Tras la Noche de los Cristales Rotos comenzó una campaña diseñada para boicotear y humillar a la totalidad de la población judía; las paredes de los comercios hebreos se llenaron de pintadas, carteles y octavillas antisemitas en las que se les invitaba a cerrar a la vez que miembros del Partido Nacional Socialista del Trabajo insultaban y golpeaban a quienes osaban entrar en los comercios judíos; otro punto fuerte fue el despido de todos los empleados hebreos que trabajaban en cualquiera de los ministerios del estado y de la prohibición de contratar en las empresas privadas a judíos. Los estudiantes hebreos también fueron objeto de estas purgas; miles y miles de niños de las escuelas alemanas eran humillados públicamente y expulsados así como los alumnos de todas las universidades. Los maestros y profesores enseñaban a los alumnos no judíos materias en las cuales se consideraba los hebreos como auténticos monstruos que arrasarían sus casas y asesinarían a sus familias por lo que las mentes infantiles eran contaminadas y quedaron firmemente convencidas de la maldad judía. Continúa leyendo
