Cosas de la política ...

Vuelve el año y vuelven los diputados a sus escaños. Iba a decir, a trabajar a sus escaños, pero no he podido escribirlo, pues lo que realmente pienso es que van a dormir, a bromear, a patear y abuchear o a hacer los coros a su jefe de filas. Me suelo preguntar si ha cambiado mucho la cosa a lo largo de los siglos, pero una anécdota que descubrí hace poco me lleva a la conclusión de que mientras el humano ha evolucionado mucho en dos milenios, el político no lo ha hecho apenas.

Allá por el siglo I antes de Cristo vivió en Roma una mujer singular, Servilia. Fue hija, madre, hermana y amante de políticos. Debía ser bella, pero lo que hizo que muchos la desearan fue, sobre todo, su poder. El que se llevó el gato al agua fue Julio César, de quien fue amante muchos años. Tanta fue su influencia en este período de la historia que la mitad de las películas o libros sobre la muerte de César la sitúan avisando a su amante del complot para matarle. La otra mitad, sugieren que fue ella la mente que diseñó el crimen.


Servilia, encarnada por Lindsay Duncan en la serie televisiva "Roma"

A lo que iba, a la anécdota: se dice que, durante una importante reunión del Senado para juzgar la conspiración de Catilina, Julio César recibió una nota en su escaño. Mientras la leía fue descubierto por su mayor enemigo en aquél parlamento romano, Catón, quien creyó que la nota tenía algo que ver con la conspiración. Seguro de sí, César afirmó que el mensaje venía de su amante pero Catón no le creyó. Entonces, César le entregó la misiva para ser leída en público. ¡Cuál sería la sorpresa de su oponente cuando leyó una carta de amor cuya remitente era Servilia, su propia hermanastra!.

Lamentablemente, en esta ocasión la vida sí puso "a cada uno en su sitio" tal y como siempre dice mi amigo Jesús, y sólo unos pocos años más tarde el hijo de Servilia y ahijado de Julio César, capitaneó el grupo de asesinos que dio muerte al gran estadista, en las mismas puertas del Senado.

"Donde las dan, las toman", que dicen por estos lares castellanos.