"la Creedence"
a finales de los 60 apareció un grupo de rock que había de inspirar a toda una generación de músicos. Aparecieron en un escenario musical cambiante, donde los Beatles coexistían con Dylan y Joplin, y con la marea que llegaba de Woodstock .
a finales de los 60 apareció un grupo de rock que había de inspirar a toda una generación de músicos. Aparecieron en un escenario musical cambiante, donde los Beatles coexistían con Dylan y Joplin, y con la marea que llegaba de Woodstock .
Desde otro lado del Atlántico, un ciclón llamado Rolling Stones endurecía la competencia. No es de extrañar pues, que la Creedence Clearwater Revival tuviera dificultades para trascender y convertirse en leyenda. Los flequis, las barbotas y las camisas de cuadros no eran muy marketinianos que se digan ...
Por suerte para nosotros, la Creedence es uno de los grupos más versionados de la Historia del Rock, y sus canciones nos llegan en las voces de otros cantantes como Rod Stewart
e incluso Beyoncé, en la versión de la versión, homenajeando a Tina Turner que ha cantado Rowling on the River durante casi 40 años ...
UN POEMA DE byron espinoza
Cuando el viento se llena de cuchillos
y los huesos
se lamen desde afuera
las persianas de cada palabra
caen pesadamente
sobre la vulnerabilidad del oído.
Después vienen las historias
y el aumento del dolor
que
(sin conocer la verdad de su origen)
se adentra
hasta romper
todas las cercas.
Cuando el silencio aumenta su intensidad
(hasta conseguir
convertirse
en una voz distinta)
los huracanes encuentran
su nido a lo largo del cuerpo
y las eternidades de amor
se disuelven
con la sola intención de cerrar los ojos
y hacer a un lado
la posible continuidad de su futuro.
Después
los escombros vuelven a juntarse
para crear sombras
y reinar entre los bosques
donde la luz deja su sitio
a otras manos
y nuevos intentos de títere
las gobiernan.
Cuando el aire se llena de martillos
(definitivamente)
es absurdo respirarse.
UN POEMA DE OLGA OROZCO
AUNQUE SE BORREN TODOS NUESTROS RASTROS...
Aunque se borren todos nuestros rastros igual que las bujías en el amanecer
y no puedas recordar hacia atrás, como la Reina Blanca, déjame en el aire la sonrisa.
Tal vez seas ahora tan inmensa como todos mis muertos
y cubras con tu piel noche tras noche la desbordada noche del adiós:
un ojo en Achernar, el otro en Sirio,
las orejas pegadas al muro ensordecedor de otros planetas,
tu inabarcable cuerpo sumergido en su hirviente ablución, en su Jordán de estrellas.
Tal vez sea imposible mi cabeza, ni un vacío mi voz,
algo menos que harapos de un idioma irrisorio mis palabras.
Pero déjame en el aire la sonrisa:
la leve vibración que azogue un trozo de este cristal de ausencia,
la pequeña vigilia tatuada en llama viva en un rincón,
una tierna señal que horade una por una las hojas de este duro calendario de nieve.
Déjame tu sonrisa a manera de perpetua guardiana, Berenice.
Aunque se borren todos nuestros rastros igual que las bujías en el amanecer
y no puedas recordar hacia atrás, como la Reina Blanca, déjame en el aire la sonrisa.
Tal vez seas ahora tan inmensa como todos mis muertos
y cubras con tu piel noche tras noche la desbordada noche del adiós:
un ojo en Achernar, el otro en Sirio,
las orejas pegadas al muro ensordecedor de otros planetas,
tu inabarcable cuerpo sumergido en su hirviente ablución, en su Jordán de estrellas.
Tal vez sea imposible mi cabeza, ni un vacío mi voz,
algo menos que harapos de un idioma irrisorio mis palabras.
Pero déjame en el aire la sonrisa:
la leve vibración que azogue un trozo de este cristal de ausencia,
la pequeña vigilia tatuada en llama viva en un rincón,
una tierna señal que horade una por una las hojas de este duro calendario de nieve.
Déjame tu sonrisa a manera de perpetua guardiana, Berenice.