Día loco

esta mañana me he despertado soñando que la Roja llegaba a la final del mundial, y ¡coño! ¡qué era verdad! y sin ayuda de nacionalizados ni nada de eso. Bueno sí, con ayuda de un par de canarios, varios catalanes, un asturiano, un riojano y hasta un tío de Móstoles (y algún vasco, con RH rojigualdo).

El caso es que, a pesar de todos esos foráneos, España está en la final. Y para celebrarlo, me he ido a desayunar y luego a la playa. Qué guapas estaban hoy las chavalas viguesas, se nota que vibran con la selección. Y los negros, ¿qué decir de estos inmigrantes servidores del acervo patrio? decenas de ellos vendiendo artículos rojos y amarillos y la gente, olvidándose de sus penurias, haciendo cola para comprarlas. ¿Quién dijo crisis? siempre hay unos ahorrillos para lo importante, y no seré yo el que pase hoy por mal patriota por no colgar una banderita en el balcón.

Para los que simplemente somos fanáticos del fútbol, hoy es un día importante, (incluso aunque los uruguayos me fastidiasen ayer 164€ de porra, cago en ... ) y disfrutaremos de la final pase lo que pase. España ha llegado tan lejos como nunca antes. Olé por ellos. Lo triste es que como buen madridista, hoy terminan los gloriosos días en los que he animado a Iniesta y Xavi como si me fuera la vida en ello. Puyol, querido ... lo nuestro no puede continuar. Snif.


¡tulipanes traidores!

Capillitas

Génesis, 9:6 "el que derrame sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada".

Cita que saqué ayer de una película de Steven Seagal, en una escena en la que se confirmaba la ejecución de un criminal y que ni siquiera el más ultra de los curas españoles utilizaría para justificar la pena capital. En cambio, es práctica habitual en el mundo protestante que un pastor use la Biblia como fuente de saber ( como otros con el Corán ).



Puede que esto tenga explicación histórica. Los actuales Estados Unidos fueron repoblados por un grupo de nórdicos que vinieron con lo puesto. Gente que que a lo largo de los siglos XVII-XVIII-XIX llegó a las colonias norteamericanas con la íntima convicción de que Dios les guiaba hacia una nueva tierra prometida. No debían haber tenido una vida fácil hasta ese momento. Desarraigados y en un lugar extraño, la Biblia debió parecerles una buena compañía, hasta el punto de que la utilizaron como guía casi para cualquier cosa.


Los herederos de aquéllos creyentes conforman la nación más poderosa del planeta, y dan gracias a Dios por ello. Quizá no de forma consciente, pero en su imaginario siempre tienen a Dios presente. Hasta en la más grotesca de sus películas.

Otra de fútbol

según la encuesta del lateral, cerrada antes de que comenzaron los octavos de final, la mayoría de los catorce votantes han sugerido que España ganará la Copa del Mundo ... Claro está que si la encuesta la hubiera publicado un blog brasileño, los carioca tendrían algún voto más ...

Lo que sí hemos de reconocer a nuestros votantes es que todas las selecciones elegidas menos Italia están en cuartos, ¡incluso España!. Nadie apostó por Francia, nadie por Inglaterra ... me parece impresionante el conocimiento futbolístico o la clarividencia de nuestros lectores.

La pena es que los dos favoritos de entre los votados, España y Argentina, no llegarán de ningun modo a una hipotética final entre ellos. Si pasan de cuartos se encuentran en semifinales. Sería un hermoso partido y ganarlo, un sueño. Veamos qué hacemos los españolitos contra Paraguay, y a ver si la "albiceleste" puede con la "Mannschaft".

¿podrá este pequeñín con esos hombretones?

¿Enfermos?

Hace un par de días una amiga me hablaba de su empresa refiriéndose a ella como "enferma". ¿Cómo puede estar enferma una empresa? me preguntaba mientras regresaba a la oficina. Y después de pensarlo me di cuenta de que no es un mal símil. Cuando ves que la desconfianza es la reina del edificio, que los rencores mal cerrados pueden a los éxitos comunes, cuando es más importante salvar el propio culo que colaborar para mejorar la situación de todos ...

¿Qué hacer pues? ¿cambiar de trabajo? en la vida personal es una opción: irse. Dejar a tu pareja, cambiar de amigos, romper con tu familia. Sí, es una opción.

Supongo que tras leer la última frase, la de la "opción", a ninguno se nos ha quedado una sonrisa de oreja a oreja. Y es que romper con todo es siempre doloroso para el que toma la decisión. ¿Por qué no seguir antes otras vías? Echarle huevos a la vida y enfrentarse a los problemas, tratar de cambiar tu entorno, tu oficina, tus amigos, tu pareja, tu familia es muy trabajoso, ingrato a veces, pero yo voto por no tirar la toalla antes de tiempo.

La vida no es tan mala, sobre todo si tratamos de cambiar lo que no nos gusta. Así que me voy a a poner ahora mismo a buscar un remedio para los "achaques" de mi entorno.

Una de clubes

el hombre es gregario por naturaleza dice la antropología, y el hecho es que allá donde mires, es más fácil encontrar personas en grupos que solas. Compartir opiniones, sensaciones, aficiones, es innato al ser humano, y ello nos convierte en uno de los bichos que más gustan de vivir en grupo.

Dos eventos del pasado fin de semana me reafirman en dar la razón a los antropólogos. Hablo de sendas celebraciones de boda, una de ellas en Madrid y otra en Estocolmo. Estaba invitado a ambas, claro, pero preferí asistir a la de Madrid, donde disfruté de una de esas oportunidades en las que puedes ver sin ser observado. Amigo lejano del novio y más lejano aún de la novia, asumí mi papel de mirón en la fiesta y así me fijé en los grupos que se formaban aquí o allá, la configuración de las mesas, la variable intensidad de los saludos y las despedidas ...


Por otro lado, la prensa rosa de esta semana habla de la otra boda, la de la heredera al trono de Suecia, quien se casó con un plebeyo como mandan ahora los cánones del protocolo real. Creoq que asistieron miles de invitados, pero me fijé en un grupo particular. Príncipes, princesas, reyes, reinas, infantas y demás jarca de herederos de un poder que se acaba, todos juntos en el club de los que añoran el poder perdido. Parecían una cubertería de plata dieciochesca a las que sólo se saca brillo para las grandes comilonas. Decadente, sí, pero aquí estoy, parecían decir al mundo. Y mientras tanto, ahí abajo tú, preocupado de la "crisis" y esas otras cosas de mal gusto.

Concluí que en toda reunión de gente se crean a su vez "grupitos", pequeños clubes de personas afines. Curioso. Seguiré observando.
escuchando a Ismael Lô en mi portátil mientras escribo este post, unas cuantas notas imaginadas entre dunas me trasladan en mi pensamiento a algún lugar inventado de África. Siempre me sucede cuando dejo que la música entre en mi cabeza sin prisa, en algún momento perdido del día. Quizá, al mismo tiempo, en otro lugar, real esta vez, haya un senegalés escuchando una melodía con raíces de guitarra española e imagine por un momento que está sentado en los escalones de la Alhambra o a la sombra de una encina de cualquiera de las dehesas castellanas, o frente a una playa del norte.

Belleza urbana


este año se celebra el centenario de la Gran Vía madrileña, una de las principales calles de Madrid para el tráfico rodado, y también para los peatones. Desde que se estableció el trazado que hoy conocemos, ha sido usada por nuestros tararabuelos, abuelos, padres, por nosotros mismos y lo seguirán haciendo nuestros sucesores. Quien sabe si un día los automóviles no necesitarán tocar siquiera su suelo y los peatones volverán a reinar sobre su calzada. Es la grandeza de aquellas cosas que trascienden las generaciones.

Ayer disfrutamos de una serie de cortos producida por el Ayuntamiento para celebrar el centenario. Historias de gente. Unas cuantas historias de personitas que se metieron en la pantalla del Cine Callao para hacernos recordar que cada esquina de la calle tiene vida, muchas vidas. Con ellos nos acordamos del sabor de los helados del Palazzo, del escaparate del Madrid Rock y de las escaleras del Cine Capitol. El letrero de Scheweppes se coló en la proyección gracias a Santiago Segura, que estaba entre el público, e incluso las gárgolas que cuidan algunas de las fachadas nos guiñaron un ojo demoniaco a lo largo del metraje.

A día de hoy no recuerdo una sensación mejor que la de andar por medio de la calle cuando llega el amanecer del domingo. Ningún coche, alguna copa de más y mucha alegría juvenil. Algunos años más tarde, vi una película en la que el protagonista se sorprendía en medio del sueño de una Gran Vía desierta. Nada nuevo, ¿no? Ah, y también me acuerdo de aquellos pasteles del Zahara que una de las lectoras del blog y yo compartimos en nuestra vida universitaria. Uhmmm.

Ayer, tras salir del cine, cogí el coche y recorrí la Gran Vía dos veces desde Princesa a Cibeles. Me encantó.