es malo ir a una guerra, pero perderla ...


... eso sí que es malo.

Esta sentencia podría haberla leído e imaginar haberla escuchado de los labios de los personajes de "El corazón helado", la última novela de Almudena Grandes. Hace unos días terminé de leerlo y aún me una sensación de desazón y tristeza.



Llorar, lamentarse, protestar, luchar y otra vez llorar. Ese es el papel de los perdedores de una causa, de cualquiera de las mil causas perdidas que hay en el mundo.

En la guerra es aún peor. En una guerra todos pierden. Bueno, el pueblo pierde, los gobernantes llenan sus egos y algunos hasta su cartera. El resto, ricos y pobres, pierden amigos, familia, patrimonio, ilusiones, las ganas de vivir e incluso se ven forzados a huir muy lejos para salvar la vida. Como mucho, algunos, los que "ganan", tienen la oportunidad de lamerse las heridas y recuperarse. Pero, como dice León el Africano en su último post ... ¡Ay de los vencidos!

Definitivamente, la guerra es horrible, es malo ir a una guerra, pero perderla ... eso sí que es malo.