¿Solidaridad, o ingenuidad?

os pregunto ¿cuál ha de ser nuestra actitud ante los desconocidos que piden nuestra ayuda económica?. Por ejemplo, ante personas que venden "La Farola" en la calle, o ante los que nos quiere vender unos pañuelos en el semáforo, o en otra dimensión ante los hambrientos que nos miran desde algún ignoto país africano a través de la pantalla de TV. Daos cuenta de hablamos de gente que no conocemos y por tanto, al ayudarles hacemos un acto de fe creyendo que realmente necesitan nuestra ayuda.

Es difícil responder ¿no? Yo veo que en mi entorno la gente está muy desengañada. Hay personas que harían lo que fuera por alguien cercano pero que ya no se fían de lo que no conocen. No siempre pensaron así, pero la vida abre muchos ojos a palo limpio, y a veces cuando más abrimos los ojos más cerramos las manos. Les puedo entender, pero aún no comparto su fatalismo.

Para mí, un tío que vende pañuelos en el semáforo es un necesitado que se juega el tipo entre los coches. Un yonqui que mendiga en el metro es un pobre tipo a quien nuestra indiferencia ya no hace ni daño, pero quizá sí nuestro desprecio. Y las ONG´s son organizaciones que cubren la brecha que la avaricia occidental ha creado entre dos mundos. No soy ciego, sé que a veces el del semáforo se gastará la recaudación en whisky, el yonki puede ser el mismo que luego me robe en una esquina y la ONG puede estar dirigida por un estafador que se lo lleva crudo.

Así que, de momento, prefiero formar en las filas de los que abren la cartera sin preguntar. Me siento orgulloso de ver los logos de las ONG´s con las que colaboro en medio de los campos arrasados de África, Sudamérica y Asia, pero aún más cuando esos campos cambian de aspecto graciaa a nuestra ayuda. Y quizá cambie de idea, con el tiempo y unos cuantos golpes, pero aún tengo la suficiente confianza en la gente para agradecer la sonrisa del tipo del semáforo, sin preguntarme si sonríe por gratitud o porque ya está paladeando un trago de whisky a mi salud.
Lo que pasa en la calle

La gente corriente no entiende de balanzas comerciales, opciones sobre futuros o conversiones de bonos. Quizá sea esa la razón por la que el debate Pizarro-Solbes de hace un año fue calificado como el bodrio de la década por los pocos que intentaron comprenderlo. Lo que sí sabe la mayoría es lo que cuesta un bonobús y por supuesto el precio de un café en un bar, precisamente esas materias donde suspenden Rajoy y Zapatero.

Tampoco sabemos la cifra total de parados en Europa, pero sí cuantos de nuestros amigos no tienen trabajo. No sabemos nada de las dificultades del Royal Bank of Scotland o de GM o de Fortis Bank, pero al pasar por los polígonos industriales se nos encoge el alma al mirar a las naves abandonadas o a los camiones inactivos.

Realmente podemos perdonar a los políticos que anden un poco perdidos sobre nuestras respectivas economías domésticas, incluso que ignoren que las estadísticas no son sino la suma de tristes historias particulares, pero ¿cómo no exigirles que disimulen un poco, que se les note algo afectados por lo que a los demás nos quita el sueño?

La semana pasada seguí atentamente las declaraciones del candidato socialista a la Presidencia de Galicia y volví a tener esa sensación de los políticos no tienen ni idea de lo que realmente pasa en la calle. Te ha estado bien, pensé ayer cuando oí su derrota. Y no por tener una estantería de 119.000€ en tu despacho, sino por creer que a la gente no le iba a importar demasiado. Bobo, que dicen en el pueblo.


Hala “Torito”, ahora ponte delante de una pizarra, tiza en mano, y escribe mil veces: “No volveré a tirar el dinero público nunca más”. O también “Miraré más a la calle que a las encuestas”.

Cae la Bolsa, cae el ministro, caen las ventas, cae mi confianza en la gente, cae un antiguo jefe, caen los precios (o eso dicen), cae un año más, cae hasta el Barça.


Uff, cualquiera diría que estamos de nuevo en Otoño.


Todos al monte


19 SPB
Los biker's apartando los árboles que cortan el paso y el ritmo, todas las rutas tienen algún pino atravesao. Acoplaré un pequeño serrucho de alto rendimiento en la mochila, así, poco a poco, libraremos esos atrancos..... Esto el sabado y el domingo nada menos que 19 SPB, que pasada es la quedada record.....adiante.

un juego

Se fue a jugar un día y no la vieron regresar, por ahí está y se hizo un poco más vieja, ya no se sienta en el suelo, no se ensucia las rodillas, no se raspa, no sangra, no se le ve. Se despeina igual, corre a veces, quién sabe a dónde va ahora, la vieron en un auto amarillo.

De chicos él pensaba que cuando crecieran de repente ella lo vería, porque él sería más alto y entonces un día, que el sol le cayera bonito sobre la cara e hiciera que sus ojos se vieran más claros, él le diría algo, de repente sólo ¿esperas esta combi también? Y se subirían juntos. El chofer no correría, nadie robaría celulares y el cobrador no gritaría porque sería una combi tan especial.. porque habría sido un momento tan mágico que lo hubiera contagiado todo de colores y cumbia rosada.

Eso pensaba él cuando le preguntaron por ella. No supo qué responder. Suponía que estaría en su casa ahora, de repente hablando por teléfono o sacándose algún pelito de la ceja con una pinza. Como fuera, él estaba afuera y ella estaba lejos.

Ella no pensaba en él, nunca. Pensaba en otros, y los imaginaba lavándose los dientes y haciendo pesas frente al espejo. Luego salía de su casa corriendo para encontrar un buen lugar donde llorar por ellos.

Sé que las apariencias a veces engañan pero ...
... ¿dejaría usted sus asuntos en manos de éste tío?


Aclaración importante: me refiero a asuntos legales, claro. Si hablamos de extorsionar a alguien entiendo que modifiquéis la respuesta.

El huracan


Nos dejó todas las rutas btt con árboles tirados, hoy me dedique unas 3 horas a librar la subida al geodesico de Penarrubia, ademas de divertirme hice gana de cenar, me comeria un jabalí......
Que invierno de los de antes, dicen los viejos.