Transgénicos

Esta tarde he ido al hipermercado. Reinaba la calma, pues pasadas las fiestas navideñas y los excesos gastronómicos, la masa se concentraba hoy en la zona de juguetes. Como muestra un botón: la pescadería, provista de una de esas máquinas expendedoras de tickets de las que puedes sacar uno y volver tras media hora sin que se te haya pasado la vez, estaba vacía.


Tranquilo y con tiempo, me he dedicado a comparar precios, a ver la procedencia de los productos, e incluso he echado un vistazo a sus ingredientes. Y menos mal que habitualmente no lo hago porque creo que tendría que dejar de consumir la mitad de las cosas que como. Uff, vaya guarrerías que echan a mis platos favoritos.

Lo que más me ha llamado la atención ha sido que mirando un producto yankee importado (salsa barbacoa) he visto que incluía un ingrediente alterado genéticamente (sirope de maíz) ¿esto no está prohibido en la U.E.? Al menos así lo creía, y estoy tan sugestionado con esto de los "transgénicos" que he soltado la salsa de marras como si fuera radioactiva.

No sé, me da repelús comerme cosas raras. Ya sé que las sirenas y el minotauro ya eran una extraña mezcla de varios seres, y les tengo cariño y todo, pero de momento prefiero las mujeres con sus piernas y los toros con sus patas. Y, por supuesto, la salsa barbacoa con estabilizantes y conservantes conocidos, no con cochinadas transgénicas.