"Perifollos"

no, no es el título de una peli porno. Ni el nombre de algún pueblo remoto de Castilla. Que no, hombre, perifollos es el nombre que se le da en la sierra a una hierbas que brotan en primavera, en el lecho de los arroyuelos que provoca el deshielo. El otro día me enteré que en lado sur de la sierra se llaman "corujas" (gracias Carmina!!)

No sé en qué momento de la Historia alguien decidió hincar el diente a estos perifollos, pero sí sé que debía estar canino. Desde entonces, en parte porque el hambre volvió por estos contornos durante muchos años y en parte porque después de un invierno de patatas con patatas no le viene mal al estómago una ensalada de lo que sea, los habitantes serranos degustan perifollos en primavera.

No son un gran manjar, pues saben a hierba y tienen un punto amargo, pero si los escoges bien, los más tiernos y de tallo más largo, tienen su encanto. Un poco de vinagre y sal y tienes una ensalada fresca, natural y gratis.

Y si además has subido bastante arriba a recolectarlos, haces ejercicio mañanero. ¡Qué sanos estos perifollos!