Eliseo Diego (La Habana 1920 - Ciudad de México 1994)
es uno de Los Poetas que más he disfrutado desde que llegó por primera vez, hace ya varios años, uno de sus libros. Además fue un Gran Cuentista. He aquí dos de sus poemas:
COMIENZA UN LUNES
La eternidad por fin comienza un lunes
y el día siguiente apenas tiene nombre
y el otro es el oscuro, al abolido.
Y en él se apagan todos los murmullos
y aquel rostro qua amábamos se esfuma
y en vano es ya la espera, nadie viene.
La eternidad ignora las costumbres,
le da lo mismo rojo que azul tierno,
se inclina al gris, al humo, a la ceniza.
Nombre y fecha tú grabas en un mármol,
los roza displacente con el hombro,
ni un montoncillo de amargura deja.
Y sin embargo, ves, me aferro al lunes
y al día siguiente doy el nombre tuyo
y con la punta del cigarro escribo
en plena oscuridad: aquí he vivido.
CANCIÓN PARA TODAS LAS QUE ERES
No solo el hoy fragante de tus ojos amo
sino a la niña oculta que allá dentro
mira la vastedad del mundo con redondo azoro,
y amo a la extraña gris que me recuerda
en un rincón del tiempo que el invierno ampara.
La multitud de ti, la fuga de tus horas,
amo tus mil imágenes en vuelo
como un bando de pájaros salvajes.
No solo tu domingo breve de delicias
sino también un viernes trágico, quien sabe,
y un sábado de triunfos y de glorias
que no veré yo nunca, pero alabo.
Niña y muchacha y joven ya mujer, tú todas,
colman mi corazón, y en paz las amo.
El acueducto
me encanta leer cosas bonitas de mi tierra, así que he disfrutado con el post de Carlota. Un elogio del acueducto más apreciable aún por venir de tierras lejanas.
El acueducto es Segovia. Y eso que tiene poderosos rivales. El Alcázar, campeón de los castillos, o nuestras iglesias románicas que no tienen nada que envidiar a las de Zamora o Ávila, y nuestro cochinillo, que compite con cualquier otro manjar "típico" de cualquier lugar del país. Pero el acueducto ... es demasiado.
Bajo sus arcos han pasado cuádrigas, potentes coches o lujosas calesas, pero la riqueza de sus ocupantes siempre palidéció ante la presencia del acueducto. Un coloso de piedra que lleva dos milenios viendo como las nieves de Guadarrama tiñen la sierra de blanco. Allí probablemente es hacia donde miran sus ojos graníticos, añorando el lugar donde fueron extraídos los bloques de granito que forman su esencia.
Lo más curioso del acueducto es ¡que no es una obra de arte!. Fue, para sus creadores, una simple construcción civil, algo construido no para la admiración de las generaciones venideras, sino simplemente para llevar agua a los habitantes de la ciudadela. Qué cosas. Hoy no nos acordamos de los patricios super-importantes que vivieron allá arriba sino de los anónimos ingenieros que diseñaron y construyeron esta maravilla. Así es la vida. A veces es lo humilde lo que permanece y se convierte en bello, mientras que lo bello se convierte en polvo y acaricia los pies del acueducto.
Una de lluvia en Malasia
acaba de terminar la F1 y nuestro Alonsillo no ha hecho una buena carrera. Cosas de la competición. El circuito ha terminado anegado por el agua, ¡llovía a mares! y la carrera se ha suspendido . Nueva victoria de los Brawn y parrilla invertida de nuevo ...
Ánimo Fernando !!! ahí va una fabulosa y poco conocida canción de los Dire Straits para decirte que cuando llueve lo mejor es dejar el coche en el garaje y sentarse frente a la ventana, simplemente a ver la lluvia caer ...
"The sky is crying, the streets are full of tears
Rain come down wash away my fears
And all this writing on the wall
Oh I can read between the lines
Rain come down forgive this dirty town
Rain come down and give this dirty town
A drink of water a drink of wine (...) "
acaba de terminar la F1 y nuestro Alonsillo no ha hecho una buena carrera. Cosas de la competición. El circuito ha terminado anegado por el agua, ¡llovía a mares! y la carrera se ha suspendido . Nueva victoria de los Brawn y parrilla invertida de nuevo ...
Ánimo Fernando !!! ahí va una fabulosa y poco conocida canción de los Dire Straits para decirte que cuando llueve lo mejor es dejar el coche en el garaje y sentarse frente a la ventana, simplemente a ver la lluvia caer ...
"The sky is crying, the streets are full of tears
Rain come down wash away my fears
And all this writing on the wall
Oh I can read between the lines
Rain come down forgive this dirty town
Rain come down and give this dirty town
A drink of water a drink of wine (...) "
Guntin-bike
Con la primera expedición de Bajadolo, y ayer con la segunda en grupo, enlazamos con nuestros vecinos de Guntin sin apenas tocar el "xapapote", una ruta de 65 km con tres subidas exigentes Picato norte, la de Guntin Grolos y Picato sur, el viento a la vuelta nos aumentó la sensación de pelea......
Albarro que controla bastante esa zona nos llevaba por diferente camino al regreso para diversificar, sin regresar por el mismo sitio, los pinos en el camino nos ayudarón a desistir de esa opción. Mejor así el cu (lo) aún no tiene postura.........
A Lobillo nos lo cruzamos junto al rio Tuño (Miño)
Huérfanos de letras
Hoy he comprado el ABC.
No tenía grapas, esa ventaja cacareada por todos (incluso por los que nunca lo compraron). Me gustó leerlo, incluso su decimonónica Tercera página. No vi muchas esquelas en su páginas centrales, otrora llenas de ellas. Paradójicamente, quizá la falta de referencias a otros fallecidos no anuncia sino que su luz se apaga, que los tiempos modernos prefieren otras cabeceras, que la gente, en general ya no se gasta el euro en periódicos. Total, los dan gratis a la puerta del metro.
Llevo un par de días pasando delante de la redacción del diario ABC. La calle está llena de papeles, periódicos desparramados para tapizar el asfalto y llamar la atención del viandante. Hay pancartas sobre la cabeza de un grupo de trabajadores. Dicen que la editora ha anunciado un ERE para despedir a 200 empleados.
Como no es un lugar muy céntrico, se podría pensar que la manifestación no llama la atención a la gente, pero en realidad no es así. En un área empresarial es precisamente donde la desgracia de los que se quedan sin empleo retumba con más fuerza. Hoy estuve a punto de parar el coche y unirme a ellos. Realmente no sé si la empresa tiene mucha o poca razón al programar estos despidos, pero lo que sí es cierto es que las empresas no tienen alma que romper, ni hijos a los que ocultar la desazón, ni estómago que acallar, ni depresiones esperándoles en la puerta de la oficina de empleo. Los trabajadores sí tienen todo eso. Y por ello, cuando no sabemos a quién culpar, al menos sí hay que saber a quién ayudar.
Yo además, egoístamente, no quiero quedarme huérfano de letras, y en ABC están los periodistas que con más arte las juntan en este país. Quizá no esté de acuerdo con sus opiniones. Demasiado a menudo no lo estoy. Pero desde luego, para leer algo que recuerde tímidamente a nuestra lengua castellana, no hay mejor lugar que éste.
Mañana compraré ABC.
Hoy he comprado el ABC.
No tenía grapas, esa ventaja cacareada por todos (incluso por los que nunca lo compraron). Me gustó leerlo, incluso su decimonónica Tercera página. No vi muchas esquelas en su páginas centrales, otrora llenas de ellas. Paradójicamente, quizá la falta de referencias a otros fallecidos no anuncia sino que su luz se apaga, que los tiempos modernos prefieren otras cabeceras, que la gente, en general ya no se gasta el euro en periódicos. Total, los dan gratis a la puerta del metro.
Llevo un par de días pasando delante de la redacción del diario ABC. La calle está llena de papeles, periódicos desparramados para tapizar el asfalto y llamar la atención del viandante. Hay pancartas sobre la cabeza de un grupo de trabajadores. Dicen que la editora ha anunciado un ERE para despedir a 200 empleados.
Como no es un lugar muy céntrico, se podría pensar que la manifestación no llama la atención a la gente, pero en realidad no es así. En un área empresarial es precisamente donde la desgracia de los que se quedan sin empleo retumba con más fuerza. Hoy estuve a punto de parar el coche y unirme a ellos. Realmente no sé si la empresa tiene mucha o poca razón al programar estos despidos, pero lo que sí es cierto es que las empresas no tienen alma que romper, ni hijos a los que ocultar la desazón, ni estómago que acallar, ni depresiones esperándoles en la puerta de la oficina de empleo. Los trabajadores sí tienen todo eso. Y por ello, cuando no sabemos a quién culpar, al menos sí hay que saber a quién ayudar.
Yo además, egoístamente, no quiero quedarme huérfano de letras, y en ABC están los periodistas que con más arte las juntan en este país. Quizá no esté de acuerdo con sus opiniones. Demasiado a menudo no lo estoy. Pero desde luego, para leer algo que recuerde tímidamente a nuestra lengua castellana, no hay mejor lugar que éste.
Mañana compraré ABC.