Tamayo y Sáez

hasta junio de 2003, Tamayo y Sáez eran dos apellidos sin más, que como mucho evocaban al teólogo Rufino Tamayo y al no muy exitoso seleccionador de fútbol Iñaki Sáez. Hoy casi cualquiera, y eso que han pasado ocho años, recuerda ambos apellidos por lo que supusieron en la trama del "tamayazo". De las caras de ambos sujetos casi nadie se acuerda, salvo de que eran duras, muy duras.

Antes de estos dos elementos (iba a poner chorizos, pero este extremo no está confirmado en los tribunales) ya se había inventado el transfuguismo, bien lo sabe Viriato. Con todo, ellos lo llevaron a la perfección. "Vini, vidi, vinci" en su más cutre expresión, nadie les conocía ni se les esperaba. En un mes escaso dejaron en evidencia la miopía política del inefable Simancas y demostraron lo fácil que es manipular la voluntad popular cuando los escrúpulos se quedan en el banquillo. Por el camino, consiguieron que Esperanza Aguirre ganara las elecciones en la Comunidad de Madrid, lo que, visto la talla del oponente, casi fue un alivio.

¿Qué será de esta gentuza? no sé, pero fijo que dinero no les falta. Pues bien, os garantizo que hay
bichos de estos en todas las administraciones, esperando a que alguien les unte convenientemente y la voluntad popular se convierta en escorzo.

Por cierto, ahí va la foto de los susodichos. Es conveniente conocerla, por si os los encontráis a una distancia poco prudente.