Las comidas de dieta han estado en el mercado desde la década de los 60’s. A partir de ahí la tasa de obesidad se ha disparado incluso cuando los fabricantes de alimentos desarrollan nuevos productos bajos en calorías.
Las personas que beben más refrescos diet tienden a ser más gordas que las que no las beben.
Los edulcorantes artificiales de estas bebidas interfieren con la capacidad del cerebro de predecir la cantidad de calorías contenidas en la comida y estimulan la obesidad.
Investigadores de la Universidad de California, en San Diego, mostraron que el problema era aún más severo en personas que beben regularmente estas sodas.
Escáneres cerebrales mostraron una disminución en la activación de una región del cerebro asociada con la ingesta de alimentos y la saciedad.
Los edulcorantes artificiales inhiben estos centros cerebrales, promoviendo así la obesidad. (Science News, 14 de Julio de 2012).