiados años maquinando como ser los primeros en golpear.

Una pena. Me gustaba comer con él, pero de ahí a ser su comida ...
Fin de semana en mis montañas

tranquilo y agradable, en compañía de poca pero buena gente, ha transcurrido el finde segoviano en Collado Hermoso. He dormido, comido y bebido más de lo recomendable. He visto poco la tele. He pasado mucho más tiempo de lo habitual con mi familia. He hecho ejercicio. He conducido un quad por primera vez. Me he reído un montón. He hablado con mucha gente que sonreía mientras conversaba.

Uff, me desasosiega volver del pueblo a la ciudad. No es que "Madrid me mate" como decía aquél eslogan del Madrid de los 80, pero sí es cierto que me encuentro mejor en el campo. Estando en la ciudad tengo la impresión de que se me va la vida, de que pierdo el tiempo. Llegará mañana y me olvidaré del tema, pues al fin y al cabo, durante el fin de semana uno hace lo que le viene en gana a cada momento, y eso nos gusta a todos.

No sé, quizá si viviese allí echaría de menos lo que tengo aquí. Está claro que disfruto cambiando el teclado y el traje por el hacha y los guantes, pero de momento, seguiré considerándolo un pasatiempo, que con eso no se gana uno la vida. Habrá que continuar pensando en algo que me permita vivir más cerca de mis montañas y que a la vez me dé para vivir.
Transgénicos

Esta tarde he ido al hipermercado. Reinaba la calma, pues pasadas las fiestas navideñas y los excesos gastronómicos, la masa se concentraba hoy en la zona de juguetes. Como muestra un botón: la pescadería, provista de una de esas máquinas expendedoras de tickets de las que puedes sacar uno y volver tras media hora sin que se te haya pasado la vez, estaba vacía.


Tranquilo y con tiempo, me he dedicado a comparar precios, a ver la procedencia de los productos, e incluso he echado un vistazo a sus ingredientes. Y menos mal que habitualmente no lo hago porque creo que tendría que dejar de consumir la mitad de las cosas que como. Uff, vaya guarrerías que echan a mis platos favoritos.

Lo que más me ha llamado la atención ha sido que mirando un producto yankee importado (salsa barbacoa) he visto que incluía un ingrediente alterado genéticamente (sirope de maíz) ¿esto no está prohibido en la U.E.? Al menos así lo creía, y estoy tan sugestionado con esto de los "transgénicos" que he soltado la salsa de marras como si fuera radioactiva.

No sé, me da repelús comerme cosas raras. Ya sé que las sirenas y el minotauro ya eran una extraña mezcla de varios seres, y les tengo cariño y todo, pero de momento prefiero las mujeres con sus piernas y los toros con sus patas. Y, por supuesto, la salsa barbacoa con estabilizantes y conservantes conocidos, no con cochinadas transgénicas.


Vecinos y vecindad

Vivo en uno de esos edificios "de ahora" que abarcan una manzana entera. Los pisos se agrupan alrededor de un patio común con piscina y parquecito, todo rodeado de una reja para que ninguna persona ajena pueda colarse.

Respecto al exterior mi edificio no se diferencia en nada de cualquier otro de los que hay en los barrios residenciales (antes "ciudades dormitorio") de esta nuestra capital del reino. Y es una pena, porque la falta de personalidad del edificio se transmite al barrio y por ende, a la ciudad.

En estos tiempos de anonimato, en los que vamos de casa al trabajo y viceversa, procuro salir a comprar a los (pocos) establecimientos del barrio. Tampoco es que haga muchas relaciones esas tiendas pues los tenderos no duran ni siquiera unos meses. Total, que al final hacemos las compras grandes en hipermercados y tenemos suficientes pasatiempos en casa como para no tener que abandonarla en días. Así que cuando de vez en cuando nos encontramos a un vecino en la puerta del garaje (porque que el portal no lo vemos más que en fin de semana) nos miramos uno al otro desconfiados pensando si este será el ladrón de motos del que se habla en la Comunidad.

Hombre, no digo yo que el edificio tenga que ser el 13 de la Rue del Percebe, pero un poquillo de cercanía con mis 98 vecinos y sus familias no estaría mal.

Este año he observado que en verano las cosas van algo mejor. La piscina une. Como tenemos poco cesped, las toallas se juntan y el roce hace el cariño. Ya me he fijado en que, sobre todo entre las mujeres, se han creado algunos grupillos que hablan de otros al descuido. Una de nuestras vecinas nos contó en una de esas tardes que no le gustaba juntarse con otras madres porque marujeaban continuamente. Cinco minutos después nos contó con pelos y señales la pelea matutina de los del segundo. La había escuchado a través de la pared.

Los hombres también tenemos lo nuestro. Practicamente a todos los chicos que conozco del edificio les he conocido en alguno de los bares de nuestra calle, viendo el fútbol de los domingos o durante el pasado mundial. Con nuestra profundidad intelectual, a los hombres sí nos es fácil relacionarnos, je, je. Que tiendas no habrá muchas, pero bares ...

Malas o buenas influencias ... tú eliges

Merece la pena ver este extraordinario vídeo. En el nuevo año, pensemos que cada uno de nuestros actos tiene efectos en la vida de los demás.




Se nota que hoy he tenido tiempo libre, ¡eh!
A veces puedo adivinar algo de lo que piensan los demás ...

... pero el resultado suele ser algo confuso ... Mejor concentrarme en mis pensamientos, que bastante complejos son.