Raíces

En toda una vida mis antepasados apenas salieron de su provincia. Muchos de ellos encontraron el amor, el sustento, la amistad, sin tener que alejarse más que unos metros de su aldea. Hoy seguimos derramando lágrimas de alegría o de tristeza en la misma tierra donde cayeron otras antes; agua antigua sobre tierra antigua.

Tanto en el pueblo de mi padre, en Guadalajara, como en el de mi madre en Segovia casi todos compartimos los mismos apellidos. Me temo sin embargo, que somos la última generación que mantendrá el arraigo a una comunidad fundada quién sabe cuando. Arraigo heredado, fuerte y profundo, cuyos lazos estamos rompiendo sin entender siquiera la inmensa fortuna que hemos tenido.

La globalización, nos da cosas pero ¿sabemos lo que nos quita?