Cómo cuidar los pies si padeces diabetes

El Colegio Profesional de Podólogos de Asturias nos ofrece una serie de consejos útiles que nos ayudarán a mantener sanos nuestros pies, sobres los que, siguiendo las palabras de Violeta Parra, recorreremos ciudades, playas, desiertos, montañas y llanos. Con ellos también nos meteremos en más de un charco, pringándonos de mierda hasta las trancas, o iremos a casa de alguien, a su calle y a su patio. 

Vayamos donde vayamos nos toca hacerlo con los pies, si tenemos suerte de tenerlos. Así que ojo al dato, que más nos vale cuidarlos.

Ahí os dejo unos fragmentos, y el enlace donde os podéis empapar como esponjas (de manos o de pies) de los que más saben de este tema tan peliagudo.




PARA ADULTOS
El dolor de los pies es un síntoma muy frecuente en la edad adulta. La mayoría de las personas lo sufren en algún momento de su vida, ya que pueden ser asiento tanto de enfermedades originadas en ellos como de enfermedades generales que les pueden afectar (artritis reumatoide, artrosis, gota, diabetes, etc.).

Para preservar los pies en buen estado de salud, es conveniente tener presente algunos consejos:
  • Usar zapatos amplios y de piel flexible, dejando una distancia de aproximadamente 1cm entre el dedo más largo y el final del zapato. (vamos, que te queden grandes)
  • No usar sólo el mismo par de zapatos durante mucho tiempo. Alternar dos o tres pares (dicen dos o tres pares, no dos o tres docenas de ellos, que hay mucha Imelda Marcos entre nosotras, mientras otros malamente podrán hacerse con ese otro par extra con el que cambiarse... qué mal repartido anda el mundo; pero el mundo anda).
  • Evitar tacones altos y estrechos (Si por mí fuera, los prohibía todos; ¡vaya manía tenemos con eso de disimular lo que no somos desde el paleolítico!).
  • El contrafuerte del talón debe ser confortable pero a la vez deberá impedir los desplazamientos laterales.
  • Comprar zapatos a última hora de la tarde, cuando el pie alcanza el máximo volumen (y si encima te los tienes que comprar como las botas de montaña, un par de números más para que no te quedes sin uñas bajando cuestas, mucho me temo que por la mañana sea cuando uses un par, y de tarde, otro más amplio; ¡y la cosa está como para tantos gastos de zapatos en condiciones y en piel!).

PARA DIABÉTICOS
La diabetes es una enfermedad crónica caracterizada por el aumento de glucosa en la sangre y como consecuencia de ello se produce una alteración en la circulación sanguínea periférica, muy especialmente a nivel de los pies. Para evitar o minimizar sus complicaciones, es muy importante observar los siguientes consejos:
  • Lavar diariamente los pies con agua templada y jabón neutro (cuando dicen jabón neutro, el mejor es el hecho en casa, que hoy se compra hasta en la Feria de El Pedroso; Y si no te llegas por allí, te vale el jabón Lagarto blanco, mejor que el verde que lleva colorantes).
  • No mantenerlos mojados más de 10 minutos (la humedad te acerca más a un campo de setas que a un pie normal; esta historia no se refiere a que no te pases más de diez minutos en la piscina, o dándote un bañito en el mar, sino que una vez fuera, ¡a secar!, y evitas los hongos).
  • Secar adecuadamente los espacios interdigitales (una buena idea es hacerlo con un secador que tenga la opción de echar aire frío; como sólo eche aire caliente, y el que se lo seque haya perdido sensibilidad, le pueden quedar los pies como los pollos asados).
  • Aplicar crema hidratante en todo el pie menos en los espacios interdigitales (entre los dedos quieren decir; claro que puedes ponerte cremita con cuidadito por la parte de los dedos que choca con el zapato, sin pringar las uñas, que hay veces que esas zonas se endurecen tanto que luego también se agrietan como los talones, y la hemos liado).
  • No usar callicidas ni ácidos que puedan provocar una quemadura .
  • El corte de las uñas será recto y es recomendable que se limen (a ver, que dicho así nos podemos liar sobre el limado: que mejor limar que cortar a tijera, por muy profesionales que sean las tijeras. La lima no te deja picotazos en la piel que luego se puedan infectar y dejarte un agujero donde antes había un dedo).
  • Inspeccionar diariamente los pies; un espejo puede ser de gran ayuda (lo de inspeccionarlo con un espejito no es que te estén llamando inflexible, no. Volvemos a cuando se haya perdido sensibilidad y no nos hayamos dado cuenta. Si una heridita no te duele, y encima, no la ves, puede pasar de extragis el tiempo suficiente hasta haberse convertido en un túnel. Y ya en serio, hay compañeros que saben de una herida en sus pies porque huele de pronto el pie a podrido, que es olor que desprende una úlcera gangrenada, y eso no tiene gracia, la verdad. Así que si os cuesta ver con espejo, pedidle a alguien que os mire los quesos, que no queremos cambiar pies por cabrales).
  • Los calcetines serán sin costuras, evitando tejidos sintéticos (sin costuras, los hay; y los hay hasta baratos. De algodón, muchísimos. Y lo que aquí, a mi parecer, han olvidado es el tema de la liga del calcetín: nunca debe apretarte. Si te deja una marca en el tobillo, mándalos a tomar por culo saco. En Calcedonia los tienes baratitos con ligas antipresión; pero la forma más simple es la tijera, y se arregla bien de un tijeretazo al elástico de la liga, o recortándola entera. La sangre tiene que llegar hasta las puntas de los dedos, y lo que , ¡zaca!, ¡fuera!) 
  • Comprobar el interior del zapato por si hubiera cuerpos extraños (no solo hay que comprobar que no llevas un garbanzo en el zapato, sino que el calcetín no ha quedado con pliegues. Cualquier cosa que apretuje de más, o que roce, puede suponer pasarte una temporadita medio cojo y retorcido de dolor). 
  • Los zapatos serán de piel, tacón bajo y abrocharán de forma que no compriman el pie, de cordones o velcro (sí, es verdad, el calzado de piel es más caro, pero puedes buscar siempre en los olutlets, y, ya que estamos, en las rebajas; el pie no sigue creciendo llegada una edad, pero los precios, sí. Es cosa de buscar).
  • El mejor momento para comprar zapatos es a última hora de la tarde, cuando el pie alcanza el máximo volumen.
  • Nunca se debe andar descalzo (esto sí que lo tenemos que llevar a rajatabla. Ni descalzos, ni con calcetines a pelo, por muy por casa que estés, y muy limpito que creas tener el suelo. Pisa un cable, y te vas a enterar de cuántas constelaciones pueden caber en tu cabeza... Y esto es también obligatorio para cuando te vayas a la playa. ¿Que no sabes qué son los escarpines? Pincha aquí, y verás que bien).
  • Procurar no fumar, para evitar que la circulación empeore.
  • Acudir al podólogo regularmente y ante la aparición de la más mínima lesión (en Andalucía se ha llegado a un convenio en el SAS por el que tenemos revisión podológica anual si lo solicitamos, tanto si podemos desplazarnos, como si el profesional ha de moverse a la casa del paciente, que ya sabemos que entre los más mayores hay más diabéticos, y suelen ser tipo 2. Esas revisiones y servicios son gratis. Pero, si no puedes pagarte un podólogo por cada ulcerita, o por cada corte de uña, siempre te queda el ir a la Facultad de Podología más cercana a tu casa. Suelen tener un área clínica donde se atienden a los pacientes por precios muy asequibles. De todos modos, somos muchas las asociaciones que ofrecemos podólogos baratitos, por eso de garantizarles clientela asegurada, y también firmamos convenios de colaboración con la Universidad para que te cueste tan poco que acabes cogiéndole gustillo a eso de la quiropodia, vamos, a arreglarte los callos para que no te den la lata).


Más en http://www.podologosasturias.com/clientes-consejos-utiles.asp


Sobre la estética no digo nada. Cada uno que use, dentro de lo cómodo, lo que más le guste. Aunque seas "pié de riesgo" no tienes por qué ir con los zapatos de los payasos. Con un poco de "miroteo", siempre se encuentra algo a gusto del consumidor. La cosa es poder caminar, y morir con las botas puestas. Será señal que hay donde ponerlas.