Una nueva investigación presentada en la reunión anual de este año de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD, por sus siglas en inglés), en Viena (Austria) muestra que las personas con mayor consumo de productos lácteos altos en grasa (8 o más porciones por día) tienen un 23 por ciento menos de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 que aquellas con el consumo más bajo (1 o menos al día).
16 de septiembre de 2014
Una nueva investigación presentada en la reunión anual de este año de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD, por sus siglas en inglés), en Viena (Austria) muestra que las personas con mayor consumo de productos lácteos altos en grasa (8 o más porciones por día) tienen un 23 por ciento menos de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 que aquellas con el consumo más bajo (1 o menos al día).
Las grasas dietéticas podrían afectar al metabolismo de la glucosa y la sensibilidad a la insulina y, por lo tanto, tener un papel crucial en el desarrollo de la diabetes tipo 2 (DM2). Los estudios han indicado que la sustitución de las grasas saturadas por grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas podría ser favorable en la prevención de la diabetes tipo 2, por lo que, también se ha planteado que las fuentes vegetales de grasas pueden ser una mejor opción en comparación con las fuentes animales.
De hecho, se ha demostrado que el consumo elevado de carne y productos cárnicos de color rojo aumentan el riesgo de diabetes tipo 2, pero varios estudios epidemiológicos han indicado que un alto consumo de productos lácteos puede ser protector, por lo que hace falta aclarar la importancia del contenido de grasa en la dieta y los alimentos de grasa.
En este nuevo estudio, Ulrika Ericsson, del Centro de Diabetes de la Universidad de Lund, en Malmö, Suecia, y colegas se dispusieron a examinar las principales fuentes de grasa en la dieta, clasificadas de acuerdo con el contenido de grasa, y su asociación con el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
El estudio incluyó a 26.930 individuos (60 por ciento mujeres), con edades de entre 45 y 74 años. Durante 14 años de seguimiento, se identificaron 2.860 casos de incidentes de DT2 y se ajustaron los datos por cuestiones como edad, sexo, época, ingesta total de energía, índice de masa corporal, actividad física en el tiempo de ocio, tabaquismo, consumo de alcohol y educación.
Los investigadores encontraron que el elevado consumo diario de productos lácteos altos en grasa se asoció con una incidencia de un 23 por ciento menor de diabetes tipo 2 para la ingesta más elevada del 20 por ciento de los participantes o quintiles (media de ocho porciones al día) en comparación con el consumo de más bajo del 20 por ciento (media de una porción diaria).
En cuanto a la ingesta de determinados alimentos lácteos ricos en grasa, aumentar el consumo de crema o nata (30 ml o más al día en el más alto consumo del 20 por ciento frente a 0,3 ml o menos al día en la menor ingesta del 20 por ciento) se relacionó con una reducción del 15 por ciento en el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
La ingesta de leche fermentada con alto contenido en grasa también disminuyó el riesgo de desarrollar diabetes en un 20 por ciento, al comparar los mayores consumidores (180 ml/día, en lo más alto del 10 por ciento de los consumidores), con los no consumidores (60 por ciento de los participantes). En contraste con estos resultados, no se halló asociación entre la ingesta de productos lácteos bajos en grasa y el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
El consumo elevado de carne y productos cárnicos se vinculó a un mayor riesgo, pero el incremento del riesgo fue mayor para las carnes menos grasas: con un aumento del riesgo de diabetes tipo 2 para las carnes altas en grasa del 9 por ciento y del 24 por ciento en las de bajo contenido en grasa. El grupo de consumo más alto de carne alta en grasa comía 90 gramos o más por día y el de bajo contenido de grasa, unos 80 g de carne diarios.
"Nuestras observaciones pueden contribuir a clarificar hallazgos previos sobre las grasas dietéticas y sus fuentes de alimentos en relación con la DT2. La disminución del riesgo en la ingesta elevada de productos lácteos de alto contenido en grasa, pero no de productos lácteos bajos en grasa, indica que las grasas diarias, al menos en parte, explican la asociación prospectiva observada entre la ingesta diaria y la DT2. La ingesta de carne se asoció con un mayor riesgo de desarrollar diabetes, independientemente del contenido de grasa", resume Ericson.
"Nuestros resultados sugieren que, a diferencia de las grasas animales en general, las grasas específicas de los productos lácteos pueden tener un papel en la prevención de la diabetes tipo 2", añade.
Imagen: El queso previene la diabetes |
16 de septiembre de 2014
Una nueva investigación presentada en la reunión anual de este año de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD, por sus siglas en inglés), en Viena (Austria) muestra que las personas con mayor consumo de productos lácteos altos en grasa (8 o más porciones por día) tienen un 23 por ciento menos de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 que aquellas con el consumo más bajo (1 o menos al día).
Las grasas dietéticas podrían afectar al metabolismo de la glucosa y la sensibilidad a la insulina y, por lo tanto, tener un papel crucial en el desarrollo de la diabetes tipo 2 (DM2). Los estudios han indicado que la sustitución de las grasas saturadas por grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas podría ser favorable en la prevención de la diabetes tipo 2, por lo que, también se ha planteado que las fuentes vegetales de grasas pueden ser una mejor opción en comparación con las fuentes animales.
De hecho, se ha demostrado que el consumo elevado de carne y productos cárnicos de color rojo aumentan el riesgo de diabetes tipo 2, pero varios estudios epidemiológicos han indicado que un alto consumo de productos lácteos puede ser protector, por lo que hace falta aclarar la importancia del contenido de grasa en la dieta y los alimentos de grasa.
En este nuevo estudio, Ulrika Ericsson, del Centro de Diabetes de la Universidad de Lund, en Malmö, Suecia, y colegas se dispusieron a examinar las principales fuentes de grasa en la dieta, clasificadas de acuerdo con el contenido de grasa, y su asociación con el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
El estudio incluyó a 26.930 individuos (60 por ciento mujeres), con edades de entre 45 y 74 años. Durante 14 años de seguimiento, se identificaron 2.860 casos de incidentes de DT2 y se ajustaron los datos por cuestiones como edad, sexo, época, ingesta total de energía, índice de masa corporal, actividad física en el tiempo de ocio, tabaquismo, consumo de alcohol y educación.
Los investigadores encontraron que el elevado consumo diario de productos lácteos altos en grasa se asoció con una incidencia de un 23 por ciento menor de diabetes tipo 2 para la ingesta más elevada del 20 por ciento de los participantes o quintiles (media de ocho porciones al día) en comparación con el consumo de más bajo del 20 por ciento (media de una porción diaria).
En cuanto a la ingesta de determinados alimentos lácteos ricos en grasa, aumentar el consumo de crema o nata (30 ml o más al día en el más alto consumo del 20 por ciento frente a 0,3 ml o menos al día en la menor ingesta del 20 por ciento) se relacionó con una reducción del 15 por ciento en el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
La ingesta de leche fermentada con alto contenido en grasa también disminuyó el riesgo de desarrollar diabetes en un 20 por ciento, al comparar los mayores consumidores (180 ml/día, en lo más alto del 10 por ciento de los consumidores), con los no consumidores (60 por ciento de los participantes). En contraste con estos resultados, no se halló asociación entre la ingesta de productos lácteos bajos en grasa y el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
El consumo elevado de carne y productos cárnicos se vinculó a un mayor riesgo, pero el incremento del riesgo fue mayor para las carnes menos grasas: con un aumento del riesgo de diabetes tipo 2 para las carnes altas en grasa del 9 por ciento y del 24 por ciento en las de bajo contenido en grasa. El grupo de consumo más alto de carne alta en grasa comía 90 gramos o más por día y el de bajo contenido de grasa, unos 80 g de carne diarios.
"Nuestras observaciones pueden contribuir a clarificar hallazgos previos sobre las grasas dietéticas y sus fuentes de alimentos en relación con la DT2. La disminución del riesgo en la ingesta elevada de productos lácteos de alto contenido en grasa, pero no de productos lácteos bajos en grasa, indica que las grasas diarias, al menos en parte, explican la asociación prospectiva observada entre la ingesta diaria y la DT2. La ingesta de carne se asoció con un mayor riesgo de desarrollar diabetes, independientemente del contenido de grasa", resume Ericson.
"Nuestros resultados sugieren que, a diferencia de las grasas animales en general, las grasas específicas de los productos lácteos pueden tener un papel en la prevención de la diabetes tipo 2", añade.