celular


en el día de mi cumpleaños mi celular tomó la peor actitud:
decidió no comunicarme con nadie.

me deja pensando este proceder.
me hace desconfiar de sus buenas intenciones.

pero que no crea que no me di cuenta.
ya se jodió.
lo voy a estar vigilando más de cerca.

la velita de la torta




a la velita sobre la torta le pedí tres deseos
tres importantes, grandes y verdaderos deseos
a largo plazo además,
trascendentales para mi existencia.

¿habrá sido mucha presión para la vela?
ojalá haya sido una vela importante
con experiencia
una vela con más vidas que una sola
una vela experimentada, que sepa conceder deseos.
ojalá haya sido mi vela la harry potter de las velas.

ya quiero que llegue el día en que diga: bien velita, gracias!
y ahí sabré que ella era, en efecto, talentosa.

mientras tanto a esperar.

debí pedir un poco de paciencia * * *

una nota

quiero poder hacer música
para que nos vayamos cantando bajo el sol

27

me volví más ociosa que nunca
me dejé atrapar por mis demonios y nos fuimos de fiesta.
mandé de vacaciones a mi pequeña responsabilidad para que no se asuste
y me divertí un buen rato.

pero ayer soplé la velita de los 3 deseos
y con una luz apagada abrí los ojos
y de pronto estaba todo en su lugar.

ventisiete es una palabra bien seria
es la más seria que he oído.

yo te sigo la corriente, ventisiete, pero te advierto
que mis demonios me los he guardado
y cuando menos te lo esperes, cuando te voltees,
estaré lejos, me habré ido con ellos.
La pérfida Albión

quizá sea por los supuestos atropellos sufridos por Alonso (aunque no sé si es para tanto), quizá por las afrentas históricas de la pérfida Albión o quizá (y más probable) porque hoy a las 10 de la mañana ya me habían puteado dos "compañeros" ingleses, voy a dedicar este post a contribuir a la tradicional animadversión patria hacia los británicos.

Trabajo con ingleses y diariamente tengo ocasión de comprobar que si hay una cosa que les caracteriza es su cinismo (ellos dicen flema). El porte y la distinción de los que alardean son a menudo un delicado envoltorio de algo que huele bastante mal. Disfrutan de un fino sentido de la ironía y un humor refinado, pero casi siempre está al servicio de ese aire de superioridad y desprecio con el que nos miran a franceses o españoles (a los alemanes no les desprecian, les odian).

Gran Bretaña combina la mítica imagen del gentleman con los borrachuzos "hooligans". Históricamente orgullosos, vividores y viajeros, amantes del boato y la apariencia, hicieron gala de ese contraste firmando sentencias de muerte por piratería y patentes de corso con la misma mano. En el siglo XVIII patentaron la democracia, mas al tiempo, fueron la nación que más explotó la trata de humanos. Y más tarde, durante el siglo XIX, se empeñaron en liberar Oriente Próximo del "yugo" otomano, pero a la vez estrangulaban a la vecina Irlanda, sojuzgaban India y deportaban a Australia a miles de delincuentes comunes.

Dicen en diplomacia, que lo que haga tu mano izquierda no ha de saberlo la derecha, sobre todo cuando ambas son británicas.

nada

hay como un silencio en mi cabeza hace días.
debe ser el sol. o la lluvia.
o el sol y luego la lluvia. todo junto.
o nada.
puede que no sea nada.
Clasificaciones varias

cuando llegas a cierta edad (básicamente la que uno tiene en cada momento), sueles pensar que, en términos de personas, has visto de casi todo. A tal efecto uno se fabrica una suerte de armario lleno de cajoncitos para meter a unos u otros según parezcan de esta manera o de aquélla. No digo que sea mala práctica, por cómoda, pero tiene sus peligros. El principal es que cuando conocemos a alguien, tendemos a meterle rápidamente en uno de esos cajoncitos, y frecuentemente nos equivocamos.

Personalmente fui un fan de estas clasificaciones durante un tiempo, pero pronto me libré de la comodidad del prejuicio. La razón de este desapego por los cajones no fue porque me llegara la madurez de golpe, sino porque fallaba once veces de cada diez. Rebusco y rebusco pero no recuerdo haber acertado nunca en esa "primera impresión" que supuestamente queda para siempre.

Hoy sigo teniendo el armario, pero me tomo mi tiempo para meter a cada uno en su cajón (y también para sacarlo, claro).