Bien, pues parece que las administraciones locales entienden algo distinto, y cuando nos bombardean con la susodicha palabra, parecen referirse a acumular, recoger y transportar materiales sin importarles mucho el resultado final. En este proceso de "separación" previo al reciclaje, los ciudadanos se toman la molestia de tener unas cuantas bolsas de basura en casa y transportarlas al punto limpio. Después, tenemos que confiar en que el ayuntamiento de turno entrega los residuos a plantas adecuadas para generar un material nuevo.
Acerca de este punto, el que escribe ha oído rumores de fraude por parte de las contratas de basura, y mis sospechas aumentaron el día que el vigilante del punto limpio de Alcobendas me recriminó por hacer unas fotos al recinto. No me dio explicaciones al respecto. Últimamente, tras leer algunas noticias, veo que ser un fan del reciclaje es un acto de fe.
En fin, sí al reciclaje y no a las milongas. Dibujitos como el de abajo están bien, pero si nos dan cifras y vemos resultados, pues mucho mejor.
La mayoría de la gente nos hemos creído que reciclar es bueno, pero queremos ver un beneficio tangible. No digo ya que nos paguen por reciclar (lo habitual en algunos países) pero sí que al menos nos informen del resultado de nuestro esfuerzo. Y por supuesto, si este esfuerzo revierte en beneficio para el municipio donde vivimos, que se note en una reducción de impuestos y no en un incremento.
Por comparar, al menos en España vamos algo más avanzados que en Inglaterra.
Londres, aparte de ser bastante cochina, carece de un número aceptable de papeleras lo cual incrementa el número de barrenderos necesarios para recoger tanta lata de refrescos y envase de comida. Los barrenderos echan todo al mismo cubo, al igual que el común de los mortales pues, al menos donde vivo, no hay recogida selectiva de basuras (ni papel, ni plásticos, ni vidrio). Lo que no sé es si luego separan algo en el vertedero.