maletas

estoy haciendo mis maletas
no puedo botar nada de lo que vengo trayendo conmigo desde hace tanto
cosas que no me sirven para nada
ropa que nunca uso
papeles que nunca leo

cosas que por alguna razón no puedo botar

pero ahí las tengo
en un rincón
separadas
estoy haciendo un esfuerzo por no meterlas a la maleta

las miro
recuerdo
pienso
imagino
y no. no las usé en todo el año
¿para qué regresarlas conmigo?

esta vez las dejo
lo juro
las dejo.

las boto.

las olvido.

si igual nunca me acordé de ellas
hasta hoy
que me voy.

chau cosas.

ovnis

Si tuviera un esposo millonario me dedicaría a perseguir ovnis.
Perseguirlos y perseguirlos hasta que por fin uno me hable
(y con suerte no me mate)
y me diga
qué es lo que les gusta tanto de acá
que quiero saber
a ver si me contagian el gusto y me provoca seguirme quedando
o les pido que me ayuden con una mudanza relámpago
1
No puedo
(ahora
menos que nunca)
ir por ahí
buscando silencios.

2
Las palabras se amontonan
hasta dejarme sin tiempo para más
que nombrarte y escribirte.

3
Llegaste
justo cuando
el fuego
estaba a punto de frotar sus llamas
(arrastrándose por mis poemas).

4
Hoy no logro decir oración
o intentar verso
sin que aparezcás
por eso
si de pronto
pienso en decir vida
pan
amor
o todo
debo fijarme primero
para saber a quién tengo al lado
porque
estoy seguro
que de mi boca brotará tu nombre
y serán ángeles sus letras.

5
En realidad
todo es muy sencillo:

Llegaste en silencio
a robar mi silencio
y a obligarme
a memorizar tu lengua.
Repito tu nombre, vuelvo a decirlo,
lo digo incansablemente,
y estoy seguro que habrá de amanecer.
Jaime Sabines


Mujer
cuando digo tu nombre
de nuevo se hace el mundo
el universo busca nido en mis manos
y pongo sus aves en tus ojos.

Al repetir tu nombre
en cada imitación de esquina
logro parar la lluvia
construir las horas
y guardarme en los brazos los colores.

Amor
cuando amanezco
y el día se viste con tu nombre
salto de la cama
y corro
listo para renovar
los puentes
que al infinito tendieron
todos los amantes de la historia.
De vuelta al "poblachón" manchego

Barcelona es … mejor de lo que esperaba sin duda. Quizá porque las veinte o treinta veces que anteriormente había desembarcado en el Prat lo había hecho con el portátil en la mano y con la agenda repleta. O quizá porque es realmente una ciudad preciosa.

En cuatro días da tiempo a ver muchas cosas, incluso sin buscarlas. Calles ruinosas en El Raval junto a restaurantes con estrella Michelín, plazas vacías y silenciosas a pocos metros de las calles más transitadas del Barrio Gótico, o los vestigios de una Barcelona medieval junto a los edificios modernistas, los cuales también ahora comienzan a ser antiguos … al menos comparados con la Torre Agbar.

A mí me encanta la Historia así que de monumentos también hubo lo suyo. La obligada visita a los lugares comunes nos llevó a la basílica de los bastaixos y de los burgueses. La Catedral del Mar como llama Ildefonso Falcones a Santa María del Mar en su exitoso libro. Me encantó. Una obra perfecta de gótico tardío enclavada en el sitio idóneo. Pero no la disfruté, pues cada cosa ha de estar en su sitio, y en las iglesias necesito que haya silencio. Y en ésta, ... en mi vida había visto una falta de respeto igual por una iglesia. Gente hablando en alto, gente disparando flashes, gente durmiendo en los bancos, un par de ellos dándose el lote, móviles sonando. Es lo malo de que algo sea gratis. En la Sagrada Familia, a 8€ del ala, no había tanto humano, y los que había aprovechaban lo pagado. Pero en la Catedral, al atardecer y frente al mercadillo navideño, tres cuartas de la misma. Había tal jaleo que ni se oía al cura mientras oficiaba. En cuanto me di cuenta de que había misa nos largamos, pero fuimos los únicos.

Visitamos también el Parque Güell (gratis y lleno de gente) y la Pedrera (otros 8€ del ala, y menos gente claro). Al Camp Nou no entré. Joder, 16€ por ver la sala de trofeos y el campo. Si fuera por ver un partido, aún amistoso ... así que me conformé con ver ganar al Madrid en un bar a 50 m del Camp Nou. No fue una de las peores experiencias …

Y hablando de monumentos, la Boquería. Cultura gastronómica que no me defraudó. Mucha gente, mucho color y mucho sabor. He de volver por allí para disfrutar más el casco viejo. Tiene mucho que ofrecer de día y de noche.

Así que, qué más decir. La gente nos trató muy bien, aprendimos algo de catalán, y vimos cosas nuevas. Más vivencias, más criterio, más recuerdos.

Y a nuestros amigos Laura y Eduard, ... moltes gràcies per la vostra hospitalitat. Un abrazo.
Ella viene
con el verdadero nombre de su Dios
en cada paso izquierdo
con una sirena en lugar de muslo
y un hada en mitad de la espalda.

Trae en las manos
papeles
dibujos
canciones
y palabras
y conoce a la perfección
el viejo arte de besar con los ojos.

Trae jardínes en el pelo
y siembra sus flores en el aire.

Viene
con sus labios pintados
dispuesta a manchar la cerveza
y a poner en mi boca
el inicio de un nuevo incendio.

Ella viene
con los brazos abiertos
lista para renovarme.

Trae sus besos
los convierte en pájaros
los deja en mi cuerpo
y vuela.

Sabe
que de ahora en adelante
será dueña de Mi Poesía
y sonríe.

Ella viene
deja su aroma
en cada letra de este poema
y después se va
segura de poder enseñarme
a respirar bajo el agua.

Una casa
Con una cama
Con dos almohadas

Una frazada caliente
Los ojos cerrados
Tus sueños mezclándose con los míos

Una casa
Una cama
Una mañana y otra mañana y otra mañana
Son los días
Son las noches
Nuevos, nuevos, nuevos.

¿Cómo se le llama a esta adicción que tengo
de besar el lado izquierdo de tu cuello?

Mi casa eres tú.