batacazo europeo, y van seis ...


Dice mi quiosquera que hoy nadie compra el Marca, ¡no te jode!


Casting de políticos
cuando tu oficio es "político" te encuentras con el problema de que tu cargo sólo dura unos años. Así que durante ese tiempo, en lugar de dedicarte a hacer bien tu trabajo, has de consumir los meses tejiendo una red de regalías y favores que te aseguren "otro cargo" una vez que acabe el actual. Y así sucesivamente hasta que te jubiles (siempre antes de los 67 por supuesto).

Los políticos, además no suelen ser especialistas en ninguna materia. Incluso entre los que son intelectualmente brillantes, tanto vaivén entre cargos les hace aprendices de mucho y maestros de nada. Un caso excepcionalmente claro es el de Catherine Ashton, la sucesora de Solana como Mr. PESC, una suerte de ministro de asuntos exteriores de la Unión Europea.
Sucedió hace unos meses que, por el tema de las regalías que comenté antes, el nuevo Mr. Pesc había de ser inglés. Por narices y porque Tony Blair había sido rechazado como Presidente del Consejo Europeo. Así que por narices también, los europeos fueron rechazando, uno tras otro, a todos los candidatos ingleses: Miliband, Mandelson y Hoon. Cuando llego Mrs. Ashton, que además de ser mujer es baronesa, los europeos dijeron, bueeeeeeeeno vale y la aceptaron para no disgustar a los británicos.

Tres meses más tarde de esta elección, los 27 se han dado cuenta de que esta señora no tiene la formación suficiente para el cargo, que es bastante antieuropeísta y que la diplomacia es la menor de sus virtudes. ¡Vaya casting!

Y además, es fea, realmente fea. Igual que el payo que derrotó a Blair en la lucha por la presidencia del Consejo, el Sr. Van Rompuy. Cuando vi a los dos elegidos me pregunté si el objetivo era dar miedo a las otras potencias.


A-ha

esta semana he oído que A-ha deja la música definitivamente. Muy poperos y efectivos, estos nórdicos nos deleitaron en los 80 con canciones como ésta:



Por cierto, un estupendo vídeo ...
Cachivaches

cuando era crío coleccionaba de todo. Amontonaba sellos, monedas, cajas de cerillas, canicas, cromos, pero ahora ... la verdad es que no tengo apego a casi nada. En casa me temen cada vez que me pongo a hacer limpia .

Pero al final no es tan fiero el zorro (o era el león) como lo pintan, e incluso yo, el archienemigo del almacenaje y azote de todos los Diógenes de mi familia, tengo algunos trastillos. Un objeto de allí, otro de allá. Vinilos que hace año que no oigo, libros que fueron a la estantería tras entregar sus últimas letras, álbumes antiguos, ...

Cada uno de estos cachivaches tiene su historia y van cargados de recuerdos. Por supuesto los más evocadores son las fotografías, mostrando rostros que hace muchos años que no veo, caras de niños que ahora son adultos, de ancianos que se fueron, lugares a los que quizá no regrese ..., pero también hay algunos pequeños objetos sin valor que sólo tienen sentido para mí. Son pequeños trastos que si un día pierdo irán directamente a algún cubo de basura.

Es extraño cómo puede caber tanto pasado en un naipe antiguo, en un par de guijarros o en un colmillo de tiburón. Debe ser que me voy haciendo viejo.

minutos

La hora se quedó fija

Miraba el minuto y no cambiaba

No llegaba el nuevo

Por  qué se me hace todo tan eterno

Por qué siento que mi vida entera pasa frente a un reloj que no avanza

Y mi ropa se hace vieja

Y mis zapatos se sueltan, se me salen

Mi pelo se seca, se despeina

Mis oídos se ensucian, se tapan

Y ya no oigo el ladrido de mis perros llamándome

Y me escucho respirar

Y pienso

Imagino

El día que pueda salir  de mí

Ese será un gran día

Cuando los minutos comiencen a avanzar

Tranquilo majete

hoy he ido a la manifestación convocada por los sindicatos en Madrid en defensa de los derechos de los trabajadores. Cuatro gatos. Había más gente en el Bernabéu el domingo, y eso que durante la marcha no llovía. Ha sido una oportunidad desperdiciada para hacer ver al Gobierno que la gente está preocupada por su futuro.

Es una pena comprobar día a día que la gente no utiliza ya la libertad de expresión política. Durante muchos años no estuvo permitido hablar, y ahora que podemos, sólo rajamos en el bar. No salimos a la calle, muchos ya ni votamos ... en fin, así nos va la vida.

Viendo el percal, espero tener salud suficiente que me permita ahorrar dinerito y asegurar mi vejez antes de los 67 años, porque me faltan un montón de años aún para llegar a esa meta y por el camino seguro que a algún otro político se le ocurre incrementar aún más la cifra hasta los 68, 69, 70 ...

Qué envidia me dan los obispos que son capaces de convocar a millones de personas. Esos sí que saben.

Trabajar y esperar

hace ciento cincuenta años los trabajadores no tenían derecho a reunirse u organizarse, trabajaban sin medidas de seguridad, sin vacaciones, durante jornadas de 14 horas los siete días a la semana, podían ser despedidos sin preaviso ni indemnización y la palabra "pensión" no tenía otro significado que el de un lugar donde alojarse un par de noches.

Hoy, gracias a la presión social ejercida durante este siglo y medio, los trabajadores tienen derecho a negociar su salario, a negarse a trabajar si no se cumplen las leyes de seguridad e higiene en el trabajo, existen juzgados donde recurrir si creen vulnerados sus derechos y organizaciones laborales que les defienden. También tienen la obligación de contribuir durante su vida laboral a la hucha de la Seguridad Social, y el derecho a percibir parte de esa hucha en caso de que se cumplan determinadas eventualidades: cumplir 65 años, quedarse en paro, sufrir una enfermedad inhabilitante para continuar trabajando ...

¿Cómo continuará la historia de los trabajadores?

Puede ser que el coste de mantener estos derechos suponga una carga insoportable para las empresas y muchas de ellas cierren. Ello provocaría un incremento de parados cuyo sustento habría de costear la Seguridad Social a la vez que los ingresos para la hucha común decrecerían y una eventual espiral del paro terminaría por quebrar el sistema.

También puede ser que surja un gobierno inteligente que ataque el origen de los problemas y no se dedique solamente a poner parches en las consecuencias. Un gobierno que persiga a los que realmente encarecen el sistema: trabajadores holgazanes, capataces de plantación, falsos enfermos y parados, delincuentes fiscales ... ; un gobierno que dedique el superávit fiscal de los años de bonanza ahorrando para otros períodos menos boyantes.

Cualquiera sabe cómo acabarán las cosas, aunque, si tengo que apostar, me la juego a un par de parches.