NANKING: EL HOLOCAUSTO OLVIDADO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL – Iris Chang

Diciembre de 1937, las tropas del Ejército Imperial del Japón, en su cruenta guerra con China, toman la que entonces era su capital, Nanking. Comienza a partir de ese momento la mayor pesadilla que nunca pudieron imaginar los habitantes de aquella ciudad. Más de 300.000 asesinados, según los datos que ofrece el Memorial de Nanking, supusieron las atrocidades perpetradas por 50.000 soldados nipones. Es una de las mayores masacres cometidas antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial y, seguramente, una de las menos conocidas. Hay muchos motivos que explican que esta matanza no haya sido tan popular como las producidas posteriormente con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, pero desde luego fue un aviso muy serio de lo que se podía esperar de un imperio japonés dominando el continente asiático.
La autora de este conmovedor relato es la tristemente fallecida periodista Iris Chang (1968-2004), escritora que abordó con valentía y fuerza de voluntad un tema que sigue siendo hasta nuestros días fuente de polémica en Japón y China, aunque por motivos bien diferentes entre un país y otro.  
El libro está publicado por la editorial Capitán Swings, consta de apenas 400 páginas y es un relato, una reflexión y una denuncia sobre un tema que no está cerrado, ni mucho menos. Chang recibe esta información gracias a sus padres, los cuales vivieron una gran parte de su vida en la China continental. A partir de este momento decide investigar qué pasó en Nanking 1937 y, sobre todo, por qué se habla tan poco de una masacre de esas características tan brutales. En su lucha por esclarecer esta incomoda verdad decide apostar por el testimonio de víctimas y verdugos, ligando el relato de los hechos con los testimonios de los protagonistas. El trabajo de Chang es a su vez un alegato por la recuperación de la Memoria Histórica; no solo decide aventurarse en una descripción aséptica de la masacre, sino que osa ir más allá trasladando la polémica matanza hasta el momento presente. ¿Qué significó, y significa hoy en día esta matanza en China y Japón?
Chang demuestra que las versiones en ambas naciones están en las antípodas. Mientras para China es un genocidio sin parangón, para muchos japoneses no deja de ser una consecuencia terrible de la guerra donde las cifras de muertos siempre se ofrecen a la baja. En Japón, a diferencia de Alemania, no ha existido tan claramente un sentimiento de culpa colectiva por sus acciones durante la Segunda Guerra Mundial, el ocultismo y la deformación de la realidad histórica es un hecho palpable hoy en día. Numerosos han sido a lo largo de los años, y no tan alejados precisamente, los ministros y demás altos cargos que han tenido que dimitir por negar la matanza, o al menos justificarla, de ahí que el tema en el país nipón sea controvertido. Un ejemplo: el alcalde de Nagasaki, Sr Motoshima Hitoshi, responde en un pleno municipal a una pregunta formulada por el partido comunista japonés sobre la posible culpabilidad del emperador Hiroito en el desencadenante de la guerra (estamos en diciembre de 1987); su respuesta fue su sentencia de muerte: para el Sr. Hitoshi, soldado nipón en la guerra, el emperador fue el responsable de la guerra. Después de furibundos ataques desde todas las capas de la sociedad, Motoshima Hitoshi acaba siendo asesinado el 18 de enero de 1990 de un tiro en la espalda realizado por un fanático ultranacionalista.
La verdad se silencia en Japón desde los mismos libros escolares, así de rotundo lo afirma la autora del libro, Iris Chang. En este libro de muerte y denigración también hay un sitio para los héroes, personas de carne y hueso que arriesgaron su vida en defensa de los habitantes de Nanking: nombres como el del alemán John Rabe, hombre de negocios que entonces trabajaba para la empresa Siemens y, curiosamente, miembro del partido nazi; Robert Wilson, cirujano; Wilhemina Vautrin, directora de estudios al Ginling Women’s Arts and Sciencie College de Nanking; John Magee, presidente de la sección de la Cruz Roja y al que se le debe la valentía de haber filmado las masacres; George Fitch, director de la l’YMCA; Lewis Smythe, sociólogo; Miner Searles Bates, historiador; James McCallum, misionero en China. Un sentido homenaje hacia todos ellos: la autora no ceja en insistir, sin ellos el mundo sería peor, Nanking y sus habitantes les reconocen su dignidad y no los olvida.
En definitiva, un libro de historia, pero también un libro para reflexionar sobre la naturaleza humana y, además, un alegato frente a la deformación de la realidad histórica y sus consecuencias en las próximas generaciones. Fuente: hislibris

La represión política en la URSS

A lo largo de la historia soviética, millones de personas se convirtieron en víctimas de la represión política de la Unión Soviética, que fue en varios grados un instrumento de política interna de la URSS desde los primeros días posteriores a la Revolución de octubre. Tuvo su punto más alto durante la era estalinista, pero todavía existió durante el período de "deshielo" (relajamiento de la censura) de Nikita Jrushchov, seguido por un incremento de la persecución de los disidentes soviéticos durante el estancamiento brezhneviano y no dejó de existir incluso durante la perestroika ("reestructuración" político-económica) y la glásnost ("transparencia" informativa) lanzadas por Mijaíl Gorbachov. La herencia derivada de la represión política todavía influencia la vida de la actual Rusia post-comunista.

Orígenes y primera época soviética

En un inicio, la base teórica de la represión fue la visión marxista en la lucha de clases y la consiguiente noción de la dictadura del proletariado. El fundamento jurídico se formalizó en el Artículo 58 del código de la RSFS Rusa y artículos similares para otras repúblicas soviéticas.
El término "represión", "terror" y otras palabras de fuerte contenido eran términos normales utilizados en la política interna del Estado soviético inicial, reflejando el hecho de que la dictadura del proletariado debía aplicar la fuerza de forma despiadada para eliminar la resistencia de las clases sociales que el marxismo consideraba antagonista al proletariado. Esta fraseología fue gradualmente abolida tras el proceso de desestalinización, pero el sistema de persecución de opiniones y actividades políticas se mantuvo hasta la disolución de la Unión Soviética.
Los disidentes eran llamados "enemigos del pueblo". Los castigos infligidos por el Estado incluyeron la ejecución sumaria, latortura, el envío de personas al Gulag, reasentamientos forzados y el despojo de los derechos civiles. Algunas veces, todos los miembros de una familia, incluyendo a los niños, eran castigados como "traidores de los miembros de la familia de la Madre Patria". La represión fue llevada a cabo por la Checa, OGPU y el NKVD en varias oleadas consecutivas conocidas como Terror Rojo, Colectivización, Gran Purga, Complot de los médicos, entre otros. En numerosas ocasiones, la policía secreta dirigía masacres de prisioneros. La represión fue ejercida en las repúblicas soviéticas y en los territorios liberados por el Ejército Rojodurante la Segunda Guerra Mundial, incluyendo los Estados bálticos y Europa del Este. 
La represión estatal llevó a la resistencia, la cual fue brutalmente sofocada por las fuerzas militares, como fue el caso de laRebelión de Tambov, la Rebelión de Kronstadt y el Levantamiento de Vorkuta. Durante la Rebelión de Tambov, las fuerzas militares bolcheviques utilizaron armas químicas contra pueblos con población civil y rebeldes. Ciudadanos prominentes de los pueblos fueron, a menudo, tomados por rehenes y ejecutados si los rebeldes no se rendían. 

Terror Rojo

El Terror Rojo en la Unión Soviética fue la campaña de arrestos masivos y ejecuciones llevadas a cabo por el gobiernobolchevique. El Terror Rojo fue anunciado oficialmente el 2 de septiembre de 1918 por Yákov Sverdlov y terminó alrededor de octubre de 1918; sin embargo, Serguéi Melgunov aplicó este término a las represiones de todo el período de la Guerra civil rusa(1918-1922).5 6

Colectivización

La colectivización en la Unión Soviética fue una política implantada entre 1928 y 1933 para consolidar las tierras de particulares en granjas colectivas ( en ruso, Колхоз, koljós, plural ruso koljózy) y en granjas estatales (en ruso, cовхоз, sovjós o sovkhós). Los líderes soviéticos estaban seguros de que el reemplazo de las granjas individuales por koljózy incrementarían de inmediato las reservas de alimentos para la población urbana, la oferta de materias primas para la industria y las exportaciones agrícolas, en general. La colectivización era vista, entonces, como la solución a la crisis en la distribución agrícola (mayormente en el reparto de granos) que se había desarrollado desde 1927 y se estaba agravando a la vez que la Unión Soviética presionaba con su ambicioso programa de industrialización. Como el campesinado, con la excepción del sector más pobre, se resistió a la política de colectivización, el gobierno soviético recurrió a medidas más duras para forzar a los campesinos a colectivizarse. En su conversación con Winston Churchill, Stalin estimó en 10 millones el número de kuláks que fueron reprimidos por resistirse a la colectivización, incluyendo a aquellos deportados por la fuerza.

Gran Purga

La Gran Purga (en ruso, Большая чистка, Bolshaya chistka) fue una serie de campañas de represión política y persecución en la Unión Soviética orquestada por Stalin entre 1937 y 1938.10 11 Incluyó la purga del Partido Comunista de la Unión Soviética, represión de los kuláks, deportaciones de minorías étnicas y la persecución de personas sin afiliación política. Este período se caracterizó por una extensa vigilancia por parte de la policía, sospecha de "saboteadores", encarcelamientos y ejecuciones. Los estimados del número de muertos asociados con la Gran Purga fluctúan desde la cifra oficial de 681.692 a cerca de 2 millones de personas.

Democidio, limpieza étnica y traslados de población

En la Unión Soviética, la represión política tuvo como objetivo no solo a individuos, sino también a categorías enteras de población, sea por su etnia, clase social o religión.
Los traslados de población en la Unión Soviética pueden ser clasificados en las siguientes amplias categorías: deportaciones de personas "anti-soviéticas", a menudo calificados como "enemigos del pueblo", deportaciones por nacionalidades, traslados de fuerza laboral y migraciones organizadas en direcciones opuestas para completar la limpieza étnica de los territorios. En la mayoría de los casos, sus destinos eran zonas remotas de baja densidad demográfica.
Naciones enteras y grupos étnicos fueron castigadas colectivamente por el gobierno soviético por supuesta colaboración con el enemigo durante la Segunda Guerra Mundial. Al menos nueve grupos étnico-lingüísticos distintos, incluyendo alemanes, griegos, polacos, tártaros de Crimea, balkarios, chechenos y calmucos, fueron deportados a zonas remotas no pobladas deSiberia y Kazajistán. Los traslados de población tuvieron como consecuencia millones de muertos debido a las condiciones tan duras.12 Los coreanos y rumanos también fueron deportados. Para la deportación de cientos de miles de personas, el NKVDllevó a cabo operaciones masivas.
La hambruna soviética de 1932-1933 fue severamente agravada por acciones del gobierno soviéticos, tales como la confiscación de alimentos que no alcanzaron los montos de entrega planeado, sin importancia de las circunstancias, el bloqueo de la migración de población hambrienta y la supresión de información sobre la hambruna. En conjunto, se estima que las víctimas de la hambruna de 1932-1933 llegaron a 6-7 millones de personas13 o 6-8 millones. 

Gulag

El monumento conmemorativo a las víctimas del Gulag en la Plaza Lubianka de Moscú fue hecho a partir de una roca del campo de trabajos de Solovkí, el primer campo de detención en el sistema Gulag. Inaugurado el 30 de octubre de 1990 enfrente del emblemático edificio del KGB.
Anne Applebaum explica que el Gulag "fue la rama de la Seguridad de Estado que operaba el sistema penal de los campos de trabajo forzado, los campos de tránsito y de detención asociados y las prisiones. Mientras estos campos albergaban criminales de todo tipo, el sistema de Gulag había sido conocido fundamentalmente como un lugar para prisioneros políticos y como un mecanismo para reprimir a la oposición política del Estado soviético.

Represiones en los países bálticos

Los países bálticos de Estonia, Letonia y Lituania fueron ocupados y anexados por laUnión Soviética en 1940, como resultado del Pacto germano-soviético y su protocolo adicional secreto.16
Las represiones seguidas por las deportaciones en masa llevadas a cabo por los soviéticos. La Orden № 001223, "Sobre el procedimiento para llevar a cabo la deportación de elementos anti-soviéticos de Lituania, Letonia y Estonia", contenía instrucciones detalladas para los procedimientos y protocolos que debían ser observados en la deportación de nacionales bálticos. También se establecieron tribunales públicos para castigar a los "traidores del pueblo": aquellos que no había cumplido el "deber político" de votar a favor de que sus países entraran a la URSS. En el primer año de ocupación soviética, de junio de1940 a junio de 1941, la cifra de ejecutados, conscriptos o deportados se estima en, por lo menos, 124.467: 59.732 en Estonia, 34.250 en Letonia y 30.485 en Lituania. En esta cifra se incluía a 8 ex jefes de Estado y a 38 ministros de Estonia, 3 ex jefes de Estado y 15 ministros de Letonia y al entonces presidente, 5 primeros ministros y 24 otros ministros de Lituania. 

Antisemitismo de Estado (1948-1953)

Durante la Gran Guerra Patria en la Unión Soviética fue creado el Comité Judío Antifascista con el fin de incentivar a la comunidad internacional a incrementar el apoyo político occidental a la URSS contra la Alemania Nazi. Al finalizar la guerra, en la Unión Soviética se desató una ola de antisemitismo, por lo que varios de los ex-miembros del Comité fueron encarcelados o ejecutados. Así Solomón Mijoels, el popular actor y director del Teatro Judío Estatal de Moscú, fue asesinado en 1948 por agentes del NKVD. Durante la noche del 12 a 13 de agosto de 1952, llamada luego la Noche de los Poetas Asesinados (Ночь казнённых поэтов), trece de los más destacados escritores, poetas, artistas, músicos, y actores yidish del país fueron ejecutados en secreto bajo órdenes de Iósif Stalin en el sótano de la prisión Lubyanka en Moscú.
El 13 de enero de 1953, el diario Pravda (órgano oficial del Partido comunista) publicó un largo artículo de cariz marcadamente antijudío, titulado Bajo la máscara de médicos universitarios hay espías asesinos y criminales, denunciando una conspiración de burgueses sionistas organizada por el Congreso Judío Mundial y financiada por la CIA estadounidense. Ese supuesto complot, que recibió el nombre de Complot de los médicos (Дело врачей), estaría operando bajo dirección de once médicos (siete de ellos judíos), que habían usado tratamientos médicos para asesinar a importantes miembros del partido comunista soviético. Sólo la repentina muerte de Stalin acaecida el 5 de marzo impidió un baño de sangre.

Era post-Stalin (1953-1991)

Tras la muerte de Iósif Stalin, se redujo drásticamente la supresión de disidentes y la represión tomó nuevas formas. Los críticos internos del sistema estaban condenados por agitación anti-soviética, difamación anti-soviética o como "parásitos sociales". Otros fueron calificados como enfermos mentales, con esquizofrenia progresiva y, por tanto, fueron encerrados en psijushkas opsikhushkas, esto es, en hospitales psiquiátricos utilizados como prisiones por las autoridades soviéticas.19 Varios disidentes notables, incluyendo a Aleksandr Solzhenitsyn, Vladímir Bukovski y Andréi Sájarov, fueron enviados al exilio interno o externo.

Pérdidas de vidas

Puede que nunca se conozca el número exacto de víctimas y sigue siendo un tema de debate entre los historiadores. Los resultados públicos varían dependiendo del momento en que los estimados fueron hechos, en el criterio y los métodos usados para las estimaciones y en las fuentes disponibles para obtener los estimados. Algunos historiadores intentar hacer estimados separados para diferentes períodos de la historia soviética. Por ejemplo, el número de víctimas bajo el régimen de Iósif Stalinvarían de 8 a 61 millones (no obstante, la última cifra -aunque similar a la citada por el notable escritor y disidente Aleksandr Solzhenitsyn- es a todas luces demográficamente exagerada, ya que sugiere que uno de cada tres soviéticos fueron víctimas directas o indirectas del estalinismo).

Recordando a las víctimas


El Día de la Memoria de las víctimas de las represiones políticas (День памяти жертв политических репрессий, transliteradocomo Den' Pámyati Zhertv Politícheskij Repressiy) fue establecido desde el 30 de octubre de 1991 (excepto para Ucrania, que tiene anualmente su propio Día de la Memoria para las víctimas de las represiones políticas por parte del régimen soviético, el tercer domingo de mayo). En esta fecha, miembros de las sociedades conmemorativas toman parte activa en las reuniones de celebración.

La psiquiatría en la URSS


La psiquiatría fue usada con fines represivos en la época de la ex Unión Soviética. Los hospitales psiquiátricos eran usados frecuentemente por las autoridades como prisiones en orden de aislar prisioneros políticos (disidentes del sistema) del resto de la sociedad, desacreditar sus ideas, y destruirlos física y mentalmente, en una especie de tortura. Psijushka o psikhushka (Ruso: психушка) es un término coloquial ruso para referirse a un hospital psiquiátrico. Ha sido usado ocasionalmente en otros idiomas desde que en Occidente se supo de la existencia del movimiento disidente dentro de la Unión Soviética.

Historia

La destacada dirigente del Partido Socialrevolucionario de Izquierda Mariya Spiridónova fue la primera política del país en sufrir los métodos de la psiquiatría represiva. Los psijushkas se usaron hacia finales de los años 1940 (Véase Alexander Esenin-Volpin) y durante "la era de deshielo de Jrushchov" ocurrida en la década de los 1960. Uno de los primeros psijushkas fue el Hospital y Prisión Psiquiatríca ubicado en la ciudad de Kazán. Luego fue transferido al control del NKVD en 1939 bajo el mando de Laurenti Beria, quien llegaría ser la mano derecha de Iósif Stalin. El 29 de abril de 1969 el líder del KGB Yuri Andrópov, envió al Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética un plan para crear una red de psijushkas. 
La psiquiatría oficial controlada por el estado abusó en el diagnóstico de "Esquizofrenia lentamente progresiva" (вялотекущая шизофрения, transliterado como vyalotekúschaya shizofreníya, en:Sluggishly progressing schizophrenia) una forma especial de enfermedad la cual supuestamente afectaba al individuo solamente en su comportamiento social, sin ninguna huella de otra característica. Este diagnóstico fue ampliamente aplicado por el psiquiatra Andréi Snezhnevski y su equipo. "Muy frecuentemente, ideas acerca de luchar por la verdad y la justicia se forman en la mente de personalidades con una estructuraparanoica", esto de acuerdo a los profesores del Instituto Serbski de Moscú.4 (Comentario de los archivos de Vladímir Bukovski) Algunos de ellos eran de alto rango dentro del Ministerio del Interior de Rusia, tales como el infame Danil Luntz que, segúnVíktor Nekipélov, fue la personificación de "nada menos que, el doctor criminal quien efectuó experimentos inhumanos en prisioneros como se llevaba a cabo dentro de los campos de exterminio nazi. 
Los individuos sanos quienes eran diagnosticados con enfermedad mental eran enviados a hospitales psiquiátricos ordinarios mientras que aquellos quieneeran considerados especialmente peligrosos al régimen eran enviados a otros dirigidos directamente por el Ministerio del Interior de Rusia.
El tratamiento incluía varias formas de represión y tortura como electrochoque, radiación, aislamiento, tareas forzadas, uso de distintas drogas psicotrópicas (tales como, narcóticos, antipsicóticos, e insulina) lo cual tenía secuelas graves en el individuo y algunas veces ello implicaba recibir una paliza. Nekipélov describió el uso inhumano de procedimientos médicos tales como laspunciones lumbares.
Al menos 365 personas sanas fueron tratadas por presentar una "definida locura política" en la Unión Soviética.

Denuncia del abuso

En 1971, Bukovski logró filtrar al occidente más de 150 páginas en donde se documentaba el abuso psiquiátrico por parte de las instituciones de salud mental por razones políticas en la Unión Soviética. Los sucesos conmocionaron a los activistas de los derechos humanos de todo el mundo incluyendo a los de la misma Unión Soviética. En enero de 1972, las autoridades soviéticas encarcelaron a Bukovski durante 7 años a los cuales se agregaron 5 años más que vivió en el exilio, por ponerse en contacto con periodistas extranjeros y por posesión y distribución de literatura clandestina o samizdat.
Junto con un compañero joven dentro de la prisión de Vladímir, el psiquiatra Seymon Gluzman, Bukovski elaboró Un Manual de Psiquiatría para disidentes6 a fin de ayudar a otros disidentes a luchar en contra de los abusos de las autoridades.
En 1971 el profesor Andréi Sájarov (o Sákharov), quien para ese entonces ya era uno de los más renombrados físicossoviéticos, apoyó la protesta de dos presos políticos, V. Fainberg y V. Borísov, quienes anunciaron una huelga de hambre en contra del agresivo tratamiento terapéutico basado en medicamentos peligrosos para la actividad mental, en una institución psiquiátrica de Leningrado. Por su activismo en defensa de los derechos humanos Sájarov fue expulsado de la Academia de Ciencias Soviética y fue enviado al exilio a Gorki.

Reacción de la Asociación Psiquiátrica Mundial

Cuando el primer asunto fue expuesto en la Asociación Psiquiátrica Mundial (APM, WPA según su sigla en inglés), la delegación soviética amenazó con retirarse de la organización internacional, así que la APM incrementó su interés en el asunto. Mientras el número de casos documentados de abuso se incrementaban así lo hacían las protestas, la APM cambió su postura y adoptó un código de conducta ética para su miembros y estableció cuerpos de investigación para reforzarlo.
El primer comité en contra del abuso político de la psiquiatría fue fundado en 1974 en la ciudad suiza de Ginebra (Genève). En 1977, el Congreso Mundial de la APM efectuado en Honolulú adoptó la "Declaración de Hawaii", el primer documento en establecer una serie de estándares para guiar el trabajo de los psiquiatras en todo el mundo. El congreso también hizo una condena oficial a los abusos psiquiátricos ejercidos por el régimen soviético por vez primera. En 1982 enfrentando la inminente expulsión de la APM, la delegación soviética optó por su retiro voluntario, y en 1983 la APM en su congreso verificado en Vienaadoptó la resolución de adoptar estrictas condiciones para su reincorporación. La campaña de Mijaíl Gorbachov denominadaglásnost, contribuyó significativamente a la exposición de más evidencias en la prensa soviética. En 1989, dos años antes del colapso del régimen soviético, la delegación soviética reconoció el abuso sistemático de la psiquiatría con fines políticos verificado en su propio país.

Tiempos post-soviéticos

El Instituto Serbski de Moscú sigue conduciendo miles de evaluaciones ordenadas por una corte al año, y es fuente de nuevas teoría conspirativas.
Cuando el criminal de guerra Yuri Budánov fue evaluado ahí en 2002, el panel que efectuó el análisis fue conducido por Tamara Pechérnikova, quien anteriormente había condenado a Natalia Gorbanévskaya (Natalya Gorbanevskaya). Budánov no fue encontrado culpable en razón de padecer "locura temporal", después de su atrocidad pública fue encontrado sano por otro panel que incluía a Gueorgui Morózov, director del instituto quien había declarado locos a muchos disidentes en el pasado. 

Ha habido reportes en la primera década del s. XXI acerca de un renovado encarcelamiento en instituciones psiquiátricas de gente "inconveniente" para las autoridades rusas. La BBC reportó el caso notable de la disidente rusa Larisa Arap quien fue confinada de manera forzada a una clínica psiquiátrica localizada en Apatity. 

Los niños soldados en el siglo XXI


"Los grupos armados a menudo intentan reclutar a los niños porque “cuestan menos”: las inversiones necesarias para reclutar, entrenar y preparar a los niños para los conflictos son más baratas que las de los adultos." Lee más

Campos de concentración y trabajo forzado



La Alemania nazi se aprovechó de la mano de obra de los pueblos conquistados poco después de la ocupación de sus países. Más de catorce millones de personas fueron llevadas  por la fuerza a trabajar en Alemania y a ellos se debe agregar dos millones y medio de prisioneros de guerra. Lee más

Jane Godall, actvista


Jane Goodall nació el 3 de abril de 1934 en Londres en el seno de una familia de clase media, criándose en la posguerra en la casa familiar de Bournemouth, en el sur de Inglaterra. Allí vivió su infancia y juventud, rodeada de animales y soñando con escribir sobre los animales en África. A los 23 años comenzó a hacer realidad su sueño viajando a Kenia, donde trabajó con el famoso antropólogo Louis Leakey, hasta que éste la envió en 1960  a Gombe, Tanzania, con la arriesgada misión de investigar por primera vez a los chimpancés salvajes de la zona. Con la sola compañía de su madre y un cocinero, plantó su tienda en la selva y comenzó su proyecto de investigación que duraría en teoría 6 meses, y que se prolonga ya por más de medio siglo. Lee más

Las juventudes hitlerianas


Seguramente pocas generaciones de jóvenes a lo largo de la Historia han sido tan adoctrinadas y manipuladas por un gobierno como aquellas que vivieron en Alemania durante la época del Tercer Reich (1933-1945). A lo largo de estos años, los jóvenes, tanto chicos como chicas, fueron educados única y exclusivamente para convertirse en los futuros miembros del Reich milenario, la élite racial aria que sometería a los pueblos inferiores. De ello se encargarían principalmente Baldur Von Schirach, desde 1931 hasta 1940, y Artur Axmann, desde 1940 hasta el final de la guerra. Por cierto que ambos, a pesar de su grave responsabilidad, lograron eludir la pena de muerte, el primero en los Juicios de Núremberg, siendo condenado a veinte años de prisión, y Axmann escondiéndose después de la guerra, aunque posteriormente sería apresado y juzgado varias veces. 
La historia del movimiento de juventudes en Alemania comienza propiamente con el siglo XX, cuando surge el grupo de los Wandervögel o “Aves Errantes”, de religión protestante y carácter romántico, chicos y chicas que gustaban de errar por los caminos propugnando una vida sana y sencilla y que menospreciaban a la sociedad, la política y el Estado. Se unieron al ejército de forma entusiasta al comienzo de la Primera Guerra Mundial llevados por su romanticismo nacionalista y muchos de ellos fueron masacrados por los británicos en la batalla de Langemarck. Menos de la mitad regresaron con vida a sus casas tras el final de la guerra. A este movimiento le sucedió el de las llamadas Bünde o Ligas, de carácter más ascético y elitista y políticamente situadas a la derecha. Es entonces, a comienzos de los años veinte, cuando aparecen las juventudes del NSDAP, las cuales tomarían forma y organización en 1926. Fueron creciendo a la par que la popularidad del Partido Nazi, de forma que ya contaban con unos veinticinco mil miembros en 1930 y más de cien mil poco antes de la llegada de Hitler al poder. En contraste con las Bünde, con las que coexistieron al principio, las Juventudes Hitlerianas absorbieron a chicos de las clases bajas atraídos por la promesa de un futuro mejor. La afiliación se fue haciendo masiva después de 1933 y llegó a ser obligatoria para los mayores de 17 años desde 1939 y para los de 10 a partir de 1941, ya en plena guerra, contando para entonces con unos ocho millones de miembros, incluyendo a la rama femenina de las Hitlerjugend (HJ), la Bund Deutscher Mädel o Liga de Muchachas Alemanas (BDM), creada en 1930. Si bien a los jóvenes de ambos sexos se les inculcaba por igual la devoción al Führer y se les formaba en los rígidos principios del ideario nazi, la formación de los chicos estaba encaminada, sobre todo tras el estallido de la guerra, a su integración en las fuerzas armadas, ya fueran la Wehrmacht o las SS, para lo cual se les entrenaba con maniobras militares y continuos ejercicios físicos, dejando la educación intelectual en segundo plano. A las chicas, por el contrario, se las educaba para ser buenas compañeras de los hombres y futuras madres. Para ello las Juventudes Hitlerianas instituyeron escuelas propias dentro de su estructura, pero que resultaron estar muy alejadas de los estándares educativos normales. Además, el liderazgo se dejaba en manos de los miembros mayores tanto de las HJ como de las BDM, lo que, subraya el autor, devino en continuos problemas disciplinarios desde épocas bien tempranas. Enfrentamientos callejeros, intimidación, robos y violencia estaban a la orden del día, y la conducta sexual de chicos y chicas era notablemente promiscua, abundando en multitud de embarazos adolescentes; la homosexualidad y los abusos sexuales, incluso por parte de personajes prominentes del partido, también eran algo habitual. Otro de los problemas era la dejadez de muchos miembros, jóvenes con criterio propio que encontraban excesivamente pesadas sus obligaciones para con las HJ, que a menudo debían compaginar con su asistencia a la escuela, por lo que dejaban de acudir a las reuniones, marchas y acampadas. También era el caso de aquellos con inquietudes religiosas que seguían asistiendo a la iglesia, sobre todo a comienzos del régimen. En general, puede decirse que tanto el comportamiento como la supuesta moral espartana que debían regir la conducta de los jóvenes hitlerianos, dejaban en muchos de ellos bastante que desear.
Otro de los controvertidos aspectos de la cosmovisión nazi que trata el autor  y que afectaba a los jóvenes, sobre todo a las chicas, era el referido a la eugenesia y la raza. A instancias de Himmler, la BDM y las SS colaboraron para implementar la creación de un programa de pureza racial en el que una élite de mujeres se uniría a miembros escogidos de las SS, incluyendo la creación de guarderías especiales (lebensborn) para sus descendientes. Por supuesto, esto llevaba incluido un completo adoctrinamiento acerca de la inferioridad de las razas judía, eslava y gitana a la vez que fomentaba al odio hacia las mismas. Ello no evitaría, sobre todo bien entrada la guerra, el contacto entre las mujeres alemanas y los prisioneros, sobre todo rusos, polacos y franceses, motivado por la presencia masiva de los hombres en el frente. A la inversa, también se dieron relaciones entre los soldados y oficiales nazis y las mujeres de los países ocupados, incluso de las razas “inferiores”, a menudo con consecuencias para ellas tras la derrota alemana.
En el libro se dedica un apartado a hablar de aquellos grupos que, de una forma u otra, consiguieron mantenerse alejados de la influencia de las HJ o incluso se enfrentaron a ellas, ya fuera por la asimilación de la cultura anglosajona en el caso de los jóvenes “swing”, seguidores del jazz estadounidense y de la moda americana e inglesa y que acudían a clubes nocturnos más o menos clandestinos, o por medio de la acción política más directa como en el caso del grupo “La Rosa Blanca”, liderado por los hermanos Scholl, los Edelweisspiraten, formados por jóvenes de clase trabajadora y que a menudo colaboraban con la Resistencia o llevaban a cabo acciones de sabotaje o los Leipzig Meuten, de ideología socialista o comunista. Muchos miembros de estas agrupaciones terminaron en campos de concentración o fueron ejecutados, como en los casos de Hans y Sophie Scholl, lo cual les ha valido el reconocimiento posterior.
En cuanto a la participación de las Juventudes Hitlerianas en la guerra, el autor destaca por un lado la creación de la 12.ª SS División Panzer Hitlerjugend reclutando a jóvenes nacidos hacia 1926, la cual entró en combate tras el desembarco en Normandía. Operó con un notable desempeño al principio, aunque para septiembre había sido seriamente diezmada. Actuó también de forma destacada en la ofensiva de las Ardenas así como en el frente del este, rindiéndose finalmente en mayo de 1945 a los estadounidenses. Por otra parte está el hecho de la incorporación al ejército de chicos y chicas cada vez más jóvenes en las últimas fases de la guerra, sobre todo como artilleros en las baterías de defensa antiaérea y, en última instancia, incorporados a la Volkssturm, la milicia ciudadana reclutada como último recurso ante el avance de los Aliados. Muchos de ellos participaron en la defensa de Berlín, especializándose en el uso de granadas antitanque. Son muy conocidas las imágenes de un ya decrépito Hitler imponiendo la Cruz de Hierro y felicitando a un grupo de jóvenes hitlerianos en la Cancillería del Reich, el día 19 de marzo de 1945. Mención especial merece para el autor el destino de muchas jóvenes de la BDM quienes, actuando como enfermeras, auxiliares en el frente o incluso portando armas, tuvieron que padecer las represalias de los soldados del Ejército Rojo durante la invasión de Prusia Oriental y la toma de Berlín en forma de violaciones, vejaciones y asesinatos o la deportación, al igual que los hombres, a los campos del sistema Gulag, de donde sólo algunos lograron retornar décadas más tarde.
El libro concluye con una reflexión acerca de la responsabilidad de la juventud. De entrada, Kater argumenta que la gran mayoría de jóvenes que habían militado en las Juventudes Hitlerianas se veían más como víctimas que como parte responsable de un régimen que los había utilizado y luego desechado, privándoles de su juventud y generando un profundo sentimiento de frustración y desconfianza hacia el porvenir. Si bien la cuestión de la complicidad de estos jóvenes en los crímenes del Tercer Reich está fuera de duda, no ocurre lo mismo con la culpabilidad moral, ya que el grado de la misma dependía de la edad, posición jerárquica y de la suma de las actividades criminales en las que hubieran podido participar, como los crímenes de guerra o crímenes contra la humanidad. Sin duda, bastantes de ellos no podrían haber tomado parte en estos actos, bien por edad, bien por no haber estado físicamente en el lugar de los hechos, aunque es evidente que al final de la guerra la avasalladora maquinaria ideologizante del régimen aún seguía imbuyéndoles de un sentimiento de superioridad racial. La resocialización y educación de estos jóvenes en los valores democráticos occidentales comenzaría ya en los campos de prisioneros dirigidos, sobre todo, por estadounidenses y británicos. Los Juicios de Núremberg y la amnistía decretada en 1946 para todos los jóvenes condenados por infracciones políticas también contribuirían a ello, así como la creación de las “Amerika-Hauser”, institutos para jóvenes a cargo del Departamento de Estado y la implantación de las emisoras de radio estadounidenses, como la American Forces Network (AFN), que emitía tanto contenidos musicales como políticos. No obstante, en los primeros años de la posguerra, habría una fuerte resistencia por parte de un sector de la juventud que aún admiraba al Führer y creía en los valores del nacionalsocialismo, mostrando todavía ciertos prejuicios racistas, sobre todo orientados a los soviéticos. El sociólogo alemán Helmut Schelsky propondría el término “Generación Escéptica” para los jóvenes hasta ya entrada la década de los 60, motivado según él por el escepticismo y desprecio que mostraban por la política y desconfianza hacia las ideologías, así como por su superficialidad, indolencia y materialismo, sobre todo en aquellos miembros más veteranos de las Juventudes Hitlerianas que, por tanto, más tiempo habrían estado expuestos a la influencia adoctrinadora del régimen nazi. Sin embargo serían estos jóvenes los que con el tiempo, aunque atormentados por la culpa, terminaron contribuyendo a la reconstrucción de la democracia en la Alemania Occidental.
En suma, a pesar de ser un ensayo denso, resulta un más que recomendable libro por su profundo análisis del adoctrinamiento nazi y el estudio de los movimientos juveniles de la etapa previa al Tercer Reich y durante el mismo, escrito de una manera clara y accesible aunque, eso sí, es recomendable abordarlo con ciertos conocimientos previos sobre la época y sus protagonistas. Hislibris

Cuando la mujer es el botín de guerra

[...] hay un arma secreta en todo conflicto armado que se reproduce sistemáticamente bajo la mirada anodina del planeta, cuya crueldad debiera escandalizar la moral del mundo civilizado: es la violencia sexual extrema que se inflige sobre las mujeres. Una batalla que se perpetra en el cuerpo de ellas, que son el botín de una guerra decidida, financiada y ejecutada por hombres. [...] Lee más


Los reyes más sanguinarios de la historia

Gracias a la novela El corazón de las tinieblas, publicada por Joseph Conrad en 1902, se empezó a conocer en Europa el infausto legado colonial de Leopoldo II de Bélgica.
Corrían los primeros años del siglo XX y pocos eran conscientes de que el monarca de la pequeña y aparentemente aburrida Bélgica había causado directamente la muerte de varios millones de congoleños. Lee más

Calígula

La verdad sobre la Resistencia francesa: ni tan masiva ni tan francesa


El discurso nacional que Francia construyó después de la II Guerra Mundial es que el país fue liberado por la Resistencia, con cierta ayuda de los aliados, y que "salvo un puñado de miserables", en palabras del general Charles de Gaulle, el resto de los ciudadanos se comportaron como auténticos patriotas. Nada más lejos de la realidad. Lee más

«Stalin decía que el pueblo ruso necesitaba un zar»

Entrevista a Simon Sebag Montefiore, historiador y autor de Los Romanov


La familia Romanov gobernó Rusia durante tres siglos mezclando mano dura, una libertina vida sexual y ataques de locura. En su monumental libro Los Romanov (Crítica, 2016) Montefiore narra esta saga que dejó en Rusia una huella indeleble.
Los Romanov eran extremadamente violentos, crueles y en algunos casos depravados. ¿Por qué?
Rusia es un lugar muy difícil de gobernar sin autocracia. Y la autocracia siempre se impone por la fuerza. Además, es un sitio sin fronteras naturales, enorme, siempre con el riesgo de ser invadido por todos los lados. Por eso eran más violentos que otras monarquías europeas. Lee más

Discurso de la sevirdumbre voluntaria, Étienne de la BoÉtie


Leopoldo II y el genocidio en el Congo


Leopoldo II, cuyo nombre de nacimiento era Leopoldo de Sajonia-Coburgo-Gotha y Borbón-Orleans (Léopold Louis Philippe Marie Victor de Saxe-Cobourg et Gotha) (Bruselas, Bélgica, 9 de abril de 1835 – 17 de diciembre de1909) fue el segundo rey de los belgas, recordado por ser propietario del Estado Libre del Congo, que fundó y explotó como si de una empresa privada se tratara. Sucedió a su padre, Leopoldo I, en el trono de Bélgica en 1865 y permaneció hasta su muerte. Reinó durante 44 años, con lo que se convirtió en el reinado más largo de cualquier monarca belga hasta el momento.
Leopoldo fue el fundador y único propietario del Estado Libre del Congo, un proyecto privado encabezado por él mismo. Utilizó al explorador Henry Morton Stanley para ayudarle a reclamar el Congo, un área que actualmente ocupa laRepública Democrática del Congo. En la Conferencia de Berlín de 1884-1885, las naciones europeas con intereses coloniales –que pactaron el reparto de África– se comprometieron a mejorar la vida de los habitantes nativos del Congo, al tiempo que confirmaron su posesión por parte de Leopoldo II. Sin embargo, desde un principio el monarca ignoró estas condiciones y amasó una gran fortuna gracias a la explotación de los recursos naturales del Congo –caucho, diamantes y otras piedras preciosas– y la utilización de la población nativa como mano de obra forzada y esclava.
Su régimen africano fue responsable de la muerte de entre 2 y 15 millones de congoleños. Bertrand Russell estimó el número de víctimas en 8 millones de personas,  mientras que el censo realizado por Bélgica en 1924 mostró que la población durante el Estado Libre de Leopoldo había descendido en un 50 %, 10 millones de personas. Sin embargo, otros historiadores como Louis y Stengers declararon en 1968 que las cifras que se manejaban eran exageradas. 

Primeros años

Ingresó en el ejército belga siendo joven y realizó numerosos viajes por el mundo, lo que marcaría su política expansionista. Contrajo matrimonio con María Enriqueta de Austria en agosto de 1853. 
En política exterior, el rey Leopoldo determinó que Bélgica se mantuviera neutral ante la guerra franco-prusiana de 1870-1871.

El marco institucional 

En 1876, Leopoldo convocó y presidió la Conferencia Geográfica de Bruselas que reunía a expertos, exploradores y científicos de seis países europeos. Pretendía establecer normas comunes filantrópicas para proteger el continente africano y sus habitantes de la explotación comercial indiscriminada, dado que con las últimas exploraciones se acababa de abrir África a la penetración europea. Con este fin la Conferencia decidió crear un organismo permanente, la Asociación Internacional Africana (AIA), presidida por el propio Leopoldo, para promocionar la paz, la civilización, la educación y el progreso científico, y erradicar la trata de esclavos que era una práctica común a buena parte del continente. El mismo año, en el discurso inaugural del comité belga de la AIA, Leopoldo declaraba:
(...) Los horrores de este estado de cosas, los miles de víctimas masacradas por el comercio de esclavos cada año, el número aún mayor de seres absolutamente inocentes que son brutalmente arrastrados a la cautividad y condenados de por vida a los trabajos forzados, han conmovido profundamente los sentimientos de todos los que, a todos los niveles, han estudiado con atención esta deplorable realidad; y han concebido la idea de asociarse, de cooperar, en una palabra, de fundar una asociación internacional para dar punto final a este tráfico odioso que es una desgracia para la edad en la que vivimos, (...) 
Tres años más tarde, la AIA financió la expedición al río Congo (1879–1884) dirigida por el explorador y aventurero estadounidense Henry Morton Stanley. Stanley fue encargado de conseguir contratos con los jefes indígenas, para que la AIA explotase las regiones descubiertas, convirtiéndolas en "Estados libres". Paralelamente, Bélgica creó la Asociación Internacional del Congo (AIC), cuyos fines presuntamente se relacionaban con el mantenimiento de la paz en las regiones africanas de la cuenca del Congo, pero luego con metas claramente comerciales para explotar productos de las regiones colonizadas.
A raíz de estas iniciativas, Leopoldo fue reconocido en la escena internacional como un benefactor filantrópico digno de admiración, como un hombre de negocios preocupado por temas humanitarios y como el promotor de la política colonial de Bélgica, y lo colocaba a la altura de la del Reino Unido, Francia o Alemania. No es por lo tanto de extrañar que la Conferencia de Berlín (1884–1885) reconociera la creación del Estado Libre del Congo como un territorio perteneciente a Leopoldo a título personal (y no como colonia de Bélgica). Ningún representante indígena fue invitado.
El Reino de Bélgica abandonó toda responsabilidad sobre el territorio congoleño, como lo confirmará el artículo 62 de la Constitución belga votada en 1885, por lo cual el territorio del Congo quedaba convertido prácticamente en "propiedad privada" de Leopoldo II. La explotación de los recursos de la región fue constituida en monopolio "estatal" (a favor del Estado Libre del Congo), y Leopoldo envió un ejército de 16.000 europeos de distintas nacionalidades, pagados por el propio monarca, para controlar la región y convertirla en un campo detrabajos forzados, mediante la esclavitud y la mutilación.

La práctica genocida de Leopoldo II en el Congo

Gracias a la colonización del Congo, Leopoldo convirtió a Bélgica en una potencia imperialista y a él mismo en multimillonario. Gracias a los préstamos que le fueron concedidos a Leopoldo por el Estado belga, la AIC creó una red ferroviaria a lo largo del río Congo y de sus afluentes, y abrió carreteras. Después de que John Dunlop inventara los neumáticos de caucho, la demanda mundial del mismo, debido a su uso como materia prima en la industria automovilística y de bicicletas, se había disparado y se inició una carrera comercial internacional para dominar el mercado.
Para adelantarse a la competencia (que explotaba bosques en América Latina y en el sureste asiático), Leopoldo impuso altas cuotas de producción de caucho en el Congo, y obligó a la población indígena a cumplirlas con métodos coercitivos y la más alta violencia. Para aumentar el ritmo de producción, los agentes del Estado Independiente del Congo cobraban primas en función de las cantidades suplementarias de caucho recolectado, lo que les incitaba a endurecer cada vez más los métodos de presión sobre los trabajadores. 
Se calcula que durante los años de dominio de Leopoldo sobre el Congo fueron exterminados unos diez millones de nativos, la mayoría de ellos esclavizados, mutilados, asesinados o amenazados con la muerte para que trabajaran en la obtención de caucho. El historiador Adam Hochschild avanza la misma cifra basándose en investigaciones llevadas a cabo por el antropólogo Jan Vansina a partir de fuentes locales de la época, y estima que de 1885 a 1908 la población congoleña quedó reducida a la mitad por culpa de los asesinatos, el hambre, el agotamiento, las enfermedades y el desplome de la natalidad.  El historiador congoleño Ndaywel e Nziem eleva la cifra a 13 millones de muertos,  mientras que los historiadores Roger Louis y Jean Stengers consideran que esas cifras no tienen fundamento al no existir datos de población para aquellos años. 
En 1895, el misionero Henry Grattan Guinness supo de los abusos sufridos por la población del Estado Libre del Congo e instaló allí una misión. Obtuvo promesas de mejora de Leopoldo, pero nada cambió. El periodista británico Edmund Dene Morel, ex agente de una compañía de navegación encargada del transporte del caucho hacia Europa, y conocedor de las estructuras comerciales establecidas en Àfrica del oeste, fue también uno de los primeros en avisar a la opinión internacional sobre los crímenes cometidos, y fue el primero en recolectar pruebas testimoniales ydocumentales. Sin embargo, hasta 1903, dos años después del fallecimiento de la reina Victoria, prima de Leopoldo, la Cámara de los Comunes no adoptó una resolución crítica sobre la gestión del Congo, y encargó al diplomático Roger Casement, nombrado cónsul británico en el Congo, que investigara los hechos. Su informe, conocido como el Informe Casement, se hizo público al año siguiente y tuvo un impacto considerable en la opinión pública. El parlamento británico aprobó una resolución sobre el Estado del Congo –que el gobierno envió a los 14 países firmantes del Tratado de Berlín de 1885— en la que se informaba que los crímenes que supuestamente allí se cometían eran contrarios al espíritu de la Conferencia, y el ministro británico de Asuntos Exteriores pidió en sendos discursos que se revisara la concesión privada del Congo al rey de Bélgica para transferirla al parlamento belga. 
El diputado socialista belga Émile Vandervelde y parte de la oposición parlamentaria consiguieron, en contra de la opinión del rey, que se creara una comisión independiente de investigación, cuyo informe confirmó las observaciones de Casement y Morel. Por su parte, el rey envió su propia comisión de investigación, constituida por funcionarios públicos belgas, que negaron toda clase de abusos y que apoyaron su labor "civilizadora." 

La Donación Real

Las consecuencias inmediatas de esos informes se limitaron al arresto de algunos soldados del Estado Libre acusados del asesinato de centenares de congoleños en 1903. En diciembre de 1906 el rey Leopoldo, bajo la presión internacional, aceptó transferir el Estado del Congo al parlamento belga, pero las negociaciones duraron hasta el 15 de noviembre de 1908, fecha en la que el Parlamento belga asumió su administración. En el intervalo el Rey negoció una compensación de 50 millones de francos por sus posesiones en el Congo y se deshizo de todas sus obligaciones en la región, que reinvertió en propiedades en la Riviera francesa. 
Esta cesión se incluyó, en 1908, en el acta conocida como «Donación real», por la que Bélgica "heredaba" el Congo, así como de la gestión de las inmensas propiedades personales del Rey en Bélgica, preservando su disfrute por sus sucesores en el trono y prohibiendo su venta o alteración. Leopoldo justificó el tratado afirmando que, como sólo tenía hijas, todas casadas con príncipes extranjeros, no quería que su herencia se desmembrara después de su muerte. La Donación Real es desde 1930 un organismo público autónomo del Estado belga, que gestiona el patrimonio heredado de Leopoldo II. Parte de esos bienes se puso a disposición exclusiva de la Casa real belga, y el Estado asumió su gestión y conservación.

La explotación minera

Gran parte de los territorios que Leopoldo II mandó colonizar en África constituyen el actual Estado de la República Democrática del Congo. Bélgica continuó explotando las riquezas del "Congo belga". En los años siguientes a la Donación Real, la administración del Congo siguió en manos de las mismas compañías concesionarias, por lo que el maltrato de la mano de obra congoleña se mantuvo, sin llegar sin embargo a los excesos anteriores. 
Después del declive del caucho, tomó especial importancia la explotación minera iniciada por las compañías concesionarias de Leopoldo II, como la Compañía del Katanga, creada en 1891. A partir de 1900, para asegurar el dominio de la compañía frente a la competencia de las compañías mineras británicas y alemanas, el Estado Independiente del Congo y la Compañía del Katanga se unieron en el Comité Especial del Katanga (CSK). Al poco tiempo, un acuerdo firmado personalmente por Leopoldo II y por el empresario británico Robert Williams, propietario de la compañía minera Tangenyika Concession Limited (TCL), creó la Unión Minera del Alto Katanga (UMHK), que gobernó de hecho la región del Katanga hasta su nacionalización por parte del gobierno de la República Democrática del Congo, en 1966. 

Reinado en Bélgica

Leopoldo II utilizó la fortuna amasada con la explotación del Congo para financiar un programa de obras públicas, ejemplos del cual son el Palacio de Justicia de Bruselas, la Avenida de Tervueren, también en Bruselas, y el complejo palaciego de Laeken, actual residencia de la familia real belga. Para celebrar el 50 aniversario de la independencia de Bélgica, mandó construir elParque del Cincuentenario, dominado por el Arco del Cincuentenario. Embelleció también la ciudad de Ostende, donde creó elhipódromo y el parque María Enriqueta.
Constituyó un patrimonio personal en las Ardenas, que cuenta con 6700 ha de bosques y fincas agrícolas, un campo de golf y los castillos de Ciergnon, Fenffe, Villers-sur-Lesse y Ferage.
En el aspecto militar, mandó fortificar las ciudades de Amberes, Namur y Lieja, e instituyó el servicio militar obligatorio para un hijo por familia.
Bajo su reinado el Parlamento aprobó numerosas medidas sociales, como el derecho a crear sindicatos, la prohibición a los niños menores de 12 años de trabajar en las fábricas, la prohibición del trabajo nocturno para los menores de 16 años y de lostrabajos subterráneos para las mujeres de menos de 21 años. Se estableció el descanso dominical y una compensación en caso de accidente laboral.
El rey intentó que la Constitución belga de 1885 instaurase el "Referéndum Real", que le hubiese permitido convocar personalmente consultas populares acerca de cuestiones de orden general o sobre leyes ya aprobadas por el Parlamento belga. En este último caso, el Referéndum Real podría haberle suministrado un apoyo popular para negarse a firmar leyes que desaprobaba, lo que equivalía a disponer del derecho de veto. Ante la negativa del Parlamento a contemplar esta posibilidad, Leopoldo estuvo a punto de abdicar.

Vida privada

Leopoldo II se casó por conveniencia con María Enriqueta de Austria, quien tras proporcionar descendencia a su esposo, fue ignorada y casi repudiada de facto por éste,[cita requerida] refugiándose en la ciudad de Spa, de la que ya no saldría jamás.
En torno a 1899, Leopoldo se enamoró de Blanche Delacroix, una joven de 16 años, hija de un funcionario. La nombró baronesa de Vaughan, y tuvo con ella dos hijos varones (la auténtica paternidad de esos niños nunca fue demostrada). Un año antes de su muerte, Leopoldo contrajo con Delacroix un matrimonio morganático, y le legó una gran fortuna y propiedades inmobiliarias en Bélgica y en Francia. Al año siguiente, poco después de la muerte del rey, Delacroix se casó con su amante, Antoine Durieux, quien adoptó a los hijos. 
Leopoldo II murió en 1909 de una hemorragia cerebral. Su sobrino Alberto, hijo de su hermano Felipe de Bélgica, le sucedió en el trono como Alberto I.

Referencias culturales

La novela El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, narra el viaje del protagonista por el río Congo en tiempos de Leopoldo II. El autor cuenta experiencias de primera mano sobre las atrocidades que se cometían en la colonia belga. La película Apocalypse Now, de Francis Ford Coppola, se basó parcialmente en este libro, extrapolando la situación del Congo a la Guerra de Vietnam.
En 1907, el escritor francés Octave Mirbeau denunció la situación de los esclavos que trabajaban en las plantaciones de Leopoldo en el capítulo 'El caucho rojo', de su novela La 628-E8.
La novela El sueño del celta, del Premio Nobel de Literatura 2010 Mario Vargas Llosa, se basa en la vida de Roger Casement. Fuente: wikipedia






























































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