Uno de los principales objetivos que tenemos todos los que acudimos a entrenar al gimnasio es el de lograr hacer que nuestros músculos crezcan y se desarrollen a la vez que conseguimos fuerza y destreza. Este es el fin de los entrenamientos pero muchas veces los medios para conseguirlo no son los más idóneos. Por eso en esta ocasión vamos a detenernos en uno de los principales conflictos que tenemos todos los que acudimos al gimnasio a trabajar nuestra musculatura, y es que muchas veces vamos más rápido en el desarrollo de los diferentes ejercicios que en el de los propios músculos.
Seguramente que en más de una ocasión hemos visto a muchas personas en el gimnasio que han empezado hace poco a hacer ejercicio y que utilizan cargas muy elevadas, un peso con el que pueden y que determinará el futuro desarrollo de su cuerpo. Por ello es importante tener una serie de nociones básicas a la hora de entrenar, pero no solo las personas que empiezan, sino todos los que entrenamos a diario, ya que con el paso del tiempo y la confianza solemos cometer errores que pueden pasarnos factura con el tiempo.
Saber escuchar a nuestro cuerpo
Antes de nada es importante que sepamos que cada persona tiene una serie de características físicas que debemos poner en marcha cuando entrenemos. Saber escuchar nuestro cuerpo es esencial para controlar a la perfección los diferentes niveles que tiene nuestro cuerpo. Nadie mejor que nosotros sabemos hasta donde podemos llegar, y por ello forzarnos no es la solución a la hora de conseguir un buen resultado. El cuerpo y sobre todo los músculos deben tener un desarrollo progresivo y constante. Nunca el desarrollo debe ser inmediato, por lo que los entrenamientos deben ajustarse al máximo a esto.
Calidad Vs cantidad
En el proceso de entrenamiento siempre debe primar la calidad del ejercicio a la cantidad del mismo. Esto quiere decir que es imprescindible que la rutina se desarrolle de la mejor manera posible para nuestros músculos. Cuidar la ejecución correcta de cada ejercicio, la postura correcta del cuerpo para evitar hacernos daño es fundamental a la hora de conseguir un buen resultado. Si esto no lo hacemos así el riesgo de padecer una lesión y adquirir vicios posturales y de ejecución del ejercicio es alto, ya que el ejercicio no se está realizando con normalidad en ningún momento.
Realizar un ejercicio con el peso inadecuado traerá consigo el apoyo en otros músculos auxiliares que al final harán que la tensión se desvíe de la parte a trabajar, haciendo así que el ejercicio pierda efectividad. Ante todo debemos ser realistas y saber hasta dónde podemos llegar con las características de nuestro cuerpo. De nada servirá forzar demasiado, ya que el desarrollo muscular no será el que debiera, sino que acabaremos trabajando otras partes del cuerpo que nada tienen que ver con las que nos estamos enfocando y a las que nos queremos dirigir.
Es necesario que esto lo tengamos en cuenta. No queremos decir con esto que no debemos esforzarnos en los entrenamientos, sino todo lo contrario, ya que siempre es necesario llevar al máximo a nuestros músculos si lo que queremos es un desarrollo perfecto de las fibras que los componen. Esto quiere decir que de nada nos servirá empezar con cargas abusiva, ya que seguramente no entrenemos bien, sino que simplemente estaremos haciendo un ejercicio parecido al que debiéramos, pero no igual, haciendo que los músculos se entrenen de una manera inadecuada.