El hombre de la sonrisa breve pero marfileña muerde el cigarro usando apenas un centímetro de la comisura de sus labios. Siempre escucha en silencio. pero, sin saber por qué, los que debaten suelen buscar en su viva mirada algún tipo de aceptación aún apenas imperceptible.
El hombre de la sonrisa breve nunca asiente ni condena, pero todos saben encontrar un brillo u otro en su mirada, un sí o un no, un quizá o un tal vez. El pueblo confía en su juicio y en su enigmática mueca. Dicen los que le conocen desde siempre que apenas recuerdan el sonido de su voz, sin embargo, todos en el pueblo jurarían que el hombre de la sonrisa breve nunca pasa de largo sin saludar.
Una vez vi a uno de mis amigos sentado a su lado, a media tarde. Al atardecer seguía allí, haciendo aspavientos con las manos. Les vi de lejos y no pude oír nada de lo que allí se cocía, por lo que más tarde, en la taberna, pregunté a mi amigo qué había sucedido. Por lo visto éste había intentado pedir consejo a aquél y le había disgustado la respuesta. Lo extraño era que mi amigo no podíar repetir con precisión absolutamente nada de lo que, según él, aquel hombre había argumentado durante varias horas. Mientras meditaba sobre ello, vi de reojo al hombre de la sonrisa breve pero marfileña contemplándonos y pude adivinar que había sucedido. Ya me extrañaba a mí que mi amigo recordara el sonido de una voz que sin duda nunca había oído.
Las flores de Mayo
Hace unos meses Nicolas Sarkozy afirmó que renegaba del fenómeno del “Mayo del 68” denunciando el “relativismo moral” que había traído a la sociedad francesa. Enseguida Daniel Cohn-Bendit, el lider estudiantil de la revuelta y ahora jefe de Los Verdes en el Parlamento Europeo, le respondió que si no fuera por esa relajación moral la azarosa vida sentimental del amigo Nicolas le hubiera impedido siquiera presentarse como candidato a Presidente de la República.
Muchas veces se nos ha tratado de convencer que eran mayoría los jóvenes que apoyaron la revuelta, pero a mí, sin haber estado presente, ni allí ni en la España de la época, me parece que eso no es posible. Seguro que muchos miraron con escepticismo y rencor aquella explosión de anarquía, los unos por considerarla una aberración y los otros porque no se les hubiera ocurrido a ellos. Cuarenta años después siguen las mismas luchas entre progresistas y más progresistas, y entre conservadores y más conservadores. Y seguirán existiendo, porque el centro no existe, no es más que otra utopía política.
Así que, sin entrar en más discusiones, quedémonos con esta extraordinaria canción en la que Ismael Serrano, y con el recuerdo del Barrio Latino, uno de los lugares más luminosos de la de por sí luminosa París.
samaqueo
Acabamos de llegar de nuestro viaje al Norte. Pocas ganas de elegir destino y un par de minutos en la web de Bancotel decidieron por nosotros. Destino Bilbao, pero el mismo Bilbao ¡eh!. Un buen hotel cerca de S. Mames nos ha servido de base para unas minivacaciones maxiaprovechadas.