¡Está de regreso! Arnold Schwarzenegger, el ex-fisicoculturista convertido en estrella de acción (o más recientemente conocido como el “Governator”) está de vuelta en su primer estelar desde que tomó el puesto de gobernador de California en el 2003 y su reelección en el 2006.
Ahora protagoniza El útlimo desafío (The Last Stand) como el sheriff de un pequeño pueblo. Fuera de la pantalla, es igual de colorido que siempre.
Recomendación: Intenten leer esta entrevista con su pronunciado acento.
¿Crees que alguna vez llegues a un momento en el que quieras relajarte, sin necesariamente retirarte?
Desde chico me educaron a ser útil y trabajar y ayudar a los demás. Así que después de 6 horas de dormir, me despierto y me siento culpable de seguir en la cama. Tengo que levantarme a hacer cosas. Nunca soy más feliz que cuando estoy trabajando, cuando estoy siendo productivo. La palabra “retiro” nunca sería parte de mi vocabulario. Mi suegro trabajó hasta los 90 años para la Olimpiadas especiales y con el Cuerpo de Paz. Creo que el concepto del retiro está demasiado inflado.
¿Has pensado en dejar Hollywood y regresar a Austria a un vida más sencilla?
Estoy seguro de que esa idea me cruzó por la mente durante algunos segundos en algún momento. Amo mi vida aquí, pero al mismo tiempo soy muy feliz en Austria. En muchos lugares de Europa ha subido el estándar de vida, así que ya todos tienen una tele, tienen carros, transporte público, derechos… Todo eso no existía cuando yo era chico, así que todos querían venirse a Estados Unidos, donde estaba toda la acción, había mucho dinero, rascacielos, grandes puentes, carreteras y autos grandes. Yo también quería ser parte de este país ganador. Hoy muchos países europeos son ganadores también, excepto quizás aquellos que están en deuda. Pero incluso esos son lugares hermosos con grandiosos estilos de vida.
En la película dices que ya estás viejo, pero todas estas estrellas como tú, Stallone y Willis parecen incluso más populares ahora que nunca. Tienen fans jóvenes y viejos…
Cuando me alejé durante 7 años y entré al servicio público, mi miedo era que para cuando regresara, ya nadie me querría de regreso porque ya habría toda una nueva generación de actores de acción. Pero eso no sucedió y cuando hice mi cameo en Los indestructibles, el público reaccionó muy bien. Por eso me sentí más cómodo haciendo esta película, mi primer rol estelar, y poco a poco regresar al negocio. Batman, Iron-Man, Superman y Spider-Man están bien haciendo esas cosas en la pantalla que hace 20 años no podíamos hacer. Pero a la gente también le gusta ver cintas de acción más tradicionales, donde sienten que nosotros, los tipos de acción, estamos haciendo las cosas realmente –golpeando, cayéndonos. En esta película yo me aventé de un edificio. No hay nada hecho por computadora. Éramos dos cuerpos, yo y el otro tipo, cayendo del edificio. Uno siempre se lastima, siempre traes algo golpeado, los hombros, los codos, las rodillas… pero el dolor es temporal. Lo que queda en la pantalla es para siempre –ríe–.
Fui muy afortunado de haber hecho las de Los indestructibles. Me dio una probada sin tener que estar en set 3 meses y cargar la responsabilidad de todo el filme. Yo era uno de 8 o 9 actores y me trataron muy bien. Siempre fueron muy amables, especialmente Stallone, quien ha sido un amigo muy querido, que me apoya, incluso en mi carrera política, aunque en los primeros años nos peleábamos mucho y tratábamos de superar al otro. ¿Quién tenía los músculos más grandes y menos grasa corporal o mataba más gente o lo hacía de la forma más extraña o quién tenía las armas más grandes? En algún punto nos dimos cuenta de que eso no tenía sentido. Eso fue genial, el tenerlo como apoyo para regresar al negocio del cine. Luego la siguiente fue más grande y ahí voy escalando de nuevo.