22 tíos en gayumbos y un árbitro


Me encanta el fútbol. No sé por qué. Igual que tampoco sé por qué no soy del Atleti o del Barça, ni por qué después de tantos años no me canso de ver partidos. No soy un fanático y dejo de lado un encuentro de la máxima emoción si hay algo mejor que hacer (mujeres, amigos, una buena cena ... hay muchas cosas buenas en la vida aparte del fútbol), pero sí hablo de fútbol continuamente y visito estadios allá donde voy.

Aún así y siendo yo una de sus víctimas, me sorprende la fascinación que este deporte-espectáculo despierta entre la gente. Hoy estuve viendo el Espanyol-Sporting y aparte de admirar el precioso estadio que han construido en Cornellá, lo que más me llamó la atención fue la gente. Ver un partido sin la pasión del forofo te deja disfrutar más, si cabe, del juego, y también apreciar otros detalles: ver cómo los demás se divierten, sufren, exclaman, son ellos mismos en una intimidad tremenda aunque estén rodeados de 30.000 personas.

Luego, la alegría de la victoria. Grupos de amigos saliendo del estadio sonriendo y comentando las jugadas en la cola del cercanías. Me encanta. ¿Y cuándo juega la selección? eso ya es de locura. Lo describen mejor los ingleses, maestros en la locura futbolera, con esta maravilla de canción y de clip que montaron para animarse de cara a la Eurocopa de 1996 "Three lions" con las voces, entre otros, de Lightning Seeds.