Hoy mismo he empezado a trabajar con un futbolista profesional. Es increíble la facilidad que tienen los deportistas profesionales para aprender e imitar un patrón motor y, además, hacerlo de manera coordinada llegando a ejecutarlo con la destreza y maestría de un powerlifter en tan solo unos pocos intentos.
Nada más terminar la sesión he querido compartir esta impresión con mis amigos de twitter y me he encontrado con la sorpresa de que un gran número de futbolistas aficionados en busca de mejorar su rendimiento siguen rutinas clásicas de culturismo sin saber que -lejos de mejorar su rendimiento- acabarán disminuyéndolo.
Aquí entra el concepto de fuerza máxima y fuerza relativa. Por la primera entendemos el peso máximo que eres capaz de mover en un determinado movimiento sin tener en cuenta la velocidad o el peso del sujeto, mientras que por fuerza relativa se entiende la máxima fuerza que eres capaz de realizar por kilo de peso corporal. Esto, amigos míos, es lo que realmente debe importarle a un deportista que pretenda mejorar su rendimiento. De nada sirve la masa muscular o la fuerza máxima, sino la fuerza por kilo.
Pongamos un ejemplo. Llega a mi estudio un deportista donde el cambio de ritmo, la velocidad, o la explosividad sea determinante en su deporte. Si lo analizáis, ¿En qué deporte no lo es? Este deportista quiere ganar masa muscular porque considera, o le han dicho, que así mejorará su juego. Imaginad que gana un 10% de peso, gracias al incremento limpio de masa muscular, y un 5% de fuerza. ¿Creéis que su velocidad o explosividad aumentará o disminuirá? Claramente disminuirá. Dicho de otra manera, ¿Si quisieras ir a una carrera preferirías llevar un F1 o un autobús? Pues ambos sacan 1000 caballos de potencia. Como veis la fuerza máxima no es lo importante, sino la fuerza por kilo de peso.
En este sentido, resulta determinante elegir una metodología de trabajo que busque la máxima adaptación nerviosa (fuerza), con la estrictamente necesaria adaptación metabólica (masa muscular) o, por lo menos, que la primera supere a la segunda. Para conseguir esto resulta fundamental utilizar pesos con los que no podamos realizar más de 6-7 repeticiones, imprimir aceleración en la fase concéntrica del movimiento y nunca tirones para ganar potencia en todo el rango motor y, lo más importante, cambiar frecuentemente el rango de intensidad para evitar estancarnos. En este sentido yo no utilizaría un mismo rango de intensidad durante más de 3-4 entrenamientos pues es precisamente en este punto, al trabajar a altas intensidades, cuando la curva de progreso empieza a aplanarse.
Además de lo anteriormente comentado, no podemos perder de vista el resto de detalles que suelo comentar y que siguen siendo igual de importantes. Mantén en todo momento la técnica, incluyendo dentro de esta categoría tempo, aceleración, rango y plano de movimiento. En el momento en que ya no puedas garantizar alguno de estos cuatro elementos habrás superado el fallo técnico y deberás terminar la serie.
Por: Guillermo Alvarado