algo que encontré
no me gusta oirte llegar
no me gusta
mi puerta está cerrada y te siento pensar que por qué no la abro.
* *
En tres días llego a mi casa
Mi verdadera casa
En tres días voy a ver el mar que sé que me espera
Que me extraña
Porque yo no lo he olvidado
Porque aparece en mi cabeza cuando no respiro bien
Cuando voy fumando demasiados cigarros
Cuando salgo a las calles que no ven el sol
Llenas de edificios juntos que no se dejan en paz
Que se aglomeran y nos tapan la luz
Son calles de sombra frías
De gente que va rápido, corriendo.
Y ahí yo me planto
Y lo veo
Yo solita
El mar de piedritas
Que suenan a cantos tristes en neblina
Piedras que no se ven
Hasta las más grandes a veces no se ven.
* * *
- ¿Me quieres?
Me preguntó
- Te quiero
Le respondí
- ¿Para qué me quieres?
Me preguntó
Y yo le dije:
Para todo
Para besarte, usarte, herirte, curarte.
Te quiero para vivir, para vivirte, para sentir y sentirte.
Te quiero para destruirte y armarte de nuevo
Te quiero para que me derrumbes y me reconstruyas
Te quiero porque no termino de quererte
Te quiero para cuidarte
Te quiero para mirarte
Te quiero para que me acompañes
Para que no me sueltes
Ni un minuto
Te quiero para no estar sola
Te quiero porque sin ti es sola
Te quiero a ti porque no hay nadie a quien podría querer más
Porque quiero hasta lo que conozco de ti
Te quiero a oscuras
Porque me das luz
Te quiero porque haces latir mi corazón
Te quiero porque me quieres
Porque me sigues mirando a pesar de todo esto que te digo
Porque te quiero seguir
Quiero ir contigo aunque no vaya
Porque te quiero.
Espero que me haya entendido.
* * * *
Ya empieza la tormenta. Despiértame cuando acabe.
No te duermas. Vamos a mojarnos a la calle.
perfeccionismo
¿Cuántas veces más voy a pensar que tengo razón?
¿En qué momento de la vida se ve con claridad cuando estás equivocándote escandalosamente?
¿Cuántos años voy a tener entonces?
¿Cuantas veces más tengo que pasar por lo mismo?
Parece una clase de dibujo para ciegos, mi vida.
(este otro también estaba escondido por ahí y debe ser de invierno del año pasado)
japi auer
No me duele nada ya
Lo adormecí todo en el happy hour
*
La hora feliz
en la que todos sonreímos
al mismo tiempo
mientras pedimos un poco más
porque viene rápido
y lo tomamos todo
con los ojos cerrados
para que llene los espacios vacíos
lagunas de nada
burbujas
que crecen y explotan.
nunca se puede ser tan grande.
¿se puede ser tan pequeño?
(textito encontrado hoy. escrito algún día de invierno en buenos aires)
un asomo
Observé que esto que me contiene y me mantiene aquí parada o echada o arrodillada fue una jaula en muchos momentos que recuerdo muy bien, ratos en los que quise largarme y dejarlo abandonado. Este cuerpo que me hace estar aquí frente a la computadora y poder escribir esto, el que me da esta cara que hace que me reconozcan y sepan que es ésta la cara que dice esto, y que así se ve la que dice o hace ciertas cosas, no me está obligando, no me está obligando… no me está obligando. Y me lo repito un par de veces más para no olvidarlo.
Pero a veces me gustaría quitármelo de encima. Tener un descanso, poder volar un rato sin temor a romperlo. Ver cuál es mi verdadera cara porque sé que no es ésta.
"OS QUIERO, OS QUIERO, ... os quiero engañar a todos" decía por lo bajo el candidato mitinero al que parodiaba Pedro Ruiz en "Como Pedro por su Casa". Desde aquel programa televisivo de los 80 han pasado los suficientes años para que Pedro perdiese la gracia, pero no tantos como para que los políticos cambien.
Tiempo de campaña, tiempo de subasta. No son aún las fiestas patronales, pero la verbena luce y gira. ¡Siempre toca caballero! ¡Juegue un boleto a la lotería del 9 de marzo! Coja estos 400€, ¡son suyos!. No, no, no coja esa limosna señorita. ¡Súbase a este estupendo carro de progreso y felicidad!
Los voceros de los partidos suavizan su voz y afilan su lengua ante el paso de los votantes. Te doy esto, te doy aquello. Vótanos. Mientras, sus líderes se dedican a predicar en plazas de segunda delante de públicos entregados. Ya me gustaría verles soltando las mismas soflamas, pero en la plaza del contrario, delante de una multitud hostil que no les aplaudiría más que al despedirse. Embaucadores, y además, cobardicas.
Métanse sus preciosas promesas por el puto culo, les diría yo tanto a uno como al otro si tuviese oportunidad. Y no me importa ser maleducado, pues, al igual que Fernando Fernán Gómez, sólo debo respeto a quien es respetuoso con los demás. Y estos, no se respetan ni a ellos mismos.