Un antibiótico de uso común aumenta el riesgo de muerte cardíaca

Pilar Quijada / Madrid
DÍA 20/08/2014

El mismo fármaco ya fue objeto de otra investigación el año pasado en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica
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El antibiótico claritromicina, ampliamente utilizado para tratar las infecciones bacterianas comunes, se asocia con un mayor riesgo de muertes de origen cardíaco, según un estudio publicado en el último número de la revista British Medical Journal, una publicación semanal de la Asociación Médica Británica.

Los autores aclaran que sus resultados requieren confirmación urgente, dado que a muchos millones de personas se les receta este fármaco cada año. Pero aclaran que el riesgo absoluto es pequeño (37 muertes por cada millón de personas que lo utilizan, según sus datos) y que la prescripción no se debe cambiar hasta que los resultados hayan sido confirmados en otro estudio independiente.

No es la primera vez que este antibiótico se asocia a problemas cardiacos. En marzo del año pasado otro estudio británico, publicado en la misma revista, encontraba una relación entre este fármaco ampliamente utilizado para el tratamiento de infecciones de las vías respiratorias inferiores, como la neumonía y las exacerbaciones agudas de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) - y un mayor riesgo de problemas de corazón.

En este caso se analizaron los datos de 1.343 pacientes ingresados en el hospital con exacerbaciones agudas de la EPOC y 1.631 pacientes ingresados con neumonía. Sus datos reflejaban que el 26% de los pacientes tratados con claritromicina durante las exacerbaciones agudas de la EPOC tuvieron al menos un evento cardiovascular durante el siguiente año, frente al 18% de los pacientes que no tomaron este fármaco.

También en esa ocasión los autores del trabajo matizaban que sus resultados requerían confirmación, aunque destacaban que se sumaban a un creciente cuerpo de evidencia que sugieren una posible relación entre los riesgos cardiovasculares a largo plazo y ciertos antibióticos, conocidos como macrólidos.

La claritromicina pertenece precisamente al grupo de los macrólidos, que prolongan la duración de la actividad eléctrica del músculo del corazón (intervalo QT) y por lo tanto se cree que aumentan el riesgo de anomalías del ritmo cardíaco potencialmente mortales. Con estos antecedentes, los perfiles de seguridad de los macrólidos necesitan ser estudiados de forma individual con mayor detalle para servir de guía en las decisiones de tratamiento clínico, advierten los investigadores.
Riesgo significativo

Por eso un equipo de investigadores en esta ocasión daneses decidió evaluar el riesgo de muerte cardiaca asociada con claritromicina y otros macrólidos como la roxitromicina, en comparación con la penicilina V, un antibiótico sin riesgo cardíaco conocido.

Con ayuda de bases de datos nacionales, identificaron más de 5 millones de tratamientos desde 1997 hasta 2011 entre los adultos daneses con edades comprendidas entre los 40 y 74 años (160.297 con claritromicina, 588.988 con roxitromicina y 4.355.309 con penicilina V). Las personas con enfermedades graves, que podían estar en alto riesgo de muerte, fueron excluidas del análisis.

Se registraron un total de 285 muertes cardiacas durante el uso continuo de los fármacos del estudio, 18 de los cuales ocurrieron durante el uso de claritromicina y 32 durante el uso de roxitromicina.

Después de ajustar por factores como la edad, sexo, riesgo cardíaco basal y el uso de otros medicamentos, el uso continuo de la claritromicina se asoció con un 76% más de riesgo de muerte cardiaca en comparación con el uso de la penicilina V. Sin embargo, no hubo aumento en el riesgo de muerte con claritromicina después de que el tratamiento terminara.

"Nuestro estudio amplía los que se sabe sobre la seguridad cardíaca de los macrólidos, y es el primer gran estudio observacional a gran escala que muestra un aumento significativo del riesgo cardíaco con claritromicina y la seguridad cardíaca relativa de la roxitromicina", destacan los investigadores.

Además hacen hincapié en que el aumento absoluto del riesgo es pequeño y la limitación, en su caso, en la prescripción se limitaría a pacientes concretos. Sin embargo, destacan, "la claritromicina es uno de los antibióticos más comúnmente utilizados en muchos países y se prescribe a muchos millones de personas cada año, por lo que el número total de muertes, potencialmente evitables, puede no ser insignificante."




Publicado en http://www.abc.es/salud/noticias/20140820/abci-antibiotico-comun-aumenta-riesgo-201408192139.html

Médicos ligados a tráfico de riñones hicieron 14 trasplantes

CUATRO DOCTORES Y UN COMERCIANTE ACUSADOS POR FISCALÍA SE EXPONEN A 16 AÑOS DE PRISIÓN

POR DAVID DELGADO C. / david.delgado@nacion.com - 
Actualizado el 20 de agosto de 2014
  • Ministerio Público tiene acusación lista y en setiembre pedirá que se abra un juicio
  • 20 testigos y cinco peritos judiciales serán citados a declarar en el debate
Cuatro médicos y un comerciante ligados a una red de tráfico de riñones, realizaron 14 trasplantes a personas extranjeras, principalmente israelíes. Los órganos provenían de costarricenses a quienes se les pagaba por la extracción.
ImagenFrancisco José Mora Palma, de 63 años, fue jefe de la sección de Nefrología del Hospital Rafael Ángel Calderón Guardia. Agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y la Fiscalía lo detuvieron el 18 de junio en este centro médico como sospechoso de liderar la red de tráfico de riñones. | ARCHIVO/OIJ
Así lo informó la Fiscalía Adjunta contra la Delincuencia Organizada este martes, al comunicar que la acusación de los cuatro imputados está lista y se encuentran notificando a las partes, incluida la Procuraduría General de la República. En setiembre, esa instancia solicitará a los tribunales que el caso sea elevado a juicio.

El domingo pasado, el diario The New York Times publicó un amplio reportaje sobre el tráfico de órganos en Israel y los vínculos con la organización tica.

Los cinco imputados son procesados por el delito de trata de personas con fines de extracción ilícita de órganos, por el que se exponen a penas de entre ocho y 16 años de cárcel. En el debate, participarán 20 testigos y cinco peritos del OIJ.

La red fue desarticulada en junio del 2013, cuando se detuvo al presunto líder, el médico Francisco José Mora Palma, de 63 años, quien era el jefe de la sección de Nefrología del Hospital Rafael Ángel Calderón Guardia.

La Fiscalía señaló que Mora se encargó de localizar extranjeros que requerían un trasplante de riñón y de identificar a personas de bajos recursos económicos para ofrecerles entre ¢3 millones y ¢10 millones a cambio de este órgano.

También, se le acusó por el delito de peculado, por usar las instalaciones y laboratorios clínicos del centro médico estatal para hacer trabajos relacionados con el delito.

En junio del 2013, también se detuvo en su casa, en Tirrases (Curridabat), a una supuesta reclutadora de donantes, una oficial de la Fuerza Pública, de apellido Cordero.

La Fiscalía comunicó que, el 6 de marzo del 2014, el Juzgado Penal de San José le concedió a Cordero, de 33 años, un criterio de oportunidad por colaborar con la justicia. Esto permite suspender la acción penal a cambio de que declare en contra del resto de acusados.

Cordero descontó únicamente cinco meses de prisión preventiva y fue puesta en libertad con medidas cautelares.
El resto. En octubre del 2013, la Policía desarticuló el resto de la banda al detener a un comerciante y tres médicos costarricenses que laboran en el Calderón Guardia.

El comerciante, de apellido Katsigiannis y de origen griego, es propietario de una pizzería ubicada cerca del centro médico.

Los otros doctores se apellidan Monge, de 57 años, Fonseca, de 48, y Massimiliano, de 41. Presuntamente, ellos habrían realizado extracciones e implantes de riñón en dos hospitales privados de San José.

En tanto, Katsigiannis, de 55 años, supuestamente reclutaba a los posibles donadores y les ofrecía dinero a cambio de que autorizaran la extracción de los órganos.

Todos los imputados se encuentran en libertad, pero deben firmar periódicamente y no pueden acercarse, molestar, amenazar ni coaccionar a ofendidos y testigos; tampoco pueden salir del país.

ImagenEn octubre del 2013, cayeron tres doctores de apellidos Monge (en la foto), Fonseca y Massimiliano. Presuntamente, ellos realizaron extracciones e implantes de riñón en dos hospitales privados de San José. | ARCHIVO/ALONSO TENORIO








Publicado en http://www.nacion.com/nacional/salud-publica/Medicos-ligados-trafico-hicieron-trasplantes_0_1434056614.html

Las esclavas sexuales del Japón



Incluso siendo católica, la coreana Lee Yong-su, que tiene 87 años, jamás perdonará a Japón por convertirla de niña en una esclava sexual de sus tropas durante la Segunda Guerra Mundial. «Es imposible que los perdone porque destrozaron mi vida», explica a ABC la anciana, que ayer se reunió con el Papa Francisco durante su última jornada en Seúl. Antes de marcharse de Corea del Sur, el Pontífice recordó la tragedia de las «mujeres del consuelo». Lee más

La diabetes de Carlos Sobera: "Así me curé"

La diabetes de Carlos Sobera
ASÍ ME CURÉ
coordinado por M.C. fotografía de Sergio Enríquez-Nistal producción de María José Cercós

  • ·         Tras notar que tenía más sed de lo normal, el presentador pidió unos análisis y le detectaron diabetes tipo 2.
  • ·         Cambió su dieta, venció su resistencia a hacer ejercicio y le recetaron una pastilla. “Ser diabético me ha supuesto ventajas”, dice. “Soy más disciplinado y estoy más ligero, pienso con más claridad, duermo mejor...”.
“Tengo diabetes tipo 2. Me diagnosticaron hace año y medio y, desde entonces, estoy perfectamente controlado y, salvo algunas restricciones, puedo hacer una vida plenamente normal. En el verano de 2011 empecé a notar que tenía mucha sed, que bebía bastante más de lo habitual. Lo achaqué al calor y a la humedad –estaba grabando entre Bilbao y Barcelona– y no le di más importancia. Me fui de vacaciones a Málaga y la sed continuaba; yo no me daba demasiada cuenta, eran los demás los que me decían: ‘¡Caray, qué sed tienes!’. En una comida me podía beber un litro de cocacola y quedarme tan pancho. Eso despertó una ligera, ligerísima alerta, pero nada más. 

A mi regreso de vacaciones, decidí hacerme un chequeo. Acababa de cumplir 51 años, mis amigos ya empezaban a hablar de la próstata, del colon… y me dije que tocaba hacerme unos análisis. Pensaba que, si la analítica no revelaba nada, no me metería en más fregados, porque les tengo cierto miedo a los médicos. Me hice los análisis en octubre y siempre recordaré que, estando grabando en Bilbao, el médico me llamó y me dijo: ‘Pásate por una farmacia y mírate el azúcar’. Me había salido una cifra muy alta y querían comprobar si era algo puntual o no. Me asusté mucho, paramos la grabación y me fui a hacer una analítica rápida, que reveló que tenía 303 de azúcar. El problema era real. 

Esa misma noche, al acabar de grabar, me fui a urgencias al hospital y fue entonces cuando me diagnosticaron diabetes tipo 2. Más allá de la sed yo no tenía otros síntomas. Los médicos me explicaron que esta enfermedad es peligrosa porque no da sintomatología, es silenciosa. Y las personas que no se revisan con cierta periodicidad pueden estar sufriéndola durante años sin saberlo, y enterarse cuando a lo mejor ya ha provocado daños en otros órganos, como la vista o el riñón, que son los problemas principales de quienes tienen una diabetes no controlada. 

Bien, tenía diabetes tipo 2. Había que tratar de averiguar las causas, si era una predisposición genética, si estaba provocada por mis hábitos dietéticos y de vida… En mi familia solo mi abuelo por línea paterna había tenido, ya a una edad avanzada, la enfermedad. En cambio, si tenemos que hablar de mis hábitos… Comía muy mal, muy desordenadamente. Con mucho pan, dulces, grasas… Eso, unido a mi propensión a engordar, me había provocado un sobrepeso que, sin ser excesivo, era poco saludable. En cuanto al ejercicio, aunque entre los 20 y los 40 años yo había jugado mucho al futbito, lo había dejado cuando empecé a trabajar a tope, viajando constantemente. Y nunca he sido amigo de los gimnasios, ni de la bicicleta estática, que me aburría mortalmente. 

Todo eso había que corregirlo. Desde el principio me tranquilizaron mucho, y me aclararon que la diabetes, como enfermedad crónica, ha cambiado en los últimos años. Eso sí, me obligaba a unos hábitos de vida lo más sanos posible: lo primero, una dieta para adelgazar los kilos que me sobraban y, una vez estuviera en mi peso, otra dieta equilibrada, y mantenida de por vida, prescindiendo de azúcares y alcohol –afortunadamente, nunca he sido bebedor–3, y con un consumo muy moderado de carbohidratos. También debía hacer ejercicio, tomar una pastilla al día de metformina, y revisarme anualmente la vista y el riñón. 

Lo primero que hice fue ir al nefrólogo y al oftalmólogo: ambos me dijeron que todo estaba bien. También me hice una analítica muy completa. Afortunadamente, no surgió ningún problema añadido. Y me puse en serio con la dieta: entre octubre y agosto, de forma paulatina, bajé esos 10 kilos que me sobraban. Lo más duro fue dejar de tomar dulces –me apasionan– y pan, ya que siempre he sido muy panero. Por último, tuve que vencer la resistencia psicológica al ejercicio y me compré una bicicleta estática y una plataforma vibratoria. También compré unas pesas, no de profesional, sino de esas de tres o cuatro kilos, porque parece que levantar peso ayuda mucho a quemar el azúcar. Cuando puedo, me doy paseos. Los días de trabajo fuerte, en los que llego a grabar cinco programas seguidos, estoy tan machacado que, cuando llego al hotel, lo último que quiero es hacer ejercicio; entiendo que son días en los que he andado tanto y he estado tanto tiempo de pie que he quemado todo el azúcar. 

Durante los primeros 10 meses, fui muy riguroso y todos los días me medía los niveles por la mañana, a media tarde y por la noche. Ahora solo me los mido dos o tres veces a la semana, y siempre tengo bien los valores. No he tenido grandes picos: ni subidones de azúcar ni, tampoco, las temidas hipoglucemias, que se dan a veces por ese esfuerzo en no tomar azúcares y que pueden provocar desmayos. De vez en cuando me he notado un poquito bajo, pero eso es algo que puedes resolver sin problemas tomando unas nueces o una pieza de fruta. 

Cuando me preguntan si me ha costado aceptar mi enfermedad, yo planteo que lo verdaderamente difícil es lidiar con un diagnóstico de una patología que te puede llevar en poco tiempo al otro barrio. Cuando te dicen que lo tuyo es una enfermedad crónica, ya te están abriendo una puerta a la esperanza: la cronicidad no es posible sin tiempo, y el tiempo es vida. Me fui empollando todo sobre la diabetes tipo 2 y comprendí que se puede vivir muchos años y con calidad de vida. He hablado con muchos médicos, tanto los que me han atendido como otros que son amigos míos, y todos me han dicho lo mismo: no hay más secreto que llevar una vida ordenada. Siendo moderado y llevando un control médico puedes, sin grandes sacrificios, tener una vida totalmente normal. 

Pero es que, además, ser diabético tipo 2 me ha supuesto algunas ventajas: yo solo era disciplinado en el trabajo, y ahora he introducido la disciplina en todos los órdenes de mi vida. Me encuentro mucho mejor física y mentalmente. Estoy más ligero, más fresco, pienso con más claridad, descanso y duermo mejor, en las grabaciones largas derrocho energía... Me encuentro francamente bien. 

Contar en antena que tenía diabetes tipo 2 no fue premeditado, sino algo espontáneo: surgió y lo dije, sin más. Me sorprendió que, a raíz de aquello, la Asociación de Diabéticos se pusiera en contacto conmigo y me dijeran que les había llamado la atención que lo declarase públicamente, parece que la pauta de conducta es la contraria, ocultar la enfermedad. Yo no quiero ser bandera de ningún movimiento, faltaría más, pero no tengo inconveniente en contarlo a quien lo quiera oír. Ni me enorgullece ni me avergüenza, pero decirlo está bien. Si mi testimonio pudiera ayudar a alguien… mejor que mejor.

Imagen: Carlos Sobera apadrina un cómic sobre la diabetes infantil creado por Diabalance




Publicado en el SUPLEMENTOS | MAGAZINE El Mundo 
Fecha: 14/07/2013 Páginas 26 y 27.

Quiero saber si hay alguna esperanza para los diabéticos tipo 1

LUNES, 18 DE AGOSTO DE 2014
Quiero saber si hay alguna esperanza para los diabéticos tipo 1

En el blog Mi diabetes y mi páncreas recibimos hace tiempo una pregunta que no llegué a contestar porque hablaba de esperanza. No tengo ni idea qué espera cada uno de la vida. Menos aún de la enfermedad que padece.


- "Hola soy diabético tipo 1 y quiero saber si hay alguna esperanza para los diabéticos tipo 1."

Hoy me he animado a contestarle. Tal vez porque al volver del pueblo de mis antepasados, con las pilas cargadas, lo vea todo de verde.

Para nosotros hay muchos avances a día de hoy. Salen nuevos tratamientos cada poco tiempo.

Ya está ahí (en Estados Unidos) la insulina inhalada. Es cuestión de tiempo que la aprueben en Europa.

Para un control sin errores, y no invasivo (que bien falta que nos hace, que acabamos hartitos de pinchazos en los dedos) están practicando con un nuevo medidor de glucemia que obtiene los resultados colgandotelo en el lobulillo de la oreja, sin pinchazos, ni nada. No te cura la diabetes, pero, ¡narices!, es menos dañino.

Y siguen investigando para obtener células productoras de insulina, las células beta, que a nosotros nos faltan. Los diabéticos Tipo 1 debutamos en esta enfermedad porque nuestro sistema inmune considera "enemigas" a nuestras propias células productoras de insulina (nuestras células beta que andan en el páncreas formando islotes). Nuestro propio sistema inmune termina zampándose a todas ellas. Por eso hoy se está investigando con células madre, por un lado, y con células obtenidas de la piel, por ejemplo, para transformarlas en esas células beta que necesitamos. Serían igualitas a las que perdimos. Eso significa que, desde el momento que nos inyectan un puñado de esas células en, por ejemplo, el hígado, empiezan a producir la insulina justa que necesitamos en función de lo que comemos, o el ejercicio que hacemos.

Un pinchazo con el bolo (que así lo llaman) de células productoras de insulina, y nos convertimos de golpe en insulinoindependientes: es decir, que dejamos de precisar insulina inyectada, inhalada, o de donde venga fuera de nuestro cuerpo. Nos transformamos en diabéticos que, gracias a un tratamiento de células beta, dejamos de precisar insulina. Como decimos aquí: ¡un puntazo!(Traducido: una maravilla).

No tendríamos que tomar inmunosupresores, como los tomo yo, que estoy trasplantada de un órgano completo. Los inmunosupresores son enormemente tóxicos, por decirlo de alguna forma. Tienen muchísimos efectos secundarios. Por eso solo se nos trasplanta cuando somos pacientes terminales. Solo cuando las opciones son o morirse, o trasplantarse. Con el trasplante de células beta conseguidas de esa manera te libras de esos "daños colaterales".

Por otro lado, se están haciendo muchos avances respecto a lo que llaman páncreas artificial. Hasta ahora hemos tenido bomba de infusión continua de insulina. Yo la he llevado, y me ha ido mejor que nunca. Pues si es bueno llevar bomba, imagina lo que es unir esa bomba a un sensor que te mide la glucemia un montón de veces a la hora. Medtronic fabrica uno interesante.

Lo último en esa unión es implantarte bajo la piel el dispositivo. Ahora mismo andan fabricando distintos cacharros a este fin. Y los hay que hasta se controlan a través del móvil.

Así que sí. Hay avances para nosotros. Y esos avances son nuestra esperanza.
Pero si queremos que nuestro Sistema Nacional de Salud, el nuestro en España, o el que sea, donde sea, nos financie estos tratamientos tan novedosos que son lo más parecido a una cura, o nos unimos y peleamos por ellos desde asociaciones, o echamos una lotería primitiva cada día con la ilusión de que nos toque, y podamos pagarlos.

En términos estadísticos, lo más fácil es conseguir estas historias desde asociaciones, y asociaciones unidas sin el control del politiqueo barato, es decir, entre grupos de pacientes con pacientes.

Creer en que nos toque la lotería, y que el lobo feroz y Caperucita Roja reviven cada vez que los leemos, es lo mismo. Pero allá cada cual con sus opciones de vida, o con sus posibilidades económicas.

Si eres de los diabéticos tipo 1 que, además de esperanza, tienen dinero, te felicito. Tu futuro será divino. El nuestro, humano. Y yo ando humanamente peleando con mis compañeros. Y ahí vamos avanzando, contándonos las cosas por teléfono, o desde blogs. Caminando al encuentro, ahora, de esas soluciones que marquen nuestro camino de baldosas verdes, no amarillas.

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Beatriz González Villegas.




Letra de La Vida te da: 

Amparanoia 

La vida te lleva por caminos que ni te imaginas 
A veces me sorprendo triste,
y qué haré yo con mi vida,
lo que debo hacer con lo que quiero, 
lo que quiero tener, con lo que tengo.

Vete tristeza, viene con pereza y no me deja pensar. 
Vete tristeza, tu no me interesas.
Esta sonando la rumba y me llama, me llama a bailar.

La vida te da presión, y no es de garrafa, no es de sifón. 
La vida te da preocupación. Deja la preocupa, pasa la acción. 

¿Que será de la preocupación?, ¿qué será? 
¿Que será de la preocupación?, ¿que será? 

A veces creo que no pasa nada, y algo afecta mi alma. 
Me siento mal conmigo misma; Me siento mal, no encuentro salida.

La vida te da presión, y no es de garrafa, no es de sifón. 
La vida te da preocupación. Deja la preocupa, pasa la acción. 
La vida te da presión, y no es de garrafa, no es de sifón. 
La vida te da preocupación; Deja la preocupa, pasa la acción.

¿Que será?  
Dale, dale, dale,... 
Tí tiriti rirí, ti tiriri, rirá! 


Deja la preocupa, pasa la acción:

Asociaciones españolas de diabéticos

Federación Andaluza de Asociaciones de Diabéticos.
Presidente: Paco Pérez Barroso.
https://www.facebook.com/francisco.perezbarroso?fref=ts

Asociación Asturiana de Diabéticos (ASDICO)Sede central:
C / La Marzaniella n º 43 Bis
33468 – Trasona-Corvera de Asturias.
Teléfonos : 985 576 659 Mv: 647 251 293/677 334 323
e-mails: covadonga@asdico.es; jose@asdico.es

Asociación de Diabéticos Principado de Asturias (ASDIPAS)
C/ Emilio Rodríguez Vigil, S/N, Planta 3 (Edificio Centro Comunitario de Sangre y Tejidos) 33006 Oviedo (Asturias) Tel.Tel.985 252 508 y 685 521 237
Delegación de Gijón: Hotel de Asociaciones Sociosanitarias, Avenida de Galicia, 62, Local 1, 33212 Gijón
info@asdipas.org

Aragón:

Adezaragoza
http://www.adezaragoza.org/
Sancho y Gil 8, 1º (Edif. Cruz Roja)
50001 ZARAGOZA
976.301.519
618 055 844

Asociación de Diabéticos ADETERUEL
Ctra. de Villaespesa, 57 M
44001 Teruel (Teruel)
Teléfono.: 978 607 593

Asociación Valenciana de Diabetes
http://www.avdiabetes.org/
Avda. Barón de Cárcer, 48 8º G Valencia 46001
Telf/Fax 963 481 588 info@avdiabetes.org

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